El reumatólogo colombiano que anhela hallar la cura contra el lupus

Miércoles, 11/05/2016

Renato Guzmán hace una década descubrió el tratamiento biológico, la terapia más efectiva para combatir la enfermedad.

Laura Dulce Romero, El Espectador. De ella no revelaremos su nombre, ni su edad. Solo diremos que era joven cuando recibió la noticia de que padecía la enfermedad del lupus. Esta historia ocurrió hace más de 20 años. En ese entonces, ella estudiaba medicina y la ciencia veía esta patología como extraña. Aunque sabía que sus compañeros y profesores podían ayudarla, se dejó atrapar por la angustia, esa sensación agobiante que la obligó a saltar del octavo piso del Hospital Militar de Bogotá. Lanzarse la hizo libre de este suplicio sin cura.

Pero ella es solo un apartado de esta historia. El verdadero protagonista se llama Renato Guzmán, el profesor de la joven. En ese momento pisaba los treinta. El episodio lo conmovió tanto que se convirtió casi en una obsesión encontrar la cura para esta enfermedad, que para la década de los noventa, como un tren sin frenos, mataba a todo aquel que se le atravesaba. Continúo su camino con este impulso y terminó su especialización de medicina. Luego realizó otra en inmunología y reumatología en la Universidad Nacional.

Este barranquillero, años después, dio el primer paso para lo que sería el alivio de muchos: la terapia biológica. En la celebración el Día Mundial del lupus, nos cuenta que sigue investigando para hallar su causa. Lastimosamente, es enfático en que aún falta mucho tiempo para hablar de cura y que hasta ahora se sabe que el problema está atado al “fondo genético” de cada persona, que le desarrolla la enfermedad y le genera todos estos desórdenes inmunológicos.
La respuesta y las comprobaciones aún parecen estar lejos, pero el trabajo continúa sin pausa, aunque sin prisa. Guzmán no se desanima y asegura que mientras tengan el nombre de la sustancia que la produce, ahondará más en cómo mejorar los tratamientos enfocados en detenerlas, para así mejorar la calidad de vida de quienes padecen de lupus.

Una historia para recordar

“El lupus es una enfermedad autoinmune crónica que es producida por el mismo cuerpo. Esta genera unas proteínas que se llaman anticuerpos, que afectan los diferentes sistemas de nuestro organismo. El lupus produce mucha morbilidad y mortalidad si no se diagnostica a tiempo. Es más común en mujeres jóvenes, porque está muy ligado a un tema hormonal: 9 de cada 10 casos son mujeres”. Estas son las palabras del doctor Guzmán.

Se calcula que esta enfermedad la padece el 0.5% de la población mundial. Hasta hace una década se consideraba una enfermedad extraña y peculiar, pero Guzmán explica que se ubicaba en esta categoría por desconocimiento sobre el tema, no obstante, todo eso ha cambiado, pues, los doctores la tienen más presente, se trata a tiempo y de una forma más adecuada.

El lupus genera un desorden inflamatorio que daña diferentes tejidos. Las más afectadas son las articulaciones. También produce alteraciones en la piel, provocando unas manchas en forma de alas de mariposa en la cara. Aparecen, usualmente, cuando los pacientes se exponen al sol. Y a eso hay que sumarle que causan daños renales.

Antiguamente, moría el 90% de los pacientes con lupus, en un período de cinco años. Hoy, la tasa de mortalidad es de un 10%, en 10 años. El abismal cambio se debió, en gran parte, a una investigación publicada en la reconocida revista The Lancet, que lideró Guzmán y que por estos días goza del reconocimiento de la medicina mundial. Este barranquillero siente que de alguna forma le cumplió a la joven estudiante que se lanzó del hospital, pues la respuesta ha sido impresionante y ha mejorado la calidad de vida de quienes padecen de la enfermedad: hay un salvavidas en medio del océano.

¿Cómo se trata esta patología? Hace dos décadas, los médicos solventaban el problema con medicamentos antiinflamatorios a base de cortisona. Sin embargo, la comunidad médica se dio cuenta de que estos tratamientos eran altamente tóxicos y producían secuelas que no garantizaban una buena condición de vida a los pacientes a largo plazo.

