Temen un posible desabasto de fármacos en México

Martes, 29/01/2019
La industria farmacéutica del país alertó del problema por la demora en actividades de la Cofepris.
Maribel R. Coronel / El Economista

De por sí cada inicio de año son comunes los retrasos en el reparto de medicamentos en el sector público. Que porque aún faltó algún detalle por definir en la negociación de la compra consolidada o porque están esperando la firma de contratos o porque cada institución se maneja con distinto distribuidor y cada uno tiene sus ritmos, o por cualquier otro factor.

El punto es que tanto del lado del gobierno como de la industria, incluyendo farmacéuticas y distribuidores, ya saben que tienen que anticiparse desde finales del año previo para evitar que en las primeras semanas del año entrante haya riesgo de desabasto en cualquier medicamento. Es un asunto delicado para cualquier paciente y más para aquellos a quienes no tomar su terapia les significa riesgo de muerte.

Esto en el sector salud, tanto en gobierno como en sector privado, se tiene muy presente, más aún en este cambio de sexenio.

Con lo que no contaban es que hubiera una parálisis absoluta en la Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) y que ésta se extendiera por más de mes y medio sin emitir ni un registro, ni renovación, ni permiso, ni cita de orientación, ni nada.

Las industrias reguladas por la Cofepris, encabezada por José Alonso Novelo, son sectores de consumo con cadenas de producción especializada, pero en particular requieren atención constante las que trabajan con perecederos, como es el caso de alimentos y bebidas; y muy en particular la industria productora de medicamentos.

Muchas de las terapias de alta especialidad son importadas, y requieren renovaciones constantes de parte de Cofepris. Los medicamentos de última generación, por ejemplo, llegan al hospital o a la farmacia sólo si obtuvieron antes el permiso sanitario de importación emitido por Cofepris. Hay muchos fármacos vitales como la metformina para diabetes o la levotiroxina o las quimioterapias, por mencionar algunas, que deben tenerse siempre.

También la producción farmacéutica nacional -sobretodo de genéricos- depende de insumos externos y, por tanto, de permisos de importación. El 80% de las sustancias activas (las sales base para el fármaco) son igualmente provenientes del extranjero. Están también los registros sanitarios, renovaciones, inspecciones de vigilancia. Son miles los trámites que hoy tiene detenidos Cofepris.

Aparte, no hay nombramientos de titulares en ninguna comisión -Autorización Sanitaria, Operación Sanitaria, Fomento Sanitario, Evidencia y Manejo de Riesgos; sólo hay encargados de despacho, incluso en la Coordinación Jurídica. Y como ninguna firma vale para ningún trámite más que la del propio titular Novelo Baeza, en su persona hoy topa y está atorado cualquier trámite en Cofepris.

Tal parece que el riesgo de todo eso no se lo han explicado bien al médico Novelo, quien desde mediados de diciembre mantiene la instrucción de no dar respuesta y ni siquiera citas de orientación técnica a ninguna industria. Ha cancelado los carriles especializados dentro de Autorización Sanitaria y no ha aceptado recibir a las cámaras de ninguna industria, excepto al sector de la industria herbolaria, encabezada por Emanuel Züñiga que recibió con su equipo la semana pasada.

La que ha prendido las alertas es la industria farmacéutica. Su presidente Guillermo Funes y su director Rafael Gual manifestaron su preocupación por el riesgo de desabasto que ven venir al no tener señales de cuánto tiempo más durará la parálisis del regulador sanitario.

Pareciera que hay un sospechosismo a ultranza, la idea de que todo es corrupción. Lo que el doctor Novelo no ha captado es que se la está jugando de verdad; que está yendo contra la propia institución que encabeza. Que justo la parálisis abre espacios para la corrupcion y que no romper la cadena de abasto es crucial para todos los pacientes que toman medicinas.

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