Un tipo de glóbulo blanco ignorado podría ser la esperanza contra los efectos graves del COVID-19

Jueves, 11/06/2020
La causa principal de muerte para los pacientes con COVID-19 replica la forma en que la pandemia de gripe de 1918 mataba: los pulmones se llenan de líquido y esencialmente se ahogan por el síndrome de dificultad respiratoria aguda.
Europa Press

Un tipo de glóbulo blanco ignorado durante mucho tiempo puede ser fundamental para la reacción exagerada del sistema inmunitario que es la causa más común de muerte para los pacientes con COVID-19. Los investigadores de la Universidad de Michigan (UM), en Estados Unidos, han descubierto ahora que unas partículas en forma de bastón pueden sacarlos de la circulación.

La causa principal de muerte para los pacientes con COVID-19 replica la forma en que la pandemia de gripe de 1918 mataba: los pulmones se llenan de líquido y esencialmente se ahogan por el síndrome de dificultad respiratoria aguda (SDRA).

Pero una nueva forma de extraer células inmunes de los pulmones podría prevenir este resultado. Esta investigación se encuentra entre los proyectos esenciales en UM que han continuado durante la pandemia sin interrupciones.

El SDRA es una manifestación de una afección conocida como tormenta de citoquinas, en la que el sistema inmunitario reacciona de forma exagerada y comienza a atacar los órganos de la persona.

Los glóbulos blancos fuera de control descomponen el tejido pulmonar y hacen que se acumule líquido. Ayudando a liderar la carga es un tipo de glóbulo blanco llamado neutrófilo, que constituye del 60% al 70% de las células fagocíticas que se alimentan de intrusos en los humanos.

"Son como la guardia de fronteras, su trabajo principal es asegurarse de que no se traspasen sus límites", ejemplifica Lola Eniola-Adefeso, profesora de Diversidad y Transformación Social y de Ingeniería Química, que dirigió la investigación.

Los neutrófilos no están especializados, lo que les permite responder a muchas amenazas, añade. Pero a veces, esa falta de especialización significa que no saben cuándo dejar de fumar.

"Mientras haya señales, los neutrófilos siguen actuando. En algunos casos, el ciclo de retroalimentación se rompe y eso convierte lo que se supone que es una buena respuesta en una mala respuesta", añade Eniola-Adefeso.

Una de sus acciones es emitir moléculas de señalización llamadas citocinas que le dicen a las células que rompan las barreras y permitan que la sangre y los fluidos entren en un sitio problemático. Cuando esa respuesta se vuelve mala, los neutrófilos deben detenerse para que otras células puedan intervenir y reparar el daño.

Anteriormente, el grupo de Eniola-Adefeso demostró que las micropartículas de plástico inyectadas en la sangre de ratones podían distraer a los neutrófilos y desviarlos de las áreas de inflamación severa en los pulmones. Los neutrófilos tomarían la partícula y se dirigirían al hígado para deshacerse de ella. Los microplásticos utilizados de esta manera aliviaron el SDRA en ratones.

Ya se sabía que otros fagocitos no son aficionados a las partículas en forma de barra o bastón. Eniola-Adefeso explica que "se vuelven perezosos" con el largo proceso de envoltura alrededor de una barra. Por ello, se preguntaron si a los neutrófilos les pasaría lo mismo. "Encontramos todo lo contrario. En realidad, prefieren comer partículas con forma de bastón", añade.

Y esa preferencia es útil para atacar a los neutrófilos y dejar que otros glóbulos blancos hagan su trabajo. Descubrieron que cuando ofrecían este tipo de partículas a diferentes fagocitos, el 80% de los neutrófilos se los comía, mientras que solo el 5% al 10% de otros fagocitos lo hacían. Las comparaciones incluyeron macrófagos, otra célula que come intrusos, y células dendríticas, que capturan a los intrusos y luego muestran a las otras células inmunes qué buscar.

El equipo está explorando actualmente si las partículas que distraen los neutrófilos pueden fabricarse con medicamentos en lugar de plástico. Eniola-Adefeso ahora está trabajando con la Oficina de Transferencia de Tecnología de la UM para avanzar su sistema de entrega hacia ensayos clínicos, con la esperanza de que pueda resultar útil en la lucha contra COVID-19. La UM ha solicitado protección por patente y ha lanzado una nueva empresa, Asalyxa.

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