En Nueva York realizan el transplante de cara más largo del mundo: 26 horas
Más de 100 fisiatras, enfermeras y personal técnico y de apoyo, llevaron a cabo la intervención en un voluntario de bomberos de 41 años de edad.
Días antes de que se produjera el ataque a las Torres Gemelas en Nueva York, EE.UU., en septiembre de 2001, el voluntario de bomberos Patrick Hardison (41) entraba a una casa en una misión de rescate cuando el edificio colapsó sobre él. El resultado fue quemaduras en todo su rostro, cabeza, cuello y parte superior del torso; perdió sus párpados, labios, gran parte de su nariz, además de su pelo. Desde entonces, fue objeto de más de 70 cirugías, pero no pudo retomar una vida normal.
No obstante, el equipo médico del Centro Médico Langone, de la Universidad de Nueva York, espera que ahora pueda hacerlo. Hardison fue el protagonista del trasplante de rostro más extenso del que se tenga registro, al someterse a 26 horas de intervención a cargo del doctor Eduardo D. Rodríguez, profesor de cirugía plástica reconstructiva. La intervención no sólo incluyó el rostro, sino parte del cuero cabelludo, además de los músculos que controlan el parpadeo, algo que no se había concretado en un paciente con vista. Las orejas y ductos auditivos y material óseo -como parte del mentón, los pómulos y la nariz completa- también fueron transplantados.
Durante el procedimiento, se utilizó modelación tridimensional avanzada y guías diseñadas específicamente para el paciente a través de impresión 3D.
La operación se realizó a partir de la mañana del 15 de agosto y concluyó a la mañana del día siguiente. Ya durante las últimas horas de procedimiento, había señales de éxito: el nuevo rostro había adquirido color, indicando que la irrigación sanguínea se había logrado.
No obstante, la terapia continúa para Patrick Hardison. El sujeto sigue un régimen de terapia física para recuperar su fuerza y energía, además de su habilidad comunicativa y la capacidad de tragar. Junto con ello, hay una terapia ocupacional que busca restaurar su capacidad de lograr tareas básicas, como afeitarse por primera vez en 14 años.
El trasplante de rostro fue posible gracias a la donación de un joven de 26 años que resultó muerto tras un accidente. Se trata de David P. Rodebaugh, quien estaba registrado como donante de órganos. Además del rostro, su corazón, hígado y riñones fueron entregados a otros receptores.
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