Los ojos sí hablan, pero con el blanco.

Viernes, 21/10/2016

Los seres humanos somos los únicos animales con un área clara grande en el globo ocular. ¿Significa algo? Los jugadores de póquer, las modelos, junto con los policías y militares que usan anteojos oscuros en plena noche, tienen la respuesta.

Gillian Aeria / University of Melbourne / Cluster Salud. Cualquiera sabe que las cosas se están poniendo serias cuando un jugador de póquer desliza sus anteojos oscuros sobre sus ojos para no entregar pistas que puedan revelar el juego.

Pero, si estuviera jugando con un gorila o un perro (como en esos cuadros baratos que antes colgaban por todas partes), los animales no necesitarían imitarlo: sus miradas son mucho más difíciles de leer. ¿Por qué?  No se puede ver el blanco de sus ojos.

Sucede que los seres humanos son los únicos animales con blanco en los ojos obviamente visibles, lo que hace a nuestros iris mucho más prominentes y, por lo tanto, fáciles de leer. Podemos decir fácilmente cuando alguien está escrutando en entorno y, a menudo, lo que alguien está pensando.

En cambio, en el resto de los animales el blanco del ojo, conocido como la esclerótica, no es de color blanco en absoluto. Se trata de una zona pigmentada, por lo que el iris difícil de distinguir. Y en los casos en que los animales que sí tienen la esclerótica blanca, ésta rara vez es visible.

¿Conclusión? Como los seres humanos no tienen esclerótica pigmentada, ello que sugiere que tener iris visibles que contrasten con el resto de la cara podría ser importante, porque, para nosotros, los ojos no son sólo para ver, sino para la comunicarse.

“(El resto de) los primates tienen esclerótica pigmentada, así que no hay casi ninguna diferencia entre el iris y la cara que rodea los ojos, y aunque los perros sí tienen la esclerótica blanca, ella no es visible la mayor parte del tiempo”, dice el biólogo evolutivo de la Universidad de Melbourne, profesor de la Escuela de Biociencias, Mark Elgar.

La esclerótica en sí misma “dice” cosas de nosotros. Que se ponga rojo o rosa puede asociarse con problemas de salud, mientras que una coloración amarilla puede ser un signo de ictericia o vejez, explica Elgar. “Esto es pequeña fuente de consuelo para aquellos que desean ocultar tales atributos”

Iris visibles (por contraste con el blanco) también pueden mostrar lo que alguien está mirando. Esto es útil porque es más probable que lo que llama la atención de alguien podría ser de interés para nosotros también. Ser capaz de inferir que alguien podría haber notado algo que nosotros no o, simplemente, entender que otros pueden tener una perspectiva diferente de nosotros se conoce como “teoría de la mente”.

Literalmente, darse cuenta de que el otro tiene una mente diferente a la nuestra y “ve” las cosas distintas, desde otro “punto de vista”. Parece obvio, pero no lo es.

De hecho, esta capacidad de comprender la perspectiva del otro no se ve a menudo en los animales, pero eso no quiere decir que no existe. Ciertas especies como los chimpancés (y, otras vez, los perros) tienen mejores capacidades al respecto  que otros animales, pero en comparación con los seres humanos es todavía muy limitada.

Nick Haslam, Jefe de Ciencias Psicológicas de la Universidad de Melbourne, dice que –en cambio–la mayoría de los seres humanos son capaces de hacer esto sin esfuerzo. Entre los que no son tan buenos en este tema de “meterse” en la mente del otro se encuentran las personas con algún tipo de autismo.

Y un dato curioso de los autistas podría ser revelador al respecto. El profesor Haslam dice que los niños con autismo no están tan interesados en los juguetes de peluche con el blanco de los ojos visibles cuando se los compara con otros niños y adultos. “No es sorprendente que tal vez las personas que son menos expertas en la percepción social y son menos atentas frente a la mirada de otras personas no les importen mucho los blancos en los ojos”, dice.

La verdad es que “siempre estamos en modo 'lectura de mentes', buscando desentrañar lo que otros piensan, y utilizándolo como base para interactúar con ellos, ya se trate de cooperar a través de un entendimiento compartido o para competir mediante la manipulación o el engaño”.

La capacidad para estafar o hacer tontos a los demás depende de tener una teoría de la mente, dice Haslam. Es por ello que, en algunas situaciones, pueda ser preferible no compartir el mismo estado mental. No sólo para evitar ser engañado. Puede ser a la inversa: tal vez uno nota algo que los demás no y quiere que siga siendo así, para evitar la competencia innecesaria.

Es en esta lógica que los jugadores de póquer deliberadamente tratan de manipular el estado mental de sus oponentes en beneficio propio. En un nivel simple, evitando la mirada o fingiendo interés en algo (que no es realmente interesante)  pueden ser posibles estrategias para lograr el engaño.

La otra cara de engañar a alguien con la mirada es que también podemos usar los ojos para leer sus estados emocionales. Tener iris prominentes a veces ayuda a amplificar algunas expresiones emocionales para que sean más fáciles detectar dice el profesor Haslam. Puede ayudar a medir cuán sincero es alguien o no. Aquí es donde los anteojos de sol en el póquer (o en una disco o fiesta nocturna) vienen a cuento. Con ellas puestas se desabilita parcialmente el envío y la recepción de las señales sociales, explica Haslam.

Hasta la fecha, no ha habido muchos estudios sobre los beneficios para el emisor de señales en revelar lo que está pensando, pero el profesor Haslam cree que “es plausible que tener esclerótica visible ayude con el envío, así como con la recepción, de los mensajes sociales, lo que le sirve a la gente para coordinar actividades comunes al  hacer sus intenciones íntimas y sus relaciones conocidas".  No parece raro, entonces, la afición de policías y militares en gobiernos dictatoriales o autocráticos a usar anteojos oscuros: como a los jugadores de póker, no les interesa la empatía sino la ventaja de “leer” a los demás sin ser “leídos”.

Ahora, que la evolución haya “premiado” el desarrollo de la parte blanca de los ojos podría mostrar que somos una especie que, básicamente, se basa en cooperar. “Tal vez los humanos evolucionaron esclerótica visible porque nuestra teoría mucho más desarrollada de la mente hace que la transferencia de información y la lectura de dirección de la mirada de los demás y las expresiones emocionales asociadas, son  mucho más importante para nuestra inteligencia social”, que para el resto de los animales. Vista bajo esta lógica, la expresión “ser el blanco de todas las miradas” significa mucho más de lo que pensábamos.

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