¿Es posible eliminar el despilfarro en salud?
“Estados Unidos gasta más en salud que cualquier otro país, con costos que alcanzan el 18% del Producto Interno Bruto” dice el reporte Waste in the US Health Care System Estimated Costs and Potential for Savings (Desechos en el sistema de atención médica de EE. UU. Costos estimados y potencial de ahorro), publicado el 7 de octubre por JAMA. Eso es más de US$ 10 mil per cápita al año. Lo relevante es que el informe también dice que de un 20 a un 25 por ciento de ese monto es derroche. El desperdicio de dinero estimado en este país es de entre US$ 760 mil millones a US$ 935 mil millones por año.
Si esto es un problema, JAMA indica que no hay una solución definitiva en este momento: según la información disponible solo se podría eliminar una cuarta parte de este gasto inútil, reduciendo el total del gasto en salud en un 5 por ciento. “A pesar de los esfuerzos para reducir el sobretratamiento, mejorar la atención y abordar el pago excesivo, es probable que el derroche sustancial en el gasto médico permanezca”, indica el reporte.
Aun cuando un 5% como porcentaje es poco, ese potencial ahorro representa entre US$ 191 mil millones y US$ 281 mil millones por año. El texto es obra de William Shrank, Teresa Rogstad y Natasha Parekh e incluyó la revisión de publicaciones médicas e informes con datos del gobierno estadounidense desde 2012 a 2019.
Por dónde escapa el dinero
¿Cuáles son las fuentes de este gasto perdido? Según indica JAMA son los costos administrativos la mayor causa: US$ 266 mil millones al año. Esto incluye el tiempo y los recursos dedicados a la facturación, la presentación de informes a las aseguradoras y los programas públicos. A pesar de este alto costo, los autores no encontraron estudios que evalúen los enfoques para reducirlo, en gran parte debido a la fragmentación del sistema de salud.
JAMA es la sigla de Journal of the American Medical Association (Revista de la Asociación Médica Estadounidense). En su reporte consideran que reducir el derroche en costo administrativo “debería ser el resultado de una mejor colaboración de los pagadores con los sistemas de salud y los médicos, en forma de modelos de pago basados en el valor”. Sin embargo, el texto señala que la data que describe el éxito de estas intervenciones es limitada y que se necesita más evidencia para cuantificar cuánto podría reducirse el gasto en costos administrativos.
"Hasta ahora, al parecer solo unos pocos sistemas de pago basados en el valor producen ahorros, y no muchos”, señala un artículo del New York Times sobre el informe, publicado, al igual que el reporte, el 7 de octubre y donde se destaca lo poca información disponible para prevenir este gasto. "Tenemos evidencia sobre cómo reducir solo una pequeña fracción, pero necesitamos hacer un mejor trabajo para acumular evidencia sobre lo que funciona", comenta el artículo del NYT, escrito por el académico de la Universidad de Boston Austin Frakt.
Sobre este cuestionamiento respecto al gasto en la medicina basada en el valor, la experta en Value Based Health Care Marcia Makdisse considera que la transición a un nuevo sistema de atención médica no es fácil, considerando la complejidad de los sistemas de atención médica, que aún están en una etapa temprana. “Durante décadas, los proveedores de servicios de salud se han beneficiado de la tarifa por servicio y llevará tiempo para que todos los interesados se adapten a un nuevo escenario en el que los procesos de atención, las métricas de rendimiento clave y los sistemas de tecnología de la información puedan rediseñarse, centrándose en las condiciones y necesidades de los pacientes”, comenta Makdisse, Chief Value Officer (CVO) en CareCycle y ex Gerente Médico del Value Management Office en el Hospital Israelita Albert Einstein.
Según el estudio de JAMA, son los precios la siguiente área más grande en derroche. La estimación de los autores para esto es de US$ 231 mil millones a US$ 241 mil millones por año. El estudio apunta a los altos precios de los medicamentos de marca como la principal causa. En este ítem los modelos basados en el valor no tienen mayor influencia en el ahorro, ya que los precios de los medicamentos no se verían afectados por estos nuevos modelos de salud.
Otras categorías examinadas por el estudio de JAMA incluyen atención ineficiente, de bajo valor y descoordinada. Juntas, estas tres variables suman al menos US$ 205 mil millones. En estas últimas causas los hallazgos del estudio son más optimistas, ya que se encontró evidencia de que en estas variables se podría eliminar hasta la mitad del derroche.
Menos gasto más datos
En una comparación de los resultados del estudio de JAMA con la realidad latinoamericana, Mauricio Jordao, Director Médico en el Hospital Samaritano (Brasil) comenta que la región y su país en particular tienen más posibilidades de reducir derroches dadas las características de este gasto. “En Brasil, el desperdicio en la atención médica es un poco mayor que en EE.UU., algunos estudios muestran algo así como el 30%, incluyendo principalmente el uso excesivo de cirugías, procedimientos y exámenes innecesarios, y también fraudes”, comenta el médico. Lejos del 19% de Estados Unidos, según la OCDE y el Banco Mundial, el gasto en salud en países de América Latina en porcentaje del PIB es de 8,1% en Chile, 5,9% en México, 5,9% en Colombia y 8,8% en Brasil. “Dado que en los EE. UU. la mayoría del derroche se refiere a costos administrativos, es más difícil reducir más de lo que se muestra en el estudio. Por eso creo que en Brasil tenemos una gran oportunidad para reducir más que eso”, agrega Jordao.
Una variable esencial para conocer el estado de la región en cuánto a despilfarro es la falta de data disponible. “Se requiere obtener más claridad sobre la comprensión y medición de la eficiencia del gasto, así como más esfuerzos para recolectar datos, desarrollar indicadores y promover mayor transparencia y rendición de cuentas”, comenta el Dr.Fernando Arias, académico y Jefe del Grupo de Neoplasias del Peritoneo de Fundación Santa Fe de Bogotá.
Sobre esta ausencia de información tampoco escapa el informe de JAMA, el cual reconoce limitaciones en su realización, como la incapacidad de obtener información completa en todas las categorías propuestas. Y al ser un estudio basado en reportes, JAMA reconoce que “la variabilidad podría ser el resultado de las diferencias en las poblaciones estudiadas, de los enfoques de modelado e incluso de sesgo en las publicaciones”.
En esto concuerda Makdisse, quien considera interesante el estudio de JAMA pero pone un acento en la cantidad limitada de evidencia disponible. “Me parece un llamado a la acción para una mayor inversión en proyectos que produzcan más evidencia del mundo real sobre las causas del despilfarro e identifiquen oportunidades para reducirlo”, concluye.
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