El hallazgo supone desvelar una de las señales epigenéticas que controlan el todavía misterioso proceso mediante el que una célula se vuelve pluripotente.
Situados en los extremos de los cromosomas, los telómeros se van acortando a medida que el organismo envejece y ese acortamiento se ha relacionado con múltiples enfermedades, entre ellas el cáncer o la insuficiencia cardíaca.
Se trata de frenar el crecimiento del glioblastoma en modelos de ratón bloqueando a la proteína TRF1, componente esencial de la estructura que protege a los telómeros.