El silencioso avance de la acupuntura dentro de los hospitales en Chile
Es una de las "terapias complementarias" con mayor validez a nivel internacional. Su enfoque integral y personalizado suele generar resistencias, pero es parte central en el secreto de su efectividad.
La historia de la acupuntura en Chile es de uniformados. Cuando en octubre de 2004, el entonces Comandante en Jefe del ejército chileno, Juan Emilio Cheyre visitó China: participó en ejercicios militares, recorrió unidades, se reunió con autoridades y, entre otras cosas, le dolió la espalda.
Una de las ramas principales de la medicina tradicional china es la acupuntura y el dolor de Cheyre fue tratado a punta de agujas. Algo debe haber funcionado, porque entonces decidió traer esa técnica a Chile, específicamente al Hospital Militar de Santiago. Un médico acupunturista chino llegó junto a su intérprete y se quedaron cerca de un año y medio para formar a todo el personal que estuviera interesado. Entre los médicos que decidieron capacitarse estaba Danitza Zaninovic, psicóloga y actualmente acupunturista en la unidad de tratamiento del dolor del Hospital Militar.
La acupuntura se ha separado de las “medicinas alternativas” y en base a estudios ha logrado validarse frente a la duda occidental. Ya en 1979, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la había reconocido oficialmente y desde el 2000 la recomienda para el tratamiento de más de 43 enfermedades del sistema respiratorio, digestivo, músculo esquelético, ginecológicas y del sistema nervioso. Aún así, existen quienes desconfían de su efectividad, sobre todo entre el mismo cuerpo médico.
En noviembre de este año, en Santiago se realizó un congreso de tratamiento del dolor crónico. En una de las conferencias sobre cefalea se reunieron diferentes neurólogos a discutir el uso de ciertos medicamentos y Zaninovic, a exponer la efectividad de la acupuntura en el problema. Las preguntas del público fueron cerca de la hora de almuerzo, la mitad se había retirado y entre los médicos que se habían quedado, uno hizo un comentario relacionando la acupuntura con el placebo.
“Esa es la primera crítica que te dicen. El efecto placebo actúa en todas las especialidades, siempre, sobre todo en dolor. Está actuando siempre, no solamente en la medicina, en todo. Lo que siempre le piden a los estudios es que sean comparados con placebo y se ha demostrado que la acupuntura tiene efectos mayores que el placebo”, explica Zaninovic. Aunque para ella, los neurólogos y los médicos que trabajan con dolor crónico tienen mayor aceptación de las terapias complementarias.
La validación de la acupuntura es difícil, porque cada problema se ve de una manera específica. Un dolor de cabeza tendrá diferentes puntos si duele delante, detrás, si el paciente duerme mal, etc. Cada estudio se aplica para dolencias específicas y eso dificulta la masividad de las muestras. Lo que partió como su debilidad, se ha ido esfumando para Zaninovic: “Me he dado cuenta que la medicina está apuntando para el mismo lado. Se va poniendo mucho más exquisito y se va discriminando mejor el problema y se hace un tratamiento más específico para tener mejores resultados”.
Sucede que el procedimiento de evaluar como se aplicará la terapia de acupuntura no es sencillo. Zaninovic explica que en la primera sesión se hace el diagnostico completo del paciente. Aunque una persona llegue por un problema específico, el diagnostico abarca todos los aspectos que balancean la vida de una persona: “Yo hago una entrevista con una serie de parámetros. Cómo está el apetito, qué sabores te gustan, cómo estás durmiendo, que saques la lengua, te tomo los pulsos, etc.” En base a las respuestas, se crea una “receta” de puntos, que son específicos para cada caso y busca equilibrar al paciente. Sí, quitar un dolor muscular, pero también que se relaje, duerma mejor y esté más vital.
Desde que llegó la acupuntura a Chile ha pasado tiempo y ha crecido la cantidad de profesionales que están capacitados para hacerla. El año 2005 se dictó el Decreto N°42, con el que se reglamenta el ejercicio de las “prácticas médicas alternativas (complementarias)” como profesiones auxiliares de la salud. El decreto 123 del 2008 reconoce en Chile el ejercicio de la acupuntura y se estableció una prueba nacional que cada profesional debe aprobar para poder ejercer dentro del maco legal chileno. Desde entonces, muchos centros de salud “tradicional” han incorporado esta técnica: Hospital Militar, Hospital de Carabineros, Hospital Barros Luco, el Ex Hospital San José, la Clínica Alemana, el Centro médico Integramedica y la Red Salud UC son algunas.
