Aaron Ciechanover, Nobel de Química: "Hay áreas en las ciencias médicas y biológicas que siguen completamente abiertas"

Jueves, 04/02/2016

El científico  destaca el modelo aplicado en Israel, donde se apoya a la ciencia básica de manera fuerte, no obstante -cuando surgen los descubrimientos-, universidades y empresas trabajan codo a codo.

Por Simón Yacher. "Quédate para esta charla. Estará buena, te interesará", le asegura a uno de los asistentes, como si se tratara de una película. Lo dice con una clara confianza y sinceridad, hasta un poco de rudeza intelectual. Es obvio que él se va a quedar. Lo que no resulta tan obvio es que el charlista tiene toda la razón como, al parecer, suele pasar con él. Es así como Aaron Ciechanover sube al escenario del ex Congreso Nacional de Chile y comienza a hablar.

No es particularmente elocuente ni sofisticado, pero mediante anécdotas, ejemplos cotidianos y muchos datos, logra hacer entender sus ideas de manera concisa, didáctica y accesible. Todos en el público -adolescentes, universitarios, y muchos expertos- atienden fijamente y se quedan callados. En un período de menos de cuarenta minutos, les ha explicado la revolución por la cual está pasando la medicina. La exactitud con la que pronto se podrán hacer los diagnósticos, y por lo tanto, los tratamientos.

Es el resultado del conocimiento que se ha logrado adquirir del ADN, lo que permite una medicina cada vez más precisa y, sobretodo, personalizada. En el salón, la fascinación por el tema y la curiosidad parecen ser contagiosas. Luego vienen las preguntas. El científico responde amablemente, aunque sin perder el toque de dureza. Después, todo el mundo sale de la sala, entusiasmados, como si de verdad hubiesen ido al cine.

Se trata obviamente de un científico destacado. Tanto así, que adonde sea que vaya lo acompaña, antes de su nombre, la frase "ganador del Premio Nobel en química". Médico de profesión e investigador bioquímico desde hace años, Aaron Ciechanover es uno de los científicos del área más influyentes en el mundo. Como muchos de sus colegas israelíes, también ha incursionado en el sector privado, en empresas como Rosetta Genomics y BioLineRX Ltd.

Su prestigio proviene, sobretodo, de sus contribuciones sobre la degradación de las proteínas en base a la ubiquitina, las que han ayudado a comprender con gran detalle el proceso mediante el cual las células logran deshacerse y reciclar las proteínas. Esto tiene importantes implicancias en enfermedades como el cáncer cervical y la fibrosis cística. En su visita a Chile, para dar charlas en Santiago y La Serena, organizadas por el Congreso del Futuro, aprovechó de hablar sobre la industria en la que trabaja y la investigación científica.

-Además de su propia carrera en la academia, también ha estado involucrado en varias empresas del sector privado. ¿Qué puede decir sobre la interacción entre ambos sectores, y qué puede contribuir la academia al sector privado, especialmente en investigación y desarrollo?

-Bueno, hay muchas cosas que la academia puede contribuir. Primero que nada, las ideas vienen de la academia. Así que mucha gente en la academia lleva su idea más lejos en la industria, y depende de la universidad en la que estén. Israel esta muy metido en eso, las universidades tienen lo que llamo, lo que se llama, la autoridad de la propiedad intelectual, la transferencia de la propiedad intelectual y de la tecnología. Ellos encontrarán un inversionista adecuado, una empresa adecuada, los que quizás quieran comprar tu idea -si es buena, obviamente-, la patentarán, pero por el hecho de que estás trabajando para la universidad, al final, compartirán contigo las ganancias si es que algo pasa y se desarrolla.

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-Se crean científicos-empresarios.

-De esta manera, hay muchos académicos en Israel que tienen sus propias empresas o que establecen sus propias empresas con la ayuda de la universidad, y ambos lados lo disfrutan. Tú te quedas con los royalties, la universidad se queda con los royalties y las universidades están ganando -el InstitutoWeizmann, por ejemplo- muchísima plata de los royalties que les llegan, así que hay una colaboración estrecha entre la academia y la industria en Israel.

-Israel tiene un número desproporcionado de científicos e investigadores renombrados.

-No es desproporcionado; desproporcionado es una palabra negativa. Es un número muy alto -aclara.

-Desproporcionado en el sentido positivo.

-A diferencia de nuestros vecinos. Sí, es un número alto.

-En referencia específica a la educación y a su experiencia personal en las universidades y las escuelas, ¿cómo explica esto (el número alto) y qué lecciones cree que el sistema educacional israelí puede darle a otros países?

-Tener un sistema educacional no es suficiente. Lo que Israel ha construido es una cadena, así que tienes desde kínder hasta la enseñanza básica y media; luego las universidades y después lugares que toman a los graduados y les dan empleo. También construimos unas industrias de alta tecnología muy sofisticadas, y así los ingenieros pueden encontrar empleo, y los biólogos y los investigadores pueden encontrar empleo, porque de otra manera puedes tener las mejores universidades, pero si no preparas el siguiente paso, entonces, ¿qué harás? Se van a ir del país y van a emigrar a los Estados Unidos o a algún otro lugar. Así que construimos todo un ecosistema de educación superior y mas allá, y por lo tanto, la gente es muy exitosa y están abriendo sus propias empresas. Es un mercado muy vibrante, y por lo tanto, es muy atractivo para que la gente entre.

Ciechanover estudió medicina en la Universidad Hebrea, y posteriormente realizó estudios de postgrado en el Technion, el Instituto de Tecnología de Israel, institución en la cual enseña hoy en día, como investigador en la Rappaport Faculty of Medicine and Research Institute.

