Argentina: Aprueban tratamiento para quemaduras a base de enzimas de piña

Viernes, 27/01/2017

El nuevo proceso, llamado de "debridación enzimática" reduce además en un 65% la demanda global de actos quirúrgicos.

Telam. Un producto en gel con enzimas de piña que disuelve la piel quemada y reduce en un 75% el tiempo necesario para eliminar el tejido muerto fue aprobado recientemente en la Argentina, lo que promete un "cambio revolucionario" en el tratamiento de las quemaduras severas, afirmaron especialistas.

Según cifras oficiales, en la Argentina suceden unas 190.000 quemaduras por año, una de cada 10 de ellas "grave" o "crítica" y cerca de la mitad en niños. Además, dos de cada tres episodios suceden en el hogar con líquidos calientes, fuego directo, electricidad y sustancias químicas, entre las principales causas.

Hasta hace poco tiempo, la mejor manera de separar el tejido quemado de la piel sana era a través de una cirugía, con un bisturí directamente sobre la lesión. Esa tarea artesanal del cirujano sigue vigente pero tiene algunas desventajas, ya que se puede tender a quitar de más, lo que implica más tiempo de recuperación, más autoinjertos, más cirugías y rehabilitación más prolongadas.

El nuevo proceso, llamado de "debridación enzimática" -que ya se utiliza en países como Alemania, Israel y España y es el primero aprobado por los agentes regulatorios nacionales-, reduce además en un 65% la demanda global de actos quirúrgicos, tanto de escarectomías (extracción de tejido) como de autoinjertos, y en un 60,9% el área que necesitará injerto de piel, puesto que sólo diluye las células necrosadas (muertas) sin dañar el tejido sano.

Este complejo concentrado y enriquecido con "bromelaína", una enzima obtenida del tallo de la planta del piña o ananá, se presenta como un gel tópico y ya hay dos instituciones con centros especializados en quemaduras que lo utilizan: el Hospital Alemán y el Marcial Quiroga de San Juan, a los que se suman especialistas que hicieron sus experiencias en instituciones privadas a demanda, como sucedió recientemente en los sanatorios de Los Arcos y Agote.

"La evolución en el tratamiento de las quemaduras en los últimos años demuestra una clara preocupación por disminuir el impacto de la cirugía sobre la lesión y acortar los tiempos de internación, así como disminuir las secuelas", dijo a Télam la cirujana plástica y jefa de la Unidad de Internación de Adultos en el Hospital de Quemados, Anahí Crocenzi.

Por su parte Enrique Monclus, coordinador médico de la unidad de grandes quemados del hospital "Miguel Servet de Zaragoza", España, quien presentó el producto en la Argentina, señaló que la separación selectiva del tejido necrosado "es fundamental porque no deja células dañadas y reduce enormemente el riesgo de infecciones a las que la persona quemada está mucho más expuesta, porque la piel justamente es la primera barrera contra las infecciones".

"En ocasiones, una bacteria en la zona afectada puede trasladarse al torrente sanguíneo y comprometer la vida del paciente más que la propia quemadura", explicó.

"En nuestra experiencia -agregó Crocenzi-, la posibilidad de reemplazar o coadyuvar procedimientos quirúrgicos con debridamiento enzimático aceleró los tiempos de recuperación, permitiendo curaciones posteriores que no requirieron soporte anestésico, con curaciones húmedas que facilitaron la rehabilitación kinésica precoz, disminuyendo los requerimientos de transfusiones, el tiempo de internación y los costos finales".

El especialista en quemados y jefe del Centro de Excelencia para la Asistencia de Quemaduras del Hospital Alemán, Alberto Bolgiani, coincidió y sostuvo que el nuevo procedimiento "es una forma absolutamente innovadora de abordar la cirugía del quemado", aunque estimó que llevará "algún tiempo" que "todos los especialistas la adopten".

"Los beneficios que uno ve en los pacientes hacen pensar que en un futuro será el tratamiento de referencia para separar el tejido muerto, protegiendo las células cutáneas sanas. Menos área que requiera autoinjertos redundará en menos cirugías, menos intervenciones de zonas donantes, menos daño funcional o estético y menos tiempo de rehabilitación posterior", destacó Bolgiani.

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