Por cada hora de aumento del tiempo sedentario, la grasa del hígado aumenta en 0,87%, mientras que para cada aumento diario de 1.000 pasos, la grasa del hígado disminuye en 0,87%.
O, al menos, lo era. Nueva evidencia sobre la activación de un par de genes relacionados con el tejido adiposo revela que los Hamlets golosos no podrán seguir dudando.