Guadalupe Nogués: “Yo me sentiría feliz si dejan de crecer los grupos anti vacunas”

Jueves, 10/05/2018
La bióloga molecular, dedicada a la comunicación de temáticas de ciencia y salud, explica que es complejo hacer que el movimiento más radical cambie su postura, pero que sí se pueden hacer acciones para evitar que más personas adhieran a sus consignas.
Cristián Yáñez W. / Cluster Salud

“La idea es que no se difunda su mensaje, pero no tanto por ellos, sino para proteger a los demás”, declara Guadalupe Nogués, bióloga argentina experta en comunicación de temas de ciencia y salud, en relación a cómo hacer mas efectiva la lucha contra los llamados grupos anti vacunas.

Y es que estas agrupaciones, que se oponen al uso de vacunas por su posibles efectos adversos, su composición (las que usan mercurio o timerosal), riesgo de autismo, o simplemente por querer algo más “natural”, han crecido en influencia, lo que colabora a que pierda fuerza el control de enfermedades y pandemias que afectan a la población.

De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las vacunas previenen cada año entre 2 y 3 millones de muertes por males como tétanos, difteria, sarampión o tos ferina. Sin ir más lejos, tan solo la gripe mata entre 300.000 y 500.000 personas al año, por lo que es relevante vacunar especialmente a ciertos grupos más riesgosos como embarazadas, niños pequeños, adultos mayores con problemas de salud o personas con enfermedades crónicas.

La OMS resalta que las vacunas son seguras y que todas las que están aprobadas “son sometidas a pruebas rigurosas a lo largo de las diferentes fases de los ensayos clínicos, y siguen siendo evaluadas regularmente una vez comercializadas”.

Nogués, quien participó en un encuentro denominado "El Valor de la Vacunación en América Latina", organizado por Sanofi Pasteur, en Buenos Aires, explica qué acciones son necesarias para prevenir la no vacunación y así frenar al movimiento que las rechaza.

- ¿Cuál es el rol que debe cumplir el Estado para actuar en este sentido?

- Lograr que los grupos extremistas no se vacunen es muy difícil. Ahora, para llegar a ellos con quienes no hay comunicación posible, me parece que cada Estado tiene que definir si va a perseguir a esas personas, si las va a contener o si va a hacer la vista gorda, y esa es una decisión más del ámbito político, desde el lado individual o de comunicación, lamentablemente creo que no hay mucho por hacer más que impedir que ese mensaje se propague.

- ¿Podría ser una solución tener como política de Estado la obligatoriedad de vacunarse?

- No funciona, pero me parece que Argentina, no sé si es el país con mayor cantidad de vacunas en su plan obligatorio o de los mayores, pero está reankeado altísimo. Nuestra política de vacunacion es obligatoria y con básicamente todas las vacunas que hay. Sin embargo, no estamos llegando a todos, porque por más que haya obligatoriedad, por supuesto hay localidades muy remotas en donde la vacuna no llega y eso es un problema del Estado, o a veces hay inconvenientes de faltantes de vacunas o problemas de disponibilidad de ellas. Pero cuando el tema es, que hay vacunas disponibles pero la persona decide no vacunarse, no hay persecución de Estado, no hay control ni multas, no hay nada.

- ¿Qué ocurre con otros actores de la sociedad?

- Por ejemplo, en Argentina se dice que es necesario mostrar que uno fue vacunado para el ingreso a la escuela primaria a los seis años, pero en la práctica nadie pide eso, o hay algunas escuelas que promueven tácitamente estos comportamientos, pero no piden esos papeles. En la comunidad de médicos se sabe que hay doctores que no vacunan y todos los ciudadanos sabemos que hay escuelas en donde no piden los certificados, y todos los ciudadanos o por lo menos los mas informados conocemos que hay localidades enteras en donde hay coberturas de vacunacion del 40%, pero esa es política de salud, no es un tema de los ciudadanos.

- ¿Considera que las agrupaciones anti vacunas son parte de una locura?

- No es una locura...tiene mucho que ver con como funcionamos nosotros a nivel de nuestras mentes. Nuestras mentes piensan, nos vemos a nosotros mismos de determinada manera, nos vemos como parte de grupos a los que sentimos que pertenecemos y dentro de esos grupos, los otros, son diferentes. Hay muchas cuestiones de comportamiento, de sicología que están vinculados con esto, no es ni locura, ni ignorancia ni maldad. Aunque a veces podemos pensar esto al ver que con toda la información disponible y con tanta claridad, sigan creyendo en eso. Aquí se da el fenómeno que una vez que uno cree algo, y esa creencia queda tan enraizada en uno, se confunde con quien soy. Si yo creo esto y yo soy lo que creo, cuando me vienen a negar lo que creo, me vienen a negar a mí, entonces eso genera una respuesta defensiva, obviamente.

"En Argentina se dice que es necesario mostrar que uno fue vacunado para el ingreso a la escuela primaria a los seis años, pero en la práctica nadie pide eso", indica Nogués.

