Expectación por cura de hepatitis C en el IMSS de México
Grande es la expectativa generada a partir de que se supo que el IMSS encabezado por Mikel Arriola empezará a aplicar en pacientes con hepatitis C la nueva cura que tiene capacidad de eliminar al 100% dicho virus del organismo.
Cuando se hizo el anuncio hace un mes se dijo que la estrategia se empezaría a ejecutar antes de que termine mayo, pero conforme la fecha se acerca se empieza a generar presión de médicos, pacientes y familiares que buscan cómo hacerle para ser incluidos, el problema es que los primeros sólo serán 1.600.
Lo ideal sería que se cubriera de inmediato a todos, por lo pronto a todos los 81.000 derechohabientes del IMSS diagnosticados con hepatitis C. Pero como los recursos son limitados, no alcanza para todos desde el principio. De cualquier forma hay que reconocer el esfuerzo; simplemente hace un año, con los graves problemas financieros del IMSS, no hubiera sido posible.
Seguramente fue grande el dilema de los directivos del IMSS para determinar con qué pacientes empezar. No es que unos lo merezcan más que otros. Si hay una nueva cura, todos tienen derecho a acceder a ella. El virus de la hepatitis C ataca al hígado y el daño hepático puede ir desde una fibrosis mínima hasta cirrosis.
Al final, la decisión fue arrancar con genotipo 1 y con fibrosis 3 que es ya muy avanzada o fibrosis 4 que ya es cirrosis. Por eso los medicamentos adquiridos, Sofosbuvir-Ledipasvir y Ombitasvir, Paritaprevir, Ritonavir y Dasabuvir —de las farmacéuticas Abbvie y Gilead— son los que atacan específicamente al genotipo 1 A y B.
Algunos miembros de la Fundación Mexicana para la Salud Hepática, como la doctora Margarita Dehesa Violante, se preguntan por qué, si se trataba de ser eficiente con los recursos, no se eligió primero a pacientes con fibrosis 1 y 2 (F1 y F2) en grado menos avanzado en lugar de 3 ó 4. A éstos les eliminarán el virus pero no está claro cuál será el beneficio, pues no hay certeza de quitarles la fibrosis ni la cirrosis ni otras complicaciones como problemas digestivos, infecciones y encefalopatía, que requieren hospitalización.
En cambio, cuando se incluya a los que están en etapas menos avanzadas en unos meses se curarán al 100%, ya no evolucionarán a escenarios graves ni tendrán cirrosis y no requerirán hospitalización. Serán dados de alta. Pero se decidió que estos casos no se recibirán en el nuevo modelo, por el momento.
Podría haberse empezado al revés; primero a los que tienen más opción de curarse rápido, lo cual derivaría en un ahorro seguro e inmediato de recursos, y luego a los más graves para ver si tienen de verdad posibilidad de reducir su tejido fibroso en hígado, lo cual sólo es posible verlo con el paso del tiempo.
El costo negociado con las farmacéuticas fue de 187.000 pesos (US$ 10.010) por cada uno de los 1.600 pacientes de la primera etapa, es decir, el IMSS destinará una inversión inicial de 299.2 millones de pesos (US$ 11,2 millones). Hay que agregar costos de diagnóstico pues el Modelo de Atención Integral de hepatitis C consiste en un protocolo de cinco pasos que incluye el desarrollo de criterios para detectar, diagnosticar, evaluar, tratar y dar seguimiento a los derechohabientes con esta enfermedad.
No se sabe cuándo arrancará la primera etapa. Lo que por lo pronto se tiene claro son los ocho centros de referencia: Hospital General Regional número 20 de Tijuana y Centro Médico Nacional de Occidente; Hospital General Regional Ciudad Madero y el Hospital de Especialidades de Monterrey; Hospital de Especialidades Puebla y Centro Médico Nacional Siglo XXI y el Hospital de Especialidades de Mérida y el Centro Médico Nacional La Raza en la Ciudad de México.
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