Crisis hospitalaria: momento de decisiones

Viernes, 09/09/2016

Carlos Nogueira, director para Latinoamérica de InterSystems

El colapso de los hospitales San José y San Juan de Dios revelan una de las crisis que vive actualmente la red de salud pública. Esto se complementa al cambio demográfico de Chile donde constatamos un envejecimiento de la población que convive con enfermedades crónicas y complejas y cuya condición, en períodos de mala calidad del aire y menor ventilación, empeoran.

Este caso no sólo es en las salas de urgencias, sino que en consulta o para alguna intervención quirúrgica. Según el último informe de lista de esperas de enfermedades no GES (Garantías Explícitas en Salud) de la Subsecretaría de Redes Asistenciales de 2016, 444 días sería el promedio que una persona debe esperar para una consulta de alguna especialidad a nivel nacional.

Así como actualmente vivimos el debate del diseño e incorporación de tecnologías en el transporte o el turismo, hay otras creadas para beneficiar el sistema y desempeño de la salud pública. Paulatinamente, Chile las ha implementado, agilizando la sistematización de datos de los pacientes y mejorando la atención en urgencias y consultas. Es paradójico que existiendo estos avances, el debate en un tema tan trascendental aún no se instale y sea enfocado a la toma de decisiones.

No obstante, tenemos casos ejemplificadores. Hoy el Hospital de Guillermo Grant Benavente de Concepción y el Hospital Las Higueras de Talcahuano han logrado una interoperabilidad de la información de pacientes adoptando sistemas como TrakCare y HealthShare, softwares que beneficiaron la estandarización de fichas médicas con grandes resultados en la disminución en el tiempo de espera de los pacientes.

Es momento que la contribución que pretende efectuar el Estado por medio del proyecto Sidra 2.0, vaya de la mano con el fortalecimiento y modernización de la red asistencial. Sólo así se podrá entregar un servicio de calidad, accesible y acorde a las tecnologías de hoy. De lo contrario, los sistemas quedarán obsoletos y difícilmente se podrá contar con un registro clínico electrónico en el total de los establecimientos a 2020, como lo establece la Agenda Digital impulsada por el gobierno.

Esto se suma al reciente anuncio del Minsal, que redujo un 40% la inversión hospitalaria a 2018, lo que implicó una disminución en el número de camas de 2.497 a 1.735. Un desafío país, tanto para las autoridades como para los especialistas, donde se deben tomar decisiones en un contexto poco augurioso, pero que son necesarias para prevenir y anticiparse a los colapsos hospitalarios que impactan directamente en la salud de los pacientes.

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