Gafas electrónicas omnifocales: la solución a la vista cansada
El dispositivo tiene la posibilidad de regular en tiempo real la prescripción necesaria para ver con nitidez objetos a diferentes distancias.
Antonio Sabán, Think Big. Las referencias más antiguas que tenemos de las gafas datan de varios siglos antes de Cristo. Y sin embargo no es algo sobre lo que se suele prestar atención a la hora de hablar sobre avances futuros. Aunque hace poco pasó una fiebre de gafas inteligentes, nunca pretendieron ser las gafas del futuro en lo que a calidad de visionado óptico se refiere, sino en el sentido de aportar avances informáticos como hacen otros wearables. Las gafas omnifocales de Deep Optics, por el contrario, sí persiguen mejorar la visión.
Normalmente, cuando la presbicia aparece, lo más común es utilizar gafas con lentes bifocales o progresivas que permiten, a personas con vista cansada, enfocar a varias distancias. La solución de Deep Optics es electrónica, por lo que no es necesario un cristal especial según el tipo de vista. El resultado, para la persona portadora es, en principio, mucho más cómodo y nítido.
Para ello, integran una cápa de cristal líquido transparente -similar al que ya se ha utilizado en cámaras de smartphones- que cambia con la corriente eléctrica. El líquido modifica el índice de refracción, es decir, la forma en la que pasa la luz a través de la lente. De esta manera, automáticamente, cambia la prescripción de la lente según la distancia del objeto sobre el que enfoque el portador. Para detectar el movimiento, las gafas integran un sensor de movimiento de pupilas.
Cuando cambia la distancia pupilar, es decir, la distancia entre los centros de ambas pupilas, el sensor es capaz de saber la profundidad del objeto sobre el que la persona quiere enfocar. Lo que estas gafas omnifocales hacen, por una parte es, medir la distancia de los objetos, y por otra, ajustar la capa de cristal líquido para que la persona vea en tiempo real. Todo ello, por supuesto, sin que sea perceptible, ni controlable por el usuario, lo cual es positivo, para no notar diferencias respecto a gafas tradicionales.
Deep Optics habla aún de las gafas como prototipo, porque obviamente, para lanzar un producto así, hace falta que el funcionamiento sea perfecto. Han recibido una inversión de US$ 4 millones para continuar el desarrollo, y esperan que las gafas lleguen al mercado en un plazo estimado de dos años. Como segunda vía de negocio, también plantean la posibilidad de aplicar la tecnología de las gafas omnifocales a la realidad virtual, y es que lo cierto es que uno de los campos donde surgirán más problemas es en la vista.
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