Confirmado: Contaminación atmosférica metálica penetra en el cerebro humano

Miércoles, 07/09/2016

Se encontró magnetita esférica en el tejido neuronal de 37 personas, tanto de Ciudad de México como de Inglaterra. El material podría influir en el Alzhéimer.

Lancaster University / Cluster Salud. En lo que representa una nueva confirmación de que la contaminación atmosférica es mucho más peligrosa de lo que se cree, investigadores de la Universidad de Lancaster confirmaron que minúsculas partículas magnéticas, que se forman en la combustión de los vehículos o por la fricción de los sistemas de frenos, penetran en cerebro humano alojándose allí, donde podrían convertirse en uno de los factores causales de la enfermedad de Alzhéimer.

Lo anterior se comprobó cuando encontraron abundantes nanopartículas de magnetita circular en el tejido cerebral de 37 individuos de tres a 92 años de edad años de edad, los que vivían en la Ciudad de México y Manchester, en Inglaterra.

Sucede que el mineral citado es, además de fuertemente magnético, tóxico y ha sido implicado en la producción de sustancias reactivas de oxígeno (radicales libres) en el cerebro humano, las cuales –a su vez– se asocian con las enfermedades neurodegenerativas, incluyendo la enfermedad de Alzheimer.

La profesora Barbara Maher, del Centro para el Medio Ambiente de Lancaster, y sus colegas (de Oxford, Glasgow, Manchester y Ciudad de México) utilizaron análisis espectroscópico para identificar las partículas de magnetita. A diferencia de las partículas de magnetita angulares que se cree que se forman naturalmente dentro del cerebro, la mayoría de las partículas observadas resultaron ser esféricas, con diámetros de hasta 150 nm (nanómetros); algunas de ellas con superficies fusionadas, todas estas características de la formación a altas temperaturas, por ejemplo, las de los vehículos a (en particular diésel) motor o fuegos abiertos.

Las partículas esféricas resultaron ir acompañadas de nanopartículas que contienen otros metales, tales como platino, níquel, y cobalto.

Al respecto, la profesora Maher dijo: ”Las partículas que encontramos son sorprendentemente similares a las nanoesferas de magnetita que son abundantes en la contaminación del aire que se encuentra en el medio urbano, especialmente al lado de carreteras con mucho tráfico, y que se forman por la combustión o calentamiento por fricción de los motores de los vehículos o los frenos”.

Existen otras fuentes de nanopartículas de magnetita, cual es el caso de chimeneas y estufas mal selladas dentro de los hogares. Lo dramático del asunto es que las partículas menores de 200 nm son lo suficientemente pequeñas para entrar en el cerebro directamente a través del nervio olfatorio, después de respirar la contaminación del aire por la nariz.

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