Es hora de revertir la descentralización en salud en México
Si bien la Secretaría de Salud tendría que fungir como rectora del rumbo y políticas en materia de salud de los mexicanos, la realidad es que no sucede así. En principio por un elemento básico: la Secretaría de Salud no decide ni ejerce el presupuesto del sector.
¿Quién entonces lo ejerce? Son las distintas instituciones de atención médica que prácticamente fungen como instancias privadas con una virtual autonomía donde nadie osa meterse con ellas. Así sucede con el IMSS que, con todo y su fragilidad financiera, tiene un incuestionable poderío económico y de recursos humanos. Lo mismo con el ISSSTE y con los servicios médicos de Pemex, Sedena y la Marina.
De similar manera los servicios de salud de cada entidad de la República se mueven cada uno por su lado con sus propios recursos. Si bien el presupuesto es asignado desde el Seguro Popular, cada gobernador dispone realmente el rumbo del dinero que se va para Salud. El hecho de que hoy haya 10 gobernadores acusados de presuntos desvíos de recursos en las partidas de salud no es gratuito. Han tenido las manos demasiado sueltas.
Se supone que este año ya se pusieron candados para evitar esos desvíos, pero miles de millones de pesos que debieron haberse dirigido a atender la salud de mexicanos, se perdieron en los bolsillos personales de políticos sin la más mínima sensibilidad sobre una necesidad tan fundamental como la salud de los más necesitados.
Es innegable que la siguiente gran reforma que requerimos es una que ponga orden y estructura eficiente al sector salud.
La Coparmex, que encabeza Gustavo de Hoyos, ya tiene una propuesta y es muy distinta a otras planteadas. Su Comisión de Seguridad Social y Salud que preside Oscar David Hernández, trabaja desde hace años en un diagnóstico que le ha llevado a una conclusión muy puntual: se necesita revertir la descentralización de los servicios de salud.
Para el sector privado agremiado en Coparmex, el diseño descentralizado del Sector Salud ha evidenciado fracasos importantes y ha derivado en un sistema fragmentado, desarticulado, sin coordinación y sin liderazgo. Las consecuencias están a la vista: Una elevadísima mortalidad por la costosa epidemia de enfermedades crónico degenerativas (15% de adultos con diabetes, 1 de cada 3 niños con sobrepeso u obesidad), un gasto de bolsillo imbatible y de los más altos del mundo, un desabasto de medicamentos y un muy elevado gasto administrativo.
Este escenario obliga a un rediseño que lleve hacia una nueva arquitectura en el sistema de salud mexicano. Y en éste, bien dice Coparmex, es importante restituir la responsabilidad administrativa y de dirección a la Secretaría de Salud. Hay algunos avances en esta dirección como las compras consolidadas de medicamentos y material de curación, así como control de riesgos sanitarios, pero son esfuerzos que se diluyen ante todo lo que hay que hacer.
De esta propuesta de Coparmex seguramente se hablará mucho en los siguientes meses pues su presidente Gustavo de Hoyos buscará por todos los medios subir el tema a la agenda nacional. Plantea dotar verdaderamente a la Secretaría de Salud de rectoría, coordinación, liderazgo, así como de competencia para definir procesos, procedimientos y reglamentos, pero ante todo… de indicadores. Indicadores de manejo de presupuesto, de sueldos, honorarios y viáticos, de contrataciones, de evaluación de desempeño médico, de uso eficiente de infraestructura, de compra y distribución de insumos, de supervisión y rendición de cuentas de los estados a la Federación, de fortalecimiento del sistema profesional de carrera, de supervisión de abasto de medicamentos, entre tantos otros.
Justo ahora es el momento oportuno de empezar a debatir al respecto. Y que los próximos candidatos vayan definiendo postura en torno a esta reforma prioritaria, que no es posible ya postergar por un sexenio más.
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