En el Hospital Militar, junto al área de tratamiento del dolor, hay un pasillo afuera del que cuelga el letrero “Acupuntura”. Solo una de las salas de ese pasillo está abierta y tiene un médico esperando pacientes. El letrero es solo el recuerdo de cuando esta especialidad se consideró un área independiente. Danitza Zaninovic no está ahí, sino en el pasillo del lado, depende del área de tratamientos del dolor y específicamente pacientes con dolor. Trabaja como psicóloga y los días lunes y miércoles por la tarde atiende acupuntura en esa misma oficina. Ella dice que es “muy derivable” y dice que recibe pocos pacientes al mes.
-Los que llegan aquí, son pacientes bastante cansados, desgastados, que ya lo probó todo de la medicina alópata. No es un paciente que la acupuntura fuera su primera elección.
-¿Suele no ser la primera?
-Acá sí. Donde estoy yo, por eso es un poco sesgado. El paciente que primero siente dolor va a al traumatólogo y si no encontró nada, al reumatólogo y de ahí, a veces, acá. Es gente que ha dado harta vuelta.
Paulina Gallardo tiene 27 años y tiene una discopatía en la espalda, una lesión del 2010 por jugar tenis. Tomó pastillas, fue al kinesiólogo, bajó su dolor de espalda, pero se lesionó una rodilla por los ejercicios de la terapia: “Decidí ir a la acupuntura y me sirvió para el dolor”. Sintió un poco de dolor y el las partes más sensibles de la espalda, el pinchazo dolió por cerca de un día. A comienzos de este año, volvió a la terapia y este viernes lo retomará. No es solo porque ha hecho efecto, es que no ha tenido ningún efecto secundario.
Cada aguja es de acero y delgada como un cabello, vienen en cajas de 100, envasadas individualmente y son desechables. Se colocan una por una y el pinchazo es casi imperceptible en una zona del cuerpo en que no haya dolor. Según el síntoma, se puede usar para estimular, girándola hacia dentro o para sedar, levantando un poco. Al entrar, se pone una nota del 0 a 10 al dolor, en el caso de Zaninovic, que trata dolores crónicos, pocas veces se elimina por completo, pero busca bajar 4 puntos de dolor: “Es una meta súper buena, que tenga reinserción laboral, que recupera calidad de vida. Es por la patología que veo yo, si estuviera en otro servicio, podría tener mejores resultados”.
La efectividad de un tratamiento se puede saber en la tercera o cuarta sesión, cuando se sabe si están bien los puntos hechos o hay que cambiarlos. Es un proceso que puede tomar un poco de tiempo: "Si tienes fiebre, a lo mejor no te vas a pinchar con una aguja, te vas a tomar algo, porque estamos con un tema de resolver rápido no más”, explica Zaninovic. Es una medicina que requiere a un paciente proactivo.
- Lo que intento explicar a los pacientes, es que tienen que tener un cambio de hábitos. Tomar más agua, permitirse más descansos, cambiar alimentación, hacer algún ejercicio aunque sea mínimo, pero de relajación. Uno puede pinchar acá, pero que se lleve algunas tareítas para la casa, porque la acupuntura es buena, pero si yo te pincho y después vuelves a lo mismo.
¿Siempre se le pide algún compromiso al paciente?
Sí, pero la gente no está muy dispuesta. La gente quiere tomar la pastillita y seguir su vida exactamente como venía antes. “Este dolor es algo que me vino a joder, sáquemelo, ya”. Eso cuesta que la gente lo entienda.
¿Qué tan dispuestos están a hacer el cambio?
Cuando el paciente busca, algo se está haciendo cargo, por hacer algo distinto. El que llega acá generalmente ya está bastante dispuesto.
La lógica de la acupuntura es otra. En la antigua China, un médico recibía su sueldo en base a la cantidad de pacientes que mantenía sanos. Uno enfermo significaba mala reputación y no pagaba hasta volver a estar sano. Su principal uso era de prevención, Zaninovic explica que se trata de mantener el equilibrio de las energías del cuerpo: “Algunas personas lo usan así. No solamente para curar, sino para no perder el equilibrio, para mantener un buen estado de salud y eso es preventivo. Que se pueda complementar con algún tipo de deporte, tai chi por ejemplo, meditación, todo lo que tenga como algo que te ayude a equilibrar las energías, pero la acupuntura tiene ese uso. Lo que pasa es que en Occidente estamos mucho más acostumbrados a recurrir a todo cuando ya tenemos el problema”.
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