Así es el panorama de las publicaciones biomédicas de alto impacto

Lunes, 20/01/2020
Este estudio confirma la infrarrepresentación femenina y la dificultad que tienen las científicas de publicar en las revistas más prestigiosas
SINC

Una investigación liderada por la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha analizado la evolución y características de los ensayos clínicos controlados y aleatorizados publicados en los últimos 50 años en publicaciones científicas de alto impacto.

Los resultados, publicados en la revista Trials, permiten obtener una imagen del impacto y características de estas publicaciones en biomedicina, gracias a la información generada sobre autores, instituciones financiadoras, revistas, países y ámbitos científicos estudiados.

Así, los ensayos controlados y aleatorizados suponen la forma más creíble y fiable de acercarse a la evidencia científica, ya que permiten reducir sesgos y extrapolar conclusiones a la población general.

Los resultados muestran que los ensayos controlados y aleatorizados suponen la forma más fiable de acercarse a la evidencia científica

En este tipo de investigaciones se asignan los tratamientos de forma aleatoria a dos (o más) grupos de pacientes, el llamado grupo intervención –en el que se prueba el tratamiento experimental propuesto– y el grupo control –que no recibe el tratamiento–.

“Los ensayos controlados y aleatorizados son fundamentales para establecer la seguridad y la efectividad de las intervenciones sanitarias”, explica Ferrán Catalá-López, autor principal e investigador en el ISCIII.

“Los que se publican en las principales revistas biomédicas, como The Lancet o The New England Journal of Medicine, tienen un importante papel para guiar la toma de decisiones en la práctica clínica y en políticas sanitarias, y pueden producir un impacto inmediato en el cuidado de pacientes”, añade.

Infrarrepresentación de las mujeres

Los autores han analizado, revisando las fuentes PubMed y Web of Science, un total de 39.305 artículos publicados entre 1965 y 2017 en las revistas biomédicas de más alto impacto. La mayor parte corresponden a The Lancet, Journal of Clinical Oncology y The New England Journal of Medicine. 

Las publicaciones pertenecen a investigadores e investigadoras de 154 países, entre ellos España. Entre los resultados se destaca el gran crecimiento de las publicaciones de alto impacto en los últimos 50 años, el liderazgo de EE UU, Reino Unido y Canadá y la infrarrepresentación de países en desarrollo.

Estos tres países produjeron más de 18.000 artículos, más de 8.000 y más de 4.000, respectivamente. Por su parte, España aportó 2.020 del total de publicaciones analizadas.

El estudio también identificó los 17 investigadores que habían participado en más de 100 estudios, todos de ellos hombres, lo que confirma la infrarrepresentación femenina y la dificultad que tienen las científicas de publicar en las revistas más prestigiosas, un mundo hasta ahora masculinizado.

Los científicos más prolíficos pertenecen a las universidades de Duke y Harvard (EE UU) y McMaster (Canadá). La revista The New England Journal of Medicine acapara la mayor parte de los estudios más citados, seguida de lejos por The Lancet y JAMA (Journal of The American Medical Association).

Evolución de las publicaciones

La producción científica y las redes científicas colaborativas entre países han aumentado significativamente en las últimas décadas. “El 60 % de los artículos analizados se han publicado después del año 2000, con un crecimiento constante en las últimas décadas”, añade Catalá-López.

El 60 % de los artículos analizados se han publicado después del año 2000

Un análisis previo ya mostraba  que en 1970 se identificaron 369 artículos publicados de ensayos clínicos en todas las revistas biomédicas, cifra que 30 años después, en 2000, había aumentado hasta alcanzar las 11.159 publicaciones.

El trabajo actual destaca que las características del propio sistema de publicación han permitido avances en la comunicación de los resultados y en la transparencia de los métodos utilizados. Pese a ello, los autores destacan que muy pocas de las publicaciones analizadas son en acceso abierto (open access).

Catalá-López explica que los artículos más citados entre el total de publicaciones correspondían a “enfoques metodológicos novedosos y estudios dirigidos principalmente al manejo de enfermedades crónicas”.

Entre las publicaciones analizadas destacaron temas como el control de la diabetes, la terapia hormonal sustitutiva, nuevos tratamientos para diversos tipos de cáncer y para enfermedades cardiovasculares, como estatinas y antihipertensivos, entre otros.

El caso de España

Catalá-López destaca algunas de las conclusiones sobre los artículos publicados por España: “No parece que estemos mal situados en términos de producción científica, con un nivel equiparable al de países como Australia, Bélgica, Dinamarca o Suecia, aunque por detrás de líderes como Francia, Italia y Holanda”.

Tres de cada cuatro publicaciones en las que España ha participado fueron fruto de la colaboración con otro país

A su juicio, uno de los datos más interesantes entre las investigaciones españolas publicadas es que tres de cada cuatro (un 78 %, 1.581 de 2020) fueron fruto de la colaboración con otro país.

EE UU fue el país colaborador en la mitad de las publicaciones españolas (1.017 de 2020), situándose como el compañero preferido en los papersanalizados.

Los autores admiten diversas limitaciones en el estudio, propias de la selección y procedencia de los artículos y las revistas, selección de palabras clave y posibles errores de indexación y traducción de la información analizada. Además, señalan que se han podido quedar fuera artículos representativos y algunas revistas importantes.

En la investigación también participan científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de España, el Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), la Universidad de Valencia y la Universidad de Ottawa (Canadá).

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