- ¿Ud. habla del fenómeno de la posverdad, ¿cómo se relaciona con las vacunas?

- En relación a la posverdad, me parece que tenemos que verlo como una idea o un fenómeno que tiene mas que ver con cómo la verdad se confunde y aparece la duda, y cómo la duda una vez que aparece es tan difícil de destruir. Yo creo que analizándolo de esta forma podemos entender no sólo el tema de las vacunas, sino como este mismo fenómeno se observa en otros aspectos.

- ¿Cree que a futuro pueda disminuir la cantidad de gente que adhiere a las creencias de estos grupos?

- En este momento yo me sentiría feliz con que dejen de crecer, porque esa es la tendencia que estamos observando. Sin embargo, no creo que puedan disminuir, porque hay gente que sigue negando que el hombre llegó a la luna o sea, nunca se va a extinguir este tipo de posturas, el tema es cuánto daño se hacen a sí mismos y a los demás. La gente que cree que no llegamos a la luna no le hace daño a nadie ni siquiera a ellos mismos y por eso tampoco nos preocupan tanto, pero estas personas sí, porque dañan a las comunidades y no lo ven, no son gente mala.

- Hay comunidades que se oponen a la vacunación, pero que son menos radicales que otros grupos anti vacunas, ¿qué estrategias se pueden usar para convencerlos de lo contrario?

- Lo que realmente es efectivo, en el sentido de que una persona pueda cambiar de postura es poder dialogar con ella, escucharla, entender sus miedos, quererla, tratarla, con mucho respeto y a partir de ahí, tratar de a poquito, de desarmar esos miedos, pero hay que ganar confianza, escuchar mucho y eso atenta contra cualquier política masiva que es uniforme y que no permite esto. Es complicado, por eso yo pienso en efectividad en términos de si una persona cambia de postura es un logro y quizá la salud publica piensa en términos de ‘cuántas personas se deben vacunar’, que es razonable que se vea así, pero sinceramente no sé desde donde hay que abordarlo. Quizá de todos los lados a la vez, pero lo que realmente funciona con las personas que tienen dudas es llegarles uno por uno.

Vacunas y autismo

La raíz de la aparición del movimiento anti vacunas se origina en 1998, año en que se publicó un estudio del médico británico, Andrew Wakefield, que relacionaba a la vacuna triple vírica, para el sarampión, paperas y rubéola, con el autismo. Pero posteriormente, tras varios estudios científicos para confirmar la relación, quedó en evidencia que la investigación de Wakefield tenía errores y era fraudulenta, por lo que se retiró del medio donde apareció, que también se retractó. Sin embargo, la idea de que la vacuna pueda generar este trastorno continúa hasta el día de hoy.

Según la OMS, dicha publicación creó un estado de pánico que derivó en una disminución de las tasas de inmunización y posteriores brotes de esas enfermedades. “No hay ninguna prueba de la existencia de una relación entre la vacuna triple vírica y el autismo o los trastornos del espectro autista”, indica el organismo.

"Por un lado, la ciencia y la investigación científica tienen el deber moral de ir refutando científicamente estas ideas que surgen, pero por otro lado, no son relevantes para bloquear a este movimiento, lamentablemente", cree la bióloga.

- ¿Por qué cree que continúa esta creencia sobre la relación vacuna-autismo?

- Me parece que la posverdad es realmente el inconveniente que tenemos acá, ya que cuando empezó el movimiento anti vacunas o por lo menos reflotó el mito del autismo, el argumento científico supuesto era uno y una vez que se refutó con muchísimas investigaciones y con una certeza que tenemos en muy pocos temas científicos, el mito migró a otro lado, metamorfoseó a otra cosa.

- ¿Puede ayudar la investigación científica con la evidencia?

- Por un lado, la ciencia y la investigación científica tienen el deber moral de ir refutando científicamente estas ideas que surgen, pero por otro lado, no son relevantes para bloquear a este movimiento, lamentablemente. Porque no importa lo que digamos, lo van a cambiar, y siempre vamos a estar atrás del problema, entonces tiene mucho más que ver con que ellos identifican su negativa a vacunarse como una parte identitaria de quienes son.

Seguir vacunando

Nogués resalta que las vacunas se están volviendo cada vez más eficiente y que la tecnología permite hacerlas con muy pocos efectos adversos y muy dirigidas a despertar la respuesta inmune contra los patógenos. “Hay un montón de vacunas, pero también hay muchos agentes infecciosos que todavía no logramos resolver y hay vacunas menos efectivas que otras, pero creo que sí hay una tendencia de que las vacunas son cada vez mejores, no peores”.

No obstante esto, advierte que lo complejo es si la gente pierde el miedo a las enfermedades y cree que ya no están y “justo es el momento crítico en el que necesitamos que se sigan vacunando para mantener la buena cobertura e impedir que vuelvan esas enfermedades, porque mientas no estén erradicadas, van a volver”. La experta agrega que “lo que necesitamos es un Estado presente, un Estado que siga informando y siga poniendo las vacunas disponibles para que las personas puedan con facilidad ir y vacunarse”.

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