Acné ¿protección contra el cáncer de la piel?
La secreción de la bacteria más común de la piel contiene una sustancia que anula efectos de los rayos ultravioleta y el estrés oxidativo. Jabones bactericidas serían, entonces, los “malos” de la película.
Cluster Salud / No hay bien que por mal no venga. ¿Se acuerda de aquellas “tormentas” de acné que se movían tan erráticas como, paradójicamente, previsibles por su cara y espaldas en la adolescencia? Peor, también durante sus 20 y, en no tan pocos de nosotros, hasta los 30 o 40 años. Pues bien, es probable que el fenómeno sea el responsable de esa piel sana. Y hasta nos haya salvado de un cáncer.
Es lo que especula Rolf Lood, investigador del Departamento de Ciencias Clínicas de la Universidad de Lund en Suecia, quien ha demostrado que la bacteria más común en la piel humana secreta una proteína que nos protege de diversos productos derivados del oxígeno reactivo que se cree que contribuyen a varias enfermedades de la piel.
La proteína, bautizada como RoxP, es producto de la bacteria Propionibacterium acnes. “El nombre se origina en el hecho de que la bacteria fue descubierta por primera vez en un paciente con acné severo, pero si causa acné es incierto “, reconoce Lood. Simplemente “puede haber estado presente simplemente porque es tan común”
Lo que sí es seguro es que RoxP protege contra lo que se conoce como estrés oxidativo, una condición en la que las especies de oxígeno reactivo dañan las células. Y, no es una sorpresa, una causa común de tal estrés oxidativo en la piel es la radiación UV (ultravioleta) del sol.
El asunto es que, explica, “esta proteína es importante para la supervivencia de la bacteria misma en nuestra piel, la bacteria mejora su ambiente de vida al secretar RoxP, pero al hacerlo también nos beneficia”.
¿Cómo? Sucede que el estrés oxidativo se considera un factor que contribuye en varias enfermedades de la piel, incluyendo dermatitis atópica, psoriasis y cáncer de piel.
Ahora, puesto que Propionibacterium acnes es tan común, se encuentra presente tanto en personas sanas como en personas con enfermedades de la piel. El secreto de su acción podría estar en que las personas tienen diferentes cantidades de la bacteria en su piel, lo que deriva en que pueden disponer de más o menos de la proteína protectora RoxP.
Para determinarlo, Lood y su equipo ahora investigarán más a fondo tanto en pacientes como en animales de laboratorio. El estudio en humanos comparará pacientes con estrés oxidativo, otros con una condición precancerosa llamada queratosis actínica y un grupo control sano. El estudio será capaz de demostrar si existe alguna conexión entre el grado de enfermedad y la cantidad de RoxP en la piel del paciente.
En los animales de laboratorio se examinará si RoxP también funciona como protección, pero frente al sol. En este caso, los ratones a los que se les ha administrará RoxP y otros a los que no estarán expuestos a la radiación UV. Los investigadores observarán entonces si los ratones RoxP tienen un mejor resultado que los que no recibieron la proteína protectora.
Lo que ocurra podría dar origen a una revolución en, por ejemplo, los portectores solares: “Si los resultados del estudio son positivos, podrían conducir a la inclusión de RoxP en protectores solares y su uso en el tratamiento de la psoriasis y la dermatitis atópica”, espera Rolf Lood, cuyos hallazgos de investigación han sido publicados recientemente en un artículo en la revista Nature Scientific Reports.
Mientras tanto, quizá sería importante dejar de usar jabones de tocador con bactericidas. Al menos durante las vacaciones veraniegas y en el rostro y cuerpo. Porque al hacerlo, irónicamente, nos estaríamos liberando de esta capa de protección, hasta ahora desconocida.
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