Las paradojas del caso Teva-Rimsa

Jueves, 30/03/2017
Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Maribel R. Coronel

En la disputa de Teva contra los exdueños de Rimsa hay una disparidad directamente inversa entre lo que acusa Teva y lo que dice la autoridad sanitaria mexicana.

Esa es una paradoja. Y, de acuerdo con lo que pudimos enterarnos, este elemento es pilar importante de la defensa del equipo de abogados de los hermanos Espinosa en Nueva York.

Otra paradoja es que la farmacéutica Teva es la dueña absoluta de la empresa mexicana Rimsa desde marzo del 2016, es decir, desde hace un año, y está cuestionando la calidad de sus propios productos.

En la industria farmacéutica mundial, Teva es la reina de las compras. Y la adquisición de la empresa mexicana fue una de las decenas de adquisiciones que Teva viene haciendo desde hace años. Siendo la principal productora de medicamentos genéricos en todo el planeta ha comprado infinidad de empresas. Viene comprando al menos tres compañías cada año.

En término de monto, si bien fue un gran precio para una compañía mexicana y también en términos de la inversión extranjera hacia México, para Rimsa no fue gran cosa. No le significó, por ejemplo, ni una décima del monto que le implicó la compra de Allergan por US$ 40.500 millones. Sin embargo, la compra de la empresa mexicana de genéricos sí le ha generado ruido e incomodidad. Desde un principio, se cuestionó el monto de US$ 2.300 millones pagados por Rimsa, no por otra cosa sino porque ello implicó un nivel de precio 23 veces Ebitda (23 veces las ganancias anuales de la empresa antes de impuestos y deducibilidad de gastos financieros).

Luego de seis meses de haber pagado esos US$ 2.300 millones, Teva acusó de fraude a los hermanos Espinosa. Y esa acusación se basa en que los Espinosa estuvieron engañando sistemáticamente a la autoridad sanitaria para que autorizara los registros sanitarios. No sólo unos cuantos, sino prácticamente los más de 140 registros que Cofepris entregó a Rimsa como compañía productora de medicamentos con operaciones en México.

Por ende, conforme la posición de Teva, dichos registros no son válidos. En eso basa la compañía de origen israelí su acusación ante los tribunales de Nueva York contra los hermanos Espinosa, en que los registros de Rimsa son falsos.

Sin embargo, y aquí otra paradoja, es que la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios, que encabeza Julio Sánchez y Tepoz, dice que son totalmente válidos. Y cómo no; de lo contrario pondría en duda sus propias autorizaciones.

Aunque como regulador sanitario ha dicho que no tiene nada que ver con el conflicto entre empresas, en los hechos Cofepris sí ha manifestado que Rimsa siempre ha producido fármacos seguros y eficaces y así lo indican los reportes de farmacovigilancia y lo ratificó con análisis que mandó a hacer expresamente. En palabras francas, el regulador sanitario ha revalidado la calidad, seguridad y eficacia de sus propias autorizaciones.

Si inspeccionó la planta de Rimsa, dice, no fue por la denuncia de Teva, sino por rutina conforme lo indica la Organización Panamericana de la Salud (OPS), cuando hay cambio de administración en una empresa.

Entonces, si la autoridad sanitaria dice que no hay mayor problema con los registros otorgados a Rimsa, ¿en qué se sustenta la demanda de Teva ante los jueces neoyorquinos? ¿Los jueces qué autoridad tienen para hablar de la validez de los registros de Rimsa? A menos que puedan pedir una segunda opinión, pero ¿quién estaría más autorizado que la misma Organización Mundial de la Salud a la cual pertenece la OPS?.

Una última: Teva prácticamente ya tiene luz verde para normalizar la venta de fármacos marca Rimsa. ¿Va a ir en contra de ello aunque acabaría con su argumento legal?

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