Así afectan y ayudan las nuevas tecnologías al cerebro

Jueves, 30/08/2018
La neuropsicóloga María Roca asegura que aunque se hayan perdido algunos aspectos, se han ganado nuevas funciones.
El Observador

La evolución tecnológica de las últimas décadas ha sido tan voraz que cambió, en gran medida, el devenir de la humanidad. Las formas de trabajo y estudio, los tipos de entretenimiento, las comunicaciones, la manera en que nos movemos de un lado hacia otro –por solo mencionar un puñado de los cambios en la vida cotidiana–, se vieron influenciados por la tecnología. Pero el protagonista del cambio más sustancial es, quizá, el cerebro humano.

La incidencia de lo tecnológico en el cerebro es frecuentemente criticada; muchas veces, incluso, se asocia el deterioro cognitivo al uso de tecnologías como los celulares inteligentes o los videojuegos. En diálogo con El Observador María Roca –neuropsicóloga argentina y coautora junto con Facundo Manes del libro Descubriendo el cerebro– explicó con una mirada optimista la forma en que el cerebro gana nuevas funciones. Además dio algunas pautas de cómo se puede favorecer el desarrollo cognitivo.

La especialista estuvo en Uruguay en el marco del MP Update Mentes en movimiento, organizado por Medicina Personalizada.

¿Qué grado de incidencia tiene el mundo externo sobre el cerebro? ¿Cuánto impacta en él la tecnología?

La relación del cerebro con el exterior es tan necesaria como su biología o anatomía. Y lo que más ha cambiado ambientalmente a lo largo de la humanidad es lo que la tecnología nos puede dar. Es tremendo lo que hacen con nuestro cerebro tecnologías que uno no cree tan modernas como la calefacción o el teléfono; pero también influyen en el ser humano como especie porque permiten sobrevivir en condiciones que antes no hubiéramos podido. La tecnología cambió tanto y tan rápido que el cerebro se tiene que adaptar en una misma vida, ya no como especie.

Entonces, ¿el cerebro va cambiando a medida que recibe distintas experiencias?

Cualquier aprendizaje cambia el cerebro, no en su forma o tamaño sino en las conexiones neurales que se generan cuando se aprende algo nuevo. 

¿El ser humano perdió funciones?

Como especie se ha dicho que hay ciertas funciones que perdimos, se supone que es para darles lugar a otras, desde mi punto de vista, que es optimista. Una de las cosas que más se ha discutido es que ahora recordamos menos información relacionada a teléfonos, cumpleaños y direcciones. La función de recordar caminos, que no la uso porque tengo un GPS, probablemente esté peor, pero no la necesito. Creo que es parte de la evolución; el cerebro humano es limitado en muchas cuestiones, pero en otras utiliza la tecnología como prótesis y va aumentando sus capacidades. La tecnología nos da la capacidad de hablar online, viajar rapidísimo, saber si hay un accidente de auto, cuál es el mejor camino en la calle. ¡Es casi como leer el futuro! Las funciones cognitivas que empiezan a ganar más fuerza son las que tienen que ver con el lugar dónde guardamos las cosas. Somos mejores buscadores, ya no somos mejores almacenadores, ni enciclopedias vivientes.

El multitasking hoy es moneda corriente en el ámbito laboral. ¿En qué medida favorece el desarrollo cognitivo y en qué punto puede resultar dañino?

La respuesta más hipotética es que planificamos mejor, que somos capaces de hacer más cosas simultáneamente. Pero esto es cuando se usa adecuadamente. No es que venga sin ningún problema, porque hoy desconectarse es algo sumamente difícil, estamos todo el tiempo con varias cosas a la vez, lo que hace que nuestra atención en cada una de esas cosas disminuya. Esto genera ansiedad y estrés. Todo lo que es usado en extremo, y se hace cargo de tu vida, es un problema.

El multitasking puede entenderse como la capacidad de sostener metas de orden superior mientras se realizan otras de orden inferior y esa es una muy buena habilidad. Ahora si eso hace que vos no puedas descansar o alimentarte bien, por ejemplo –que supondrían factores de riesgo para la salud mental–, estás en problemas.

¿Se puede ejercitar el cerebro?

Sí, hay muchas formas: llevar una dieta equilibrada; realizar ejercicio físico que favorece el aprendizaje y el sistema vascular del cerebro; descansar correctamente, que no implica solo dormir sino también estar alejado del estrés; y establecer contacto social, cuántas más personas sean y más diversas entre ellas, mejor. El ejercicio intelectual implica que en tu vida te propongas cosas nuevas para aprender, ya sea aprender un idioma, tocar un instrumento, o escuchar música distinta a la que solés escuchar.

La experiencia es el alimento de nuestro cerebro. A los 40, quizá, te movés siempre con la misma gente, tu trabajo es siempre el mismo, escuchás siempre el mismo tipo de música y eso implica que alimentes menos a tu cerebro. La juventud mental viene cuando uno hace cosas de jóvenes, y no quiere decir salir a bailar, sino tener una mente lista para aprender cosas nuevas.

¿Qué sucede cuando se pierden neuronas?

Todo el tiempo se pierden y nacen nuevas neuronas, es un mecanismo natural y normal y no tiene nada que ver con las situaciones con las que solemos relacionarlo popularmente. Si se mueren no reviven, pero nacen otras que se hacen cargo de las cosas que hacían las que se perdieron.

Las neuronas son como las hinchadas de fútbol, si una grita, no pasa nada, las podemos medir cuando miles "gritan" juntas. Entonces, si se te muere una no es grave, pero si tenés una lesión cerebral donde perdés un grupo de ellas, puede haber una pérdida de función cerebral. Igualmente, existen tratamientos donde se expone a la persona a experiencias relacionadas con la función perdida, y ahí las neuronas de al lado cambian su función para empezar a hacer lo que hacían las otras. Además de nacer nuevas neuronas, sus funciones se organizan y reorganizan todo el tiempo.

¿Qué pasa con los niños y el acceso ilimitado que muchas veces tienen a los juegos de consola?

No hay que creer que esos juegos no generan ningún tipo de estimulación, cualquier videojuego tiene un montón de cuestiones de organización, planificación y toma de decisiones. Pero cuando eso es lo único que el chico tiene –considerando que el cerebro se nutre de la experiencia y forma sus funciones a través de ella– va a estar muy limitada su experiencia a esa única función y cuando tenga que pedir un café en un restaurante no va a saber cómo hacerlo.

Tampoco queremos chicos que estén desconectados con el mundo que viene. Nos falta un poco de reflexión y formación con respecto a la tecnología. Mi punto de vista es que este tema no tiene que ser abordado ni bajo una mirada apocalíptica en la que la tecnología viene a remplazar al ser humano, ni bajo una mirada irresponsable en la cual todos acceden a la tecnología como quieren. Hay que utilizar la tecnología de una manera reflexiva e incluir intuición; para la neurociencia, las emociones son parte de la toma de decisiones.

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