El primer médico en trasplantar un pulmón a un niño en Perú
El cirujano forma parte del servicio de cirugía pediátrica en el Instituto Nacional del Salud del Niño de San Borja, como especialista en cirugía de tórax, desde hace dos años, lapso en el que ha realizado 232 intervenciones.
Andina. Víctor Gómez Ponce es médico cirujano de tórax, uno de los pocos galenos de esta especialidad en el país. Fue el primero en trasplantar un pulmón a un menor, y actualmente, desde el Instituto Nacional de Salud del Niño de San Borja, impulsa la cirugía toracoscópica, moderna tecnología que solo ofrece esa institución.
Está convencido de que nació para ayudar, por eso quiso ser bombero, luego militar y después, sin ninguna duda existencial, ser médico. Le agradece hasta el día de hoy a un tío suyo haberle sugerido optar por la Medicina porque, según le dijo, era una carrera para personas inteligentes como él.
Es cirujano de tórax y cardiovascular, pero hace 16 años se concentró en la primera especialidad porque encontró que las operaciones al corazón no eran tan dramáticas como pensaba y prefirió las de mayor complejidad para enfrentar la muerte.
Lo suyo siempre fueron los retos, ser rebelde y no conformarse con una visión o un tipo de atención, cuenta. Ser cirujano de tórax en el Perú no es cualquier cosa, es ser parte de una pléyade de expertos que además de una clara habilidad manual tiene plena conciencia de lo delicado que es restablecer pulmones, pleura, tráquea, esófago, costillas, diafragma, bronquios de niños, niñas o adolescentes afectados por enfermedades graves.
Forma parte del servicio de cirugía pediátrica en el Instituto Nacional del Salud del Niño de San Borja (INSN-SB), como especialista en cirugía de tórax, desde hace dos años. En ese lapso ha realizado 232 intervenciones, mientras que durante los 15 años en que formó parte del Hospital Nacional Guillermo Almenara de Essalud hizo 639 operaciones.
De Cuajone a EE. UU.
Había sido contratado por la Southern Peru como médico de emergencias encargado de atender gripes, fiebres o diarreas, recuerda este arequipeño, cuando conoció a un cardiólogo estadounidense que llegó a la compañía en 1994 para salvar la vida de unos mineros.
“Me impresionó tanto apoyar su trabajo y verlo operar que decidí ser cardiólogo. Conversé con el doctor y al año siguiente me embarqué a Norteamérica para seguir esa especialidad, pero me pareció que la cirugía no era tan compleja como esperaba”, rememora este galeno amante del fisicoculturismo en sus tiempos libres.
Estaba en esa incertidumbre profesional en aquel país cuando conoció a la eminencia en cirugía de tórax Robert Ginsbert. Fue tanta su admiración al ver cómo operaba, su rapidez, su sangre fría y sus conocimientos que eligió el camino de la cirugía de tórax. Era un joven que no llegaba a la treintena y el límite solo era su tiempo. Regresó y cambió su historia.
Para el doctor Gómez Ponce, obrero de sus pacientes, trabajar en una entidad pública es incomparable. Los 15 años en la seguridad social y los dos últimos en el INSN-SB lo han convertido en un referente profesional que la práctica privada no hubiera logrado.
Su deseo es crear un centro de excelencia en cirugía de tórax, docencia y moderna tecnología. Los más pobres, recalca, merecen la mejor atención y cuidado, sobre todo los pequeños, los más indefensos, los que merecen siempre una oportunidad.
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