Siete medicamentos que no se encuentran fuera de la antigua URSS
1. Zelionka
La sustancia conocida como “verde brillante” fue sintetizada por primera vez en 1879 en Alemania. Algo más tarde se descubrieron sus propiedades antisépticas. A mediados del siglo XX esta sustancia de bajo coste (actualmente cuesta alrededor de US$ 0,40) y que no requiere condiciones especiales de almacenamiento se extendió por toda la URSS en forma de una solución alcohólica que recibió el nombre popular de zelionka (“verdecito”) a causa de su color. Casualmente resultó tener otra propiedad mágica: curar rápidamente las ampollas, pero en Alemania y otros países europeos cayó en el olvido.
“Llevamos a nuestro hijo al médico”, explica Olga, que hace varios años se mudó desde Letonia a Suecia. “La doctora se interesó por saber qué clase de religión practicamos ya que había visto los granitos cubiertos de zelionka y los había tomado por pinturas rituales”.
2. Citramón
Remedio universal contra el resfriado: alivia el dolor, favorece la circulación sanguínea, hace bajar la fiebre y combate las infecciones. El actual medicamento de la famosa marca soviética no tiene ninguna relación con los cítricos. El ácido cítrico, que anteriormente era uno de los ingredientes del fármaco, ya no se incluye en su composición. El Citramón actual tiene como ingredientes el paracetamol, aspirina y cafeína. Un sobre de Citramón cuesta algo menos que un dólar.
3. Corvalol
Otro medicamente universal que sirve para los nervios, el corazón, los calambres musculares, el insomnio e incluso los espasmos intestinales. Uno de sus ingredientes, el fenobarbital, se considera una sustancia estupefaciente y en muchos países está prohibido o rigurosamente limitado. Sin embargo, en Rusia se puede comprar sin receta. Cuesta poco más de US$ 0,5 en gotas y alrededor de US$ 2,60 en pastillas.
4. Validol
Considerado como un análogo del Corvalol, aunque no sea del todo así. La Academia Rusa de Ciencias Médicas determinó que el Validol debía ser retirado del sistema de medicamentos subvencionados, ya que se consideraba obsoleto e inefectivo. Sin embargo, este calmante ligero permaneció en la lista, aunque fuera tan solo para tranquilizar a las abuelas rusas. Y es que cualquiera de ellas sabe que, en caso de nerviosismo y sentir agitado el corazón, basta con un Validol bajo la lengua y asunto resulto.
5. Frascos y mostaza
En el siglo pasado se creía que muchos resfriados se curaban de forma efectiva calentando la espalda. Había dos métodos igualmente dolorosos: aplicar en la espalda cataplasmas de mostaza o colocar unos cuantos frascos de vidrio calientes. En la mayoría de países han desaparecido estas inefectivas prácticas de “tortura”, aunque en el espacio postsoviético siguen utilizándose estos métodos.
6. Arbidol
El agente antiviral Arbidol se desarrolló en la URSS en 1974. En aquella misma época se realizó el estudio médico Arbitr, que demostró su eficacia. Posteriormente no se realizaron nuevos estudios según los estándares actuales.
La agencia estadounidense de regulación de medicamentos FDA se negó a registrarlo como un medicamento, aunque lo incluyó como un suplemento alimenticio. En 2006, debido a la gripe aviar, la empresa estadounidense GoodEarthMedicine pidió a la FDA autorización para utilizar Arbidol en territorio de EE UU debido a su bajo coste (US$ 3), pero el permiso le fue denegado, alegando que su efectividad no estaba demostrada.
En 2010, el principal farmacólogo del Ministro de Salud de Rusia, Vladímir Petrov, prometió demostrar la efectividad del Arbidol. “Muchos farmacólogos de nuestro propio país a priori consideran mala cualquier cosa fabricada en Rusia. Nos vemos obligados a demostrar la eficacia de cada uno de los fármacos nacionales mediante diversos métodos”. Este año debe finalizar un nuevo estudio a gran escala de este medicamento.
7. Viferón
Cuando en el organismo entran virus las células empiezan a combatirlos produciendo unas proteínas especiales- los interferones- que impiden su reproducción. Pero el organismo no siempre puede arreglárselas solo, de modo que hay que proporcionarle dosis adicionales de interferones.
En Occidente los interferones se administran por vía intravenosa y son caros. En Rusia venden un sobre de supositorios de Viferón por 500 rublos (US$ 8,7). Podría parecer una buena solución, si no fuera por un pequeño “pero”: las moléculas del interferón son demasiado grandes para pasar a través de las paredes intestinales y llegar a la sangre sin romperse en pequeños fragmentos.
“No existen datos sobre lo que ocurre en el organismo con los interferones introducidos por vía no parenteral (es decir, sin evitar el sistema digestivo)”, dice Alexandr Jadzhilis, presidente de la asociación de farmacólogos clínicos de San Petersburgo.
El problema de los estudios clínicos
Según Alexandr Jadzhilis, existe un serio problema en Rusia con los estudios clínicos. “Se realizan muchos estudios, incluyendo algunos internacionales, pero su calidad, número de muestras y diseño -es decir, su plan general o descripción- dejan mucho que desear. Requieren enormes inversiones económicas que no todas las empresas se pueden permitir”.
Las leyes rusas permiten que en el mercado haya fármacos de efectividad y seguridad no demostradas, pero ello no significa que estos fármacos sean completamente inútiles. Es habitual que habitantes de los países cercanos vayan a menudo a Rusia a comprar medicamentos baratos sin receta.
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