EE.UU.: Permiten nuevamente experimentos con virus letales

Martes, 26/12/2017
Los críticos de la medida temen que pueda desatarse una epidemia con un virus mortal.
El Espectador

 Hace tres años, 75 trabajadores de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos enfermaron por un experimento. Se habían expuesto a la bacteria del ántrax, un microbio de la tierra, para investigar sus posibles efectos y terminaron por infectarse. Después del tratamiento el gobierno de Barack Obama tomó la decisión de prohibir este tipo de prácticas. No se podían financiar investigaciones en las que se utilizaran virus letales. La restricción acaba de vencer y los Institutos Nacionales de Salud de EE.UU. (NIH, por sus siglas en inglés) dieron la buena nueva. Muchos científicos aprobaron el hecho, pero otros, más críticos, advierten de su peligro.

La razón es que probar con virus letales podría traer más riesgos que beneficios para la salud pública. Porque existe la posibilidad de que estos patógenos se vuelvan más mortales o transmisibles y terminen por salirse de las manos de los expertos y de sus laboratorios. Un panorama nada favorable si se tiene en cuenta que cualquier descuido podría acabar en una epidemia de un virus mortal.

Pero el debate no acaba ahí. Hay otros científicos que defienden con esmero estas investigaciones. Dicen que “son necesarios para comprender los riesgos potenciales que plantean los virus que aún no se pueden asociar con enfermedades, así como la forma en que se propagan y causan enfermedades", le explicó Ian Lipkin, director del Centro de Infecciones e Inmunidad de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, al diario BBC Mundo.

Esta vez hay dos condiciones para utilizar virus letales en laboratorios. La primera es que no haya una manera más segura de experimentar y la segunda cuando sus beneficios justifiquen el riesgo de que se realice la investigación. Ambos casos tendrían luz verde para cruzar patógenos y de esa manera comprender los riesgos potenciales de esos virus que aún no se pueden asociar con enfermedades, lo que los vuelve más desconocidos para los científicos. Tanto en su propagación como en su causa.

La idea es que las investigaciones estén sujetas a evaluaciones y análisis más críticos que en el pasado. Sumando el hecho de que deben estar bajo el título de “éticamente justificable”, para que se puedan llevar a cabo.

Aunque esas medidas no dejan satisfechos a los críticos, como es el caso de Marc Lipsitch, un epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública Harvard TH Chan, de Boston, en declaraciones para el mismo medio. Según el experto, "esos experimentos responderán a dudas muy puntuales sobre un virus específico, pero que no necesariamente se podrán generalizar a otras cepas de virus por muy similares que sean". Su solución, por ejemplo, son métodos completamente seguros con cepas menos peligrosas y formas más seguras de manipularlas.

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