Supermicrocirugía ayuda a combatir el linfedema después de la extirpación del tumor

Lunes, 12/02/2018
La reconstrucción quirúrgica de los vasos linfáticos dañados es un desafío, ya que pueden tener un tamaño inferior a 0,7 mm y no se pueden suturar con métodos convencionales. Sin embargo, los nuevos desarrollos en la llamada supermicrocirugía significan que ahora es posible hacer suturas quirúrgicas que miden solo 0.3 - 0.8 mm.
Medical University of Vienna

El linfedema es la retención de líquidos en el tejido causada por el daño al sistema linfático y es uno de los efectos secundarios más graves de las operaciones de cáncer. Los problemas causados ​​por la hinchazón pueden variar desde dolor severo o infecciones de la piel hasta la pérdida de la función de la extremidad y disminuyen considerablemente la calidad de vida del paciente. Las formas convencionales de tratamiento son solo parcialmente efectivas y los resultados temporales. Investigadores del Centro Integral del Cáncer (CCC, por sus siglas en inglés) en la Universidad Médica de Viena (MedUni Viena) / Hospital General de Viena están perfeccionando dos técnicas innovadoras para el tratamiento eficaz del linfedema.

La reconstrucción quirúrgica de los vasos linfáticos dañados es un desafío, ya que pueden tener un tamaño inferior a 0,7 mm y no se pueden suturar con métodos convencionales. Sin embargo, los nuevos desarrollos en la llamada supermicrocirugía significan que ahora es posible hacer suturas quirúrgicas que miden solo 0.3 - 0.8 mm. Esto requiere microscopios de alto rendimiento y el uso de líquidos fluorescentes y cámaras de fluorescencia.

Instrumentos finos y una mano firme

En este contexto, ahora se han establecido dos técnicas para tratar el linfedema con eficacia: en primer lugar, los canales linfáticos que todavía están intactos se pueden conectar a venas adyacentes suturándolos juntos. Esto significa que el fluido linfático, que de otro modo se infiltraría en el tejido, se puede disipar a través de la circulación sanguínea.

En segundo lugar, los ganglios linfáticos y el tejido que los rodea pueden extraerse de partes sanas del cuerpo (ingle, axila, cuello) y trasplantarse a las áreas donde los ganglios linfáticos se han eliminado o dañado como resultado del tratamiento del cáncer. Allí no solo pueden absorber el líquido linfático sino también liberar factores de crecimiento para estimular la formación de nuevos vasos linfáticos.

Más delgado que un cabello

Christine Radtke, Jefa de la División de Cirugía Plástica y Reconstructiva en MedUni Viena / Hospital General de Viena y experta en cirugía linfática, está utilizando con éxito, investigando y perfeccionando la técnica en el Hospital General de Viena. Christine Radtke dice: "Estas operaciones requieren un microcirujano muy experimentado que use instrumentos especializados y un microscopio moderno de alto rendimiento. El material de sutura es más fino que un cabello y la aguja tan fina que no se puede ver a simple vista".

La operación vale la pena

En ambas técnicas, que se pueden combinar si es necesario, los canales linfáticos están marcados. Esto muestra dónde se ejecutan los canales linfáticos para que los cortes sean claramente visibles. Dice Radtke: "Estas técnicas de cirugía linfática todavía son relativamente desconocidas, incluso en el mundo de los especialistas. Sin embargo, el procedimiento vale la pena, ya que los pacientes describen la reducción inmediata del dolor y una mejora significativa en su vida cotidiana". Para que estas nuevas técnicas estén disponibles para más pacientes, Radtke y su equipo están trabajando arduamente para extenderlas y están llevando a cabo varias pruebas.

Condición subestimada

Según las estimaciones, aproximadamente 200 millones de pacientes en todo el mundo padecen linfedema. Se supone que hay alrededor de 30.000 en Austria. Se hace una distinción entre linfedema congénito (primario) y linfedema secundario, es decir el linfedema que comienza durante la vida de una persona como resultado de accidentes, enfermedades o inflamación.

El linfedema secundario es uno de los efectos secundarios más comunes y más graves de la cirugía y la radioterapia para el cáncer de mama y próstata y también para el sarcoma. Durante el curso del tratamiento, los ganglios linfáticos y/o los vasos a menudo se extirpan o se dañan con radioterapia o quimioterapia. Como resultado, el fluido linfático ya no se puede evacuar y, por lo tanto, se acumula en el tejido. Como algunos vasos linfáticos tienen menos de 0,7 mm de diámetro, hasta ahora era imposible reconstruirlos quirúrgicamente.

Los tratamientos estándares convencionales para el linfedema son el drenaje linfático, un masaje que se debe realizar hasta dos veces al día, ya que su efecto es de corta duración, el uso de vendajes de compresión y la liposucción. Todas estas medidas restringen la vida cotidiana de un paciente, solo ayudan de forma limitada y no previenen la recurrencia del linfedema.

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