En 2004, Guzmán presentó ante el Congreso Mundial de Lupus, en Nueva York, unos trabajos que luego todos conocerían como “la terapia biológica”, que consiste en utilizar unos productos que no son químicos, sino de líneas celulares que tratan directamente las sustancias que generan la enfermedad. En esa época, se utilizaba el Rituximab, un medicamento que aún se usa para el cáncer y que frena una célula conocida como el linfocito B, que parece ser la que genera los anticuerpos. “Nosotros lo usábamos con otros investigadores en Europa y Estados Unidos, pero liderándolo desde Colombia. En el 2005, se hizo el congreso europeo y presentamos el seguimiento a largo plazo y fue la noticia del momento. Recibimos el premio internacional de investigación de lupus”, cuenta el reumatólogo.

Después, en 2008, con otros grupos de investigadores de todo el mundo, participó en un estudio que ensayaba otro tipo de tratamiento biológico con una molécula llamada Belimumab, que trabaja bloqueando esa misma célula. Esa unión de médicos fue conocida como Bliss-52 y contó con 90 centros en 30 países. Por supuesto, su impacto fue mayor, gracias a que trataron más de 800 pacientes y se construyó un protocolo de investigación más serio. En 2011, los resultados fueron publicados en la revista The Lancet, que para esa edición dedicó su editorial a este estudio.

Fue tal su impacto que la Administración de Comidas y Drogas de EE.UU. (FDA) aprobó la nueva molécula que dio inicio a la terapia biológica. “Lo importante es que dentro de los tres grupos de investigación esta nuestro grupo en Colombia. Ese ha sido un hito en el avance y tratamiento de la enfermedad. Hoy el medicamento está aprobado y llevamos cinco años. Todos los campos de investigación se guían por esta metodología”, explica Guzmán.

Después de este descubrimiento, todos los médicos siguieron trabajando, ya que aún falta mucha tela por cortar. En el caso del grupo de Guzmán, ubicado en Bogotá, se indaga en el mejoramiento de los resultados de la terapia biológica: “Estamos intentado clasificar los mejores pacientes para este tipo de tratamiento y se están trabajando con nuevas vías, tratando de bloquear el sistema inmune. En curso tenemos cuatro protocolos de investigación que van corriendo para mirar si conseguimos mejores cosas”.

Hoy una de las mayores complicaciones del lupus es la consecuencia cardiovascular. Parece que el fenómeno de inflamación de los tejidos y los órganos hace que las personas que lo padecen se mueran de problemas del corazón. Esta complicación se conoce como aterogénesis acelerada. Los investigadores colombianos, dentro de los que se encuentran médicos generales, reumatólogos, internistas, nefrólogos, entre otros, buscan disminuir la mortalidad a través de la paliación del problema inflamatorio. El riesgo de estos pacientes, explica Guzmán, es cinco veces mayor a la de la población que no sufre de esta patología.

Los obstáculos para vencer la enfermedad

Aunque hasta ahora la ciencia colombiana sigue avanzando en la pelea contra el lupus, hay algunos inconvenientes que aparecen en medio de la investigación. El primero de ellos es que, como no es una enfermedad endémica, no tiene tanto apoyo estatal. Aún se percibe como una enfermedad atípica y los recursos son muy limitados.

Para rematar, expresa el médico, la tecnología para tratar el lupus es de punta y demasiado costosa: “Se utiliza una tecnología que se llama DNA recombinante o técnica de biología molecular, cuyo desarrollo cuesta mucho dinero y que en países como estos es imposible apoyar. Nuestros trabajos tienen apoyo extranjeros de países fuertes económicamente, como Inglaterra y Estados Unidos”.

Aunque en los últimos años el país ha hablado más de la enfermedad, gracias al apoyo de organizaciones como la Asociación Colombiana de Reumatología, aún faltan avances en el tema de los tratamientos. A Guzmán le duele pensar que a pesar de que en 2013 se aprobó el medicamento por la FDA, solo hasta el año pasado el Invima autorizó su entrada a nuestro territorio, aun cuando la experiencia más grande la tiene el grupo colombiano.

El reumatólogo tiene claro que todavía no se ha ganado la batalla contra el lupus, pero está seguro de que el panorama es diferente. En la actualidad se conoce más la enfermedad y los médicos la tienen mucho más presente a la hora de diagnosticar. Desafortunadamente, los grupos de investigación están muy lejos de hablar de cura, pues aún no saben qué la causa. Al final de la conversación, Guzmán baja el volumen de su voz y, entre avergonzado y preocupado, aclara que es un tema bastante complejo que demandará varios años.

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