Investigadores españoles han encontrado cambios en la actividad cerebral en los estudiantes universitarios que beben de forma compulsiva, lo que puede ser un marcador temprano de daño cerebral.
Los resultados de un estudio reciente indican que con la ruptura de la relación crece el riesgo de que padezcan problemas genitourinarios, gastrointestinales, dermatológicos y neurológicos.