Chile: Las historias detrás del trabajo de médicos voluntarios en los incendios

Lunes, 13/02/2017

La Brigada Médica Henry Reeve ELAM Chile se apostó con 36 voluntarios en las distintas zonas afectadas por las llamas.

La Nación. Los incendios forestales que azotaron a varias regiones de Chile, y que dejaron miles de damnificados y 11 fallecidos, sacaron a relucir la cara más solidaria de los chilenos y extranjeros en una de las emergencias más grandes de la historia.

Voluntarios de todas las áreas y de distintos países arribaron desinteresadamente a las zonas afectadas para apoyar con distintas labores, desde combate contra las llamas hasta ayuda médica. Y dentro de ese grupo destacó el trabajo de la Brigada Henry Reeve ELAM Chile.

La Brigada Médica Henry Reeve ELAM Chile se organizó como un grupo de apoyo ante desastres naturales para el 27-F, donde junto a la brigada médica cubana brindaron atención a los afectados.  Desde ahí a la fecha “hemos estado en los diferentes desastres que han afectado al territorio nacional de forma voluntaria y autofinanciada”, señalan desde la brigada.

Agregan que “un total de 36 médicos voluntarios de nuestra brigada se han desplegado en terreno hasta el momento en la tragedia de los incendios, realizando más de 700 atenciones médicas en la zona del desastre a damnificados, bomberos y voluntarios”.

Los médicos pertenecientes a la brigada se desplegaron por los distintos sectores arrasados por el fuego durante los días de la emergencia, poniendo a disposición todos sus conocimientos sobre salud.

“Desarrollamos apoyo en terreno a los afectados, a bomberos y a personal de Conaf. Además tuvimos que hacer contención emocional, porque según las mismas palabras de la gente, ‘vieron pasar sus vidas por delante’”, cuenta a La Nación el doctor Humberto Berríos.

Cauquenes fue el sector en el que el profesional de la salud apoyó durante los días más duros de la tragedia. En esa localidad, y atendiendo principalmente a bomberos, “vimos muchas lesiones por quemaduras por fricción debido a que los voluntarios nunca habían ocupado tanto el traje como en esos momentos”, explica.

En ese sentido agrega que “también vimos algunas intoxicaciones por el humo y problemas oculares por el humo”.

Para Berríos, una de las cosas más impactantes que vivieron como brigada fue empatizar con las personas que resultaron afectadas por las llamas. Y es que “fue bastante fuerte ver que la gente que tiene poco debido a estos incendios lo pierda todo. Más allá de la profesión como tal, es chocante encontrarse con esto”, reconoce.

La solidaridad del chileno en todo su esplendor

El doctor Raúl de León, de El Salvador,  llegó a Chile hace dos años y medio y recién desde enero que se instaló en Concepción. Llevaba poco tiempo instalado en la región del Biobío cuando tuvo que vivir en primera persona una de las tragedias más imponentes de los últimos años.

“Cuando comenzó todo tomamos la decisión de organizar la brigada para hacer el trabajo directamente en esta región”, afirma.

Y los habitantes de la región del Biobío agradecieron “de corazón” todo el respaldo entregado por la brigada. “El sólo hecho de llegar ahí con atención médica, aunque no haya un herido de gravedad, las personas sienten que están recibiendo un tipo de ayuda y que es diferente a la habitual”, manifiesta.

Por eso es que “el recibimiento fue formidable. De hecho no solo en la población, sino en los mismos voluntarios de bomberos que están afectados por la insolación y golpes de calor. Las personas están muy agradecidas con la brigada”.

El doctor también reconoce que “el trabajo siempre es agotador, pero maravilloso (…) Es enriquecedor encontrarte con todas estas personas que están dispuestas a ayudar sin remuneración económica, sino que sólo con por la voluntad de ayudar”.

Otro punto que destaca el profesional de la salud, mirado desde la perspectiva del extranjero, es la solidaridad del chileno. “Fue increíble la cantidad de personas que partió como voluntarios. Era increíble que un grupo de jóvenes se organizara por Facebook para ir a tirarse al fuego, era decir ‘tomo mi pala y voy a ayudar’”, dice.

“La cantidad de gente que pasaba dejando alimentos, o simplemente muestras de apoyo, era impresionante. Nada que decir del pueblo chileno en cuanto a solidaridad en todas partes, en todos los lugares que se vieron afectados”, sentencia.

Los aprendizajes de la brigada

La médico anestesióloga y encargada nacional de la brigada, María Elisa Chávez, también entrega su visión de la emergencia desde una arista más global.

"Es sin duda una experiencia en plano personal, emocional y profesional maravillosa, sobre todo cuando frente a una tragedia de estas características donde hay miles de personas movilizadas para ayudar a nuestros compatriotas de forma voluntaria y totalmente desinteresada. Es reconfortante la sensación de poder aportar con ellos, aunque sea muy poco en comparación con las necesidades actuales y futuras de los damnificados, ya que muchas veces las personas quedan abandonas a la suerte de cada uno. Pero bueno. Nosotros somos un batallón de médicos que se pone el overol y los bototos y sale a terreno para cumplir con la labor en salud", recalca.

Sobre los aprendizajes que sacan de la tragedia a nivel de brigada, la profesional explica que "cada vez tenemos más capacidad de respuesta y quizás más organización para afrontar este tipo de situaciones. A nivel ministerial ya nos conocen, hemos logrado con los años establecer un trabajo coordinado, y creando redes con otras organizaciones que actúan en desastres, incluso con profesionales de la salud no médicos que se nos acercan para colaborar en los desastres unidos a nuestra brigada, y eso habla de que cada vez estamos haciendo mejor las cosas. Y eso es bueno para nuestro pueblo".

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