Científico prueba en su propio cuerpo tecnología para vivir 150 años
El biofísico Alexéi Karnaújov quiere detener el envejecimiento mediante la tecnología genética y utilizando su propia médula ósea.
El científico Alexéi Karnaújov, investigador jefe del Instituto de Biofísica Celular de la Academia Rusa de Ciencias, tiene 55 años y espera vivir otros 100 años después de probar en su propio cuerpo una tecnología desarrollada por él que utiliza células de la médula ósea. Karnaújov no alberga ninguna duda respecto al éxito de su experimento.
A mediados de octubre Alexéi se sometió a una complicada operación. Le extrajeron unos 100 mililitros de médula ósea, los guardaron en probetas y los congelaron. Dentro de unos años Karnaújov se introducirá de nuevo sus propias células conservadas en el banco criogénico.
“Me encuentro bastante bien, teniendo en cuenta mi edad y la operación por la que acabo de pasar”, informaba Karnaújov a RBTH.
Rejuvenecimiento con células propias
Karnaújov opina que a edades más avanzadas, para ampliar la vida de la gente es necesario implantarles células propias que no hayan resultado tan dañadas debido al efecto de distintos factores externos. Con esto basta, por ejemplo para salvar a una persona que se ha sometido a una dosis letal de radioactividad.
Esta tecnología no permite devolver la juventud a la gente. En el futuro, según Karnaújov, espera conseguir tener una salud típica de un hombre de 50 años. El biofísico ruso alerta sobre rejuvenecer las células de una persona de forma artificial.
“Unas células activadas con grandes cantidades de errores genéticos de forma artificial pueden desempeñar una función negativa y matar a una persona, por ejemplo provocándole un tumor, comenta Karnaújov. Si únicamente introducimos en el organismo células madre jóvenes con menor cantidad de errores, estas serán capaces de encontrar su lugar en el organismo y crear la cantidad necesaria de material celular, restableciendo poco a poco la salud de una persona mayor”.
Aumento de la esperanza de vida en ratones
Las pruebas de esta metodología comenzaron hace unos diez años. En 2013 se obtuvieron los primeros resultados: la esperanza de vida media de los ratones sometidos a las pruebas se incrementó en un 34%.
“El resultado obtenido fue muy interesante: se aumentó el período reproductivo. En un equivalente a la norma humana, las hembras parían a los 60 años. Los ratones se mostraban más activos y tenían una apariencia más joven: su piel se volvía más brillante y suave. Además, no creamos para ellos unas condiciones especiales. Estos ratones experimentales vivían en un vivero común y se reproducían, de forma análoga a los animales del grupo de control”, explica el investigador.
El año pasado, Alexéi Karnaújov y sus compañeros de la Universidad Estatal Médica de Moscú, iniciaron un proyecto para estudiar cuál era la máxima influencia que podía tener esta tecnología en el incremento de la esperanza de vida de los ratones. Y aunque el experimento todavía está en marcha, ya existen datos para asegurar que la esperanza de vida máxima de los ratones tampoco desciende del 30%.
Karnaújov cree que cualquier persona puede probar su tecnología, ya que se trata de una técnica inofensiva para la salud.
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