Sus estudios ocurrieron bajo la tutela de un profesor, luego miembro del equipo con el cual ganaría el Nobel en 2004, Avram Hershko. El científico señala que su país, sin embargo, le ha dado más que educación formal. Sus padres, a pesar de no ser adinerados, promovieron en él un amor por el aprendizaje. Su padre, por ejemplo, hablaba siete idiomas, y en su casa se leía derecho, literatura, judaísmo, y se escuchaba música clásica. Poco después de graduarse como médico, sirvió en las fuerzas armadas durante la guerra de 1973, en la que fue médico a bordo de una nave en una misión que lo llevó desde el Mediterráneo hasta el Mar Rojo, pasando por África. Fue en una división de investigación y desarrollo del ejército que adquirió experiencia en diversas áreas, lo que resultó para él, lo recalca, una "escuela de la vida".

-Como científico, imagino, una de sus motivaciones principales es la curiosidad pura y la sed de conocimiento, pero dado que sus propias áreas de la biología y la química tienen grandes implicancias para la salud de las personas, ¿cuánto de su motivación diría usted que viene de un deseo de mejorar la salud de la gente?

-Bueno… Es difícil explicarlo, porque verás, es un producto muy del final del proceso. No es algo en lo que piensas si eres realista. Piensas en lo que es la ciencia bien hecha, piensas en los senderos y los descubrimientos, y después viene.

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-¿Cómo fue en su caso?

-Verás, en nuestro caso yo no pensé en el cáncer y en curar a las personas, pero el hecho es que lo estamos haciendo. Evolucionó a tal punto que muchas drogas basadas en nuestros descubrimientos están siendo fabricadas por varias buenas empresas; muchas más drogas llegaran al mercado, millones de personas serán afectadas. Decir que lo planifiqué... no. Lo único que quise hacer era buena ciencia. Pero la buena ciencia siempre termina -o casi siempre termina- con una generación de conocimiento fructífero y beneficioso, o en una generación de productos reales. Pueden ser productos de las comunicaciones, pueden ser drogas, pueden ser procesos, puede ser cualquier cosa. Yo nunca soñé en ayudar a curar el cáncer, pero así sucedió, de tal manera que si lo logro, eso dice que estoy haciendo las cosas bien, y en eso se traducen al final.

Un tema recurrente en su charla es la tensión que hay entre la creciente longevidad del ser humano y la sustentabilidad del planeta. Alguien del público le pregunta hacia el final si esta posible contradicción lo disuade. Su respuesta es simple: no lo puede evitar, su formación de médico le hace imposible no querer prolongar la vida. Sin evadir la pregunta, es sumamente humilde al respecto. Según él, no hay razón por la cual él como científico debería tener alguna respuesta. Arguye que es una discusión abierta, y responsabilidad de todos, tengan o no un Nobel.

-Usted dijo que ha estado haciendo investigaciones sobre el cáncer, y hasta adonde sé, recientemente usted hizo ciertos avances con melanoma y el cáncer pulmonar. ¿Qué puede decir sobre sus investigaciones recientes?

-No logramos tener progreso con la melanoma, pero sí tuvimos otros éxitos, aunque sigue siendo muy básico. Descubrimos una proteína importante que puede suprimir tumores. Ahora estamos aprendiendo su mecanismo, y ojala algún día alguien lograra tomarlo y traducirlo en alguna droga fructífera. Aún así, sigue estando lejos, pero estamos avanzando.

-El descubrimiento y la investigación científica suelen ser espontáneos e impredecibles. Mi pregunta es si hay investigaciones que estén basadas en su propio trabajo y que lo hayan sorprendido.¿Hubo implicancias derivadas de su propio trabajo, que usted nunca realmente esperó?

-Bueno, no estaba esperando nada, porque si esperas algo entonces estas sesgado, y no es bueno en la ciencia estar sesgado. Debes dejar que la ciencia te arrastre.Todo fue realmente una sorpresa, sin embargo, trabajamos muy sistemáticamente y dejamos que el sistema nos lleve, así que tomas la ruta que está pavimentada por el sistema, pero no lo obligas. Solo ahí lo tratas de manipular, y una vez que tienes un camino completamente pavimentado, lo tratas de mejorar, de manipularlo, de generar modelos animales que tengan el sistema, que tengan un sistema operacional, un sistema que funcione accesiblemente, etc. Pero tienes que dejar que la naturaleza te guíe; la naturaleza ha estado en esto desde mucho antes que nosotros. El sistema que buscamos descubrir ha existido por millones de años. Lo acabamos de descubrir, no inventamos nada, así que fue una gran sorpresa por todos lados, desde el principio.

-Si usted estuviera comenzando el día de hoy su carrera como científico, ¿qué línea de investigación tomaría o qué encuentra más excitante hoy en día, desde el punto de vista de un científico que está recién comenzando?

-Estoy haciendo mi propia investigación, mi propio tema. No lo voy a cambiar. Pero hay muchas áreas en las ciencias medicas y biológicas que siguen completamente abiertas, y no entendemos nada de ellas. El cerebro es un gran enigma. Obviamente la memoria, Alzheimer, Parkinson y muchas otras enfermedades del cerebro. El envejecimiento es otra área que requiere un enfoque metódico y riguroso. Hay muchos otros, pero eso es sólo la medicina.  Hay otras áreas en la investigación que no son medicina, como las energías renovables, el cambio climático, desarrollar los OGM (Organismos Genéticamente Modificados), cosechas que crezcan mejor bajo condiciones difíciles como en África, donde la gente es pobre. Vencer las enfermedades como la malaria y muchas otras. Hay muchas, muchas cosas en las que la gente puede encontrar interés para hacer. Buscamos temas para estudiar, da lo mismo si es para la sociedad moderna o para los que siguen necesitando ayuda y que están mas atrás que nosotros, desafortunadamente.

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