Protectores solares más eficientes y duraderos inspirados en algas marinas

Jueves, 20/04/2017
La moléculas de estos organismos tienen una alta capacidad fotoprotectora y aportan más estabilidad que las incluidas en las cremas solares comerciales conocidas.
SINC

Investigadores del departamento de Medicina y Dermatología de la Universidad de Málaga y del departamento de Fotoquímica de la Universidad de La Rioja han desarrollado compuestos que aportan una mayor estabilidad y duración a los protectores solares. Estas nuevas moléculas creadas en el laboratorio están inspiradas en sustancias que producen ciertos hongos y algas de manera natural.

Este estudio ofrece nuevas formulaciones con mayores garantías frente al sol. Los investigadores han confirmado la ausencia de respuesta alérgica ante este compuesto y una mayor duración de su efecto fotoquímico que evitaría tener que aplicar la protección varias veces durante la exposición al sol.

También contribuye a una mayor eficacia en la absorción de los rayos ultravioleta, lo que incide en una mejor protección ante distintas dolencias. Además, es más biodegradable que otros componentes químicos tradicionalmente utilizados, lo que contribuye a una menor contaminación del agua con su uso.

En el artículo publicado en la revista Angewandte Chemie International Edition han demostrado la posibilidad de incluir en las cremas de protección solar estas moléculas basadas en los llamados aminoácidos tipo micosporinas naturales, que contienen de manera natural algunos hongos y algas, para hacerlas más eficaces y más duraderas.

En los experimentos, los científicos confirmaron que la estabilidad de estos análogos de micosporinas hasta 270 grados centígrados presentaba una estabilidad del 100% tras 6 horas de la aplicación bajo el sol y que, junto a los compuestos más comúnmente comercializados, son capaces de aumentar el grado de fotoprotección.

Además, aumentan la estabilidad en la mezcla para que su acción sea mucho más duradera. Los autores han conseguido también sintetizar análogos de micosporinas con capacidad de absorción de diferentes bandas espectrales en el ultravioleta, lo que abre el abanico de posibilidades para su uso industrial.

La finalidad principal de los protectores es prevenir o disminuir los efectos perjudiciales, permitiendo un bronceado seguro, pero no siempre son efectivos. “Este avance en la creación de nuevas moléculas con efecto pantalla suple las carencias de los compuestos clásicos, como su volatilidad, y mejora su capacidad de atraer radiación ultravioleta, lo que abre la puerta al diseño de nuevos productos de absorción de amplio espectro solar para proteger la piel frente a melanomas”, indica el investigador de la Universidad de Málaga, José Aguilera, uno de los autores del artículo.

De los hongos a las cremas

Los protectores solares contienen una serie de compuestos químicos que son capaces de absorber las radiaciones ultravioleta para disiparlas y que no sean nocivas. En trabajos anteriores, los científicos observaron cómo las micosporinas, sustancias que contienen de manera natural algunos hongos y algas, actúan como fotoprotectores y tienen una alta capacidad antioxidante. Es decir, son potentes pantallas solares frente a la radiación ultravioleta y presentan una gran absorción de la luz más peligrosa para los organismos, que transforman en calor. El problema de plantear el uso comercial de estas sustancias naturales se basa en la extracción, ya que supone un elevado coste.

Así, los expertos decidieron observar el comportamiento de la molécula y sintetizarla de manera artificial en el laboratorio consiguiendo una muestra con el mismo efecto protector contra los rayos del sol y la misma estabilidad que la natural. De esta manera, han testado sus posibilidades para incluirlas en cremas comerciales de una manera masiva a menor coste.

La industria farmacéutica y cosmética ya tiene disponible para incluir en sus productos las nuevas moléculas resultantes de esta investigación incluida en el proyecto ‘Sistemas fotoactivos: aplicaciones biológicas y de almacenamiento de energía’. El equipo malagueño forma parte de la colaboración que desarrollan nueve grupos de investigación en la Red Española de Excelencia de Fotoquímica Biológica, financiada por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad.

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