2017, un año retador para dispositivos

Martes, 03/01/2017

Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista

La industria de dispositivos y equipamiento médico ha sido una de las más golpeadas por el desliz cambiario generalizado de las monedas en América Latina (AL). Entre el 2013 y el 2016 la depreciación monetaria de la región ya suma más de 35% en promedio, lo que ha implicado un golpe directo al sector dada su alta dolarización.

Si bien ya existen plantas de producción de dispositivos médicos en algunos países como México, más de 90% de sus componentes es importado. En contraparte, sus ingresos son en moneda local, pues deben cotizar a hospitales y a instituciones médicas en la moneda respectiva de cada país.

Y tal como se ve, el escenario no cambiará mucho en este 2017. Será un año de paciencia y resistencia. Tanto fabricantes como distribuidores podrían obligarse a bajar nuevamente sus márgenes. Como los sistemas de salud viven una fuerte astringencia de recursos, el sector no aumentó precios en el 2016 ni podrá hacerlo en el 2017; de ese modo todo parece indicar que en este año tendrán que volver a reducir márgenes para absorber mitad y mitad la caída de ingresos en dólares.

Con todo esto, Guillaume Corpart, director general de la consultora especializada Global Health Intelligence (GHI), ubica a la región con muy amplias oportunidades de inversión en el renglón de equipamiento hospitalario pues los sistemas tendrán que modernizarse tarde o temprano.

De lo que más tenemos en AL son ventiladores, incubadoras, equipo de rayos X y ultrasonido, y donde hay muy baja penetración y necesidad de cobertura es en ecocardiogramas, equipo para radioterapia y tomógrafos PET, así como todo tipo de soluciones para digitalización e imagenología, convertidas en herramientas vitales para el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades.

De acuerdo con los datos de GHI, en Latinoamérica existen 17.000 de los 100.000 hospitales que hay a nivel mundial. De ese total, 24.000 están en China, 10.000 en la India y 10.000 en Japón, es decir cerca de la mitad —44.000— de todos los hospitales del mundo se ubican en Asia. Frente a este continente, AL quizá no pinta, pero tampoco es un mercado despreciable y es importante que sea considerado por las empresas globalizadas que a veces tienden a dejar de lado esta región. Sus 17.000 hospitales son muchos más que los 9.000 de Europa y los 5.000 de Estados Unidos. Claro que, a nivel presupuesto, Estados Unidos es el más grande con entre 25% y 30% de los ingresos totales de la industria de equipamiento hospitalario en todo el planeta.

El potencial de AL es amplio porque a nuestros sistemas de salud les falta mucho por avanzar: la gran mayoría de hospitales no tienen nivel de exigencia ni sofisticación, hay un gran número de clínicas pequeñas y desconectadas. El promedio de los hospitales en AL es de 25 camas, mientras que en Europa es de 100. México está en un promedio cercano a 37 camas, arriba del promedio de AL, pero muy lejos de Europa.

Los mercados más importantes en la región son Brasil con 7.000 hospitales y México con 3.600. En términos monetarios el mercado de AL es aún bajo: los datos GHI calculan su valor en el equivalente a unos US$ 15.000 millones, de los cuales US$ 7.000 millones corresponden a Brasil, US$ 5.000 millones a México y el resto de los países de la región sumarían los restantes US$ 3.000 millones, con Colombia y Argentina en tercero y cuarto lugar. El punto es que, aunque en algunos países como México la industria sí ha podido crecer, dicho crecimiento se ve anulado por el desliz cambiario y el 2017 es retador para el sector.

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