Una alternativa: construir tu propia burbuja social anti coronavirus

Miércoles, 10/06/2020
Algunos científicos han propuesto como alternativa a las cuarentenas y el aislamiento social la posibilidad de reorganizarnos en pequeños grupos para mantener una baja tasa de contagios sin perder el contacto social, vital para la salud mental y la economía.
El Espectador

La transmisión de un virus como el SARS-CoV-2 depende, en gran medida, de una de las características que más nos define como especie: somos seres gregarios. No se nos da tan fácil la soledad. Así que la cercanía constante entre unos y otros, así como el tiempo que invertimos en esos encuentros, constituyen el puente perfecto para que un virus capaz de viajar en los pequeños aerosoles que expelemos al respirar, hablar, toser o estornudar se haya extendido por todo el planeta en tan poco tiempo.

Sin vacunas ni tratamientos a la mano, las viejas medidas de salud pública, como el distanciamiento social y el aislamiento, resultaron nuestra mejor protección. Una estimación del Departamento de Matemáticas del Imperial College de Londres calculó que tan solo en seis países (China, Corea del Sur, Italia, Irán, Francia y Estados Unidos) este tipo de medidas habrían prevenido aproximadamente 62 millones de casos confirmados.

Pero con el paso de los días también ha quedado claro que esas mismas medidas son insostenibles en el tiempo y el precio que pagamos por ellas es inmenso. El Banco Mundial proyecta para 2020 un desplome del PIB global tres veces mayor que en el peor año de la Gran Recesión. Sin sumar a esto el aumento en violencia familiar, el deterioro de la salud mental, entre otras consecuencias.

¿Qué hacer? Un grupo de sociólogos de la Universidad de Oxford, encabezados por Per Block, han comenzado a hablar de una interesante estrategia para sumar a otras planteadas por los epidemiólogos. Se trata de construir “redes sociales” para alterar la actual estructura social y reducir considerablemente la tasa de contagio del virus o, al menos, retrasarla. Burbujas sociales, tal vez sea un nombre más preciso.

La idea es la siguiente: a lo largo de un día usted puede cruzarse con un alto número de personas entre las que se sentaron al lado suyo en el transporte, la familia, los amigos, la gente en la oficina, los encuentros casuales. Esas personas a su vez interactúan con un número similar cada día. Una tasa de interacción que eleva demasiado el riesgo de contraer el coranavirus. Lo que se logra con una cuarentena es congelar esos contactos y fraccionar la red social a su mínima expresión: núcleos familiares. Ssolo interactúan los que viven bajo un mismo techo.

¿Pero qué pasaría si logramos crear grupos más extensos que incluyan algunos amigos o unos cuantos compañeros de trabajo? En teoría, se podría reducir el riesgo sin perder el contacto social, guardando la salud mental, haciendo la vida más llevadera mientras aparecen mejores estrategias para controlar el virus.

Block y su equipo eligieron evaluar tres tipos de “burbujas” en un modelo computacional que recrea los modelos de contagio que usan los epidemiólogos. Aclaran de entrada que su análisis simula sociedades hasta de 4 mil personas y no megaciudades, por lo que debe tenerse cuidado a la hora de extrapolar las conclusiones.

El primer tipo de burbuja que analizaron se construiría entre individuos que eligen a sus compañeros de contacto basándose en la similitud de una característica individual predeterminada. Por ejemplo, vivir cerca (similitud espacial), ser miembros de las mismas organizaciones (un mismo grupo en el trabajo) o incluso la edad.

En el segundo tipo de burbuja las personas eligen interactuar con personas que a su vez interactúan con sus contactos. Dicho de otra manera, interactuar menos o no interactuar con personas que no están en contacto con sus otros compañeros de contacto habituales. “Dos amigos solo deberían encontrarse si tienen muchos otros amigos en común”, aclaran los investigadores en su artículo publicado en la revista Nature Human Behaviour “mantener el contacto en comunidades cohesionadas caracterizadas por triángulos puede contener propagación de virus”.

La tercera forma de configurar una burbuja social analizada por Block y su grupo se basa en construir burbujas a través del contacto repetido. Bajo esta instrucción, “los individuos deben decidir con quién desean interactuar regularmente y, con el tiempo, restringir la interacción a esas personas. Esto reduce la cantidad de socios de contacto en lugar de la cantidad de interacciones. Esta estrategia de limitar el contacto a muy pocos con interacciones repetidas está en el espíritu de un contrato social con otros para crear burbujas sociales permitiendo solo interacciones dentro del mismo grupo delineadas de común acuerdo”.

Esta estrategia, por ejemplo, sería útil para los empleadores que podrían crear burbujas de empleados o unidades de trabajo contenidas en los departamentos. “Estas microcomunidades son difíciles de penetrar para un virus y, lo que es más importante, si la infección se contrae por un contacto, es difícil que el virus se propague mucho más”.

Los resultados del análisis son interesantes. Al correr el modelo computacional encontraron que “las tres estrategias reducen sustancialmente la propagación del virus en comparación con la ausencia de intervención o el simple distanciamiento social no estratégico”.

La más efectiva de los tres tipos de burbujas es la tercera, la interacción con contactos repetidos. En comparación con una estrategia de reducción, en la que cada persona elige aleatoriamente reducir sus contactos, con la tercera burbuja retrasa el pico de infecciones en un 37 %, disminuye la altura del pico en un 60 % y da como resultado un 30 % menos de individuos infectados al final de la simulación.

La segunda burbuja (estrategia de fortalecimiento de la comunidad) retrasaría el pico 34 %, disminuiría la altura del pico en 18 % y genera 19 % menos infectados. En el caso de la primera burbuja el pico se retrasa en un 49 %, disminuye su tamaño en 44 % y genera 2 % menos de infectados.

Bélgica es uno de los países que están intentando integrar estas ideas en su estrategia de reactivación social. Desde mediados de mayo, como lo señaló el periódico The Guardian, cada hogar en Bélgica puede invitar hasta cuatro personas a su hogar. De esta manera se constituyen los dos grupos