El cáncer y las pruebas genómicas: la medicina del futuro
Hasta hace una década se tenía la visión de diagnosticar y tratar el cáncer, de manera más general, como un solo tipo de enfermedad. Ahora, con los llamados perfiles genómicos, para conocer las características del tumor, se sabe que hay más de 250 tipos de cáncer, 350 genes que contribuyen a su desarrollo y más de 1.2 millones de mutaciones y que, en algunos casos, la quimioterapia no sirve y que, en otros, son mejores las terapias de blanco molecular.
Hoy, un médico puede tener, a través de dicho test, una especie de libro de información sobre el tumor de un paciente y saber qué tratamiento darle, que le ayude a prolongar su vida. Ése es el alcance de la medicina genómica y hacia allá van países como Estados Unidos, en Europa y en Asia. México se encuentra en una transformación y ojalá este esquema se contemple en el sector salud en un futuro próximo.
Porque actualmente a esta opción sólo se tiene acceso a través de la medicina privada, mediante los seguros médicos. El tema es que esta prueba, para conocer el perfil genómico del tumor del paciente y saber qué tratamiento proporcionarle, cuesta alrededor de cuatro mil dólares (unos 80 mil pesos). Lo que lo hace inaccesible para la mayoría de la población con esta enfermedad. En el sector público esta prueba no se aplica por lo mismo. Los altos costos la vuelven inviable en este instante. De momento, sólo el Instituto Nacional de Cancerología cuenta con protocolos en esta materia, pero no es de aplicación generalizada.
Durante el foro El Futuro de la Medicina Personalizada: Avances en Precisión Médica y Genómica, realizado en Zúrich, Suiza, por la farmacéutica Roche, en la que participaron expertos en oncología molecular y académicos de Alemania, Estados Unidos, Australia y de Suiza, la coincidencia fue en el sentido de que la medicina genómica permite que la cara del cáncer sea más personalizada.
Christian Rommel, vicepresidente senior y jefe global de Oncología, Investigación Farmacéutica y Desarrollo Temprano, de Roche, asegura que “hoy sabemos que cada tumor debe ser evaluado de manera individual, así como sus vulnerabilidades, y que el tratamiento debe ser definido por perfiles genómicos para entender qué lo ha causado y cómo evoluciona la enfermedad”.
Bien valdría la pena echarle ojo a este tema, empezando por dar a conocer los estudios que realiza el Instituto Nacional de Medicina Genómica, que costó muchísimo dinero, que tiene unas superinstalaciones, mejores incluso que las de la propia Secretaría de Salud, pero del que poco o nada se sabe del trabajo que realiza.
Abatelenguas
A miles de niños en el país se les aplicó una vacuna supuestamente triple viral (sarampión, paratiditis y rubéola), con fallas. Las autoridades dicen que es muy probable que estos niños sólo hayan sido protegidos contra las dos primeras enfermedades. Pero que no nos preocupemos, que no afecta a su salud. ¿Quién va a ser el valiente que le va a decir a todas las mamás y papás de estos niños que la vacuna falló? ¿O los piensan dejar creyendo que sus hijos están protegidos contra la rubéola? ¿En serio creen que con decir que ahorita no hay brotes de esta enfermedad en el país es suficiente? ¿Quién fue el responsable de que una vacuna deficiente se les aplicara? ¿Quién no detectó este problema desde un inicio? ¿Qué van a hacer con los millones vacunas que restan, porque los niños siguen desprotegidos contra el sarampión y ése sí es un riesgo latente? Éstas serán preguntas a las que deberá buscar respuesta la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval.
Bajo el microscopio
Y, mientras tanto, la mayor parte de las vacunas contra la influenza sigue en las bodegas. Alguien no está haciendo su trabajo o lo está haciendo mal, porque el invierno ya va avanzado y los porcentajes de vacunación nos cuentan que son muy, pero muy, bajos. Si no quieren ver los hospitales saturados próximamente, ¡aguas con ese tema!
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