¿Sin esperanzas de nuevos antidepresivos?
En sólo los últimos diez años los gigantes farmacéuticos redujeron la investigación en drogas psiquiátricas en un 70%.
El Espectador. Desde que apareció el Prozac en los años 80, uno de los medicamentos más populares para tratar la depresión, su número de prescripciones no dejó de aumentar. Parecía que el innovador fármaco, también conocido como “the wonder drug”, o la droga maravilla, estaba destinado a ser un éxito. Junto con otros compuestos que, como el Prozac, entran en el grupo de inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina, los antidepresivos alcanzaron a mover una industria de decenas de miles de millones de dólares sólo en Estados Unidos y su prescripción médica aumentó a una tasa anual entre el 6% y el 7%.
Sin embargo, el Prozac podría convertirse en el último gran adelanto en el campo de las medicinas psiquiátricas, pues el gran costo en el que incurren los laboratorios para hacer los ensayos clínicos, sumado a la mala publicidad que han ganado con el tiempo, está haciendo que los laboratorios dejen de invertir en ellos.
Por lo menos así lo afirmó un grupo de expertos en psiquiatría de la Universidad de Oxford (Reino Unido) al periódico The Guardian. “No vamos a obtener más medicamentos nuevos para la depresión en la próxima década, simplemente porque la industria farmacéutica no está invirtiendo en la investigación. Las pruebas que deben hacer antes de lanzar un medicamentos cuestan alrededor de mil millones de dólares”, explicó Guy Goodwin, profesor de psiquiatría de Oxford.
Andrea Cipriani, profesor asociado de psiquiatría de la misma universidad, agregó que “todavía hay un fracaso desde el punto de vista científico al no haber logrado comprender cómo trabajan estos fármacos antes de empezar a mejorarlos”. Según datos que ha recolectado en Londres, el 58% de los pacientes responden a los antidepresivos durante los ensayos clínicos, pero un 40% también lo hace a placebos. En general, entre las distintas drogas que apuntan a la recaptación de serotonina, la fluoxetina, nombre genérico del Prozac, es la que más funciona en niños.
El problema, a pesar de estos datos, es que el Prozac sólo es efectivo para un poco más de la mitad de las personas que lo consumen, y aún existen muchas preocupaciones sobre sus efectos adversos, que incluyen pensamientos suicidas en jóvenes. Por ende, con el desaliento de los laboratorios para crear un nuevo y mejor fármaco, parecería ser que la droga maravilla permanecerá como la mejor opción para quienes sufren de depresión. Lo que de paso acabaría con su industria. En un estudio publicado hace un año en la revista NeuroPerspective, se encontró que los gigantes farmacéuticos redujeron la investigación en drogas psiquiátricas en 70% tan sólo en los últimos 10 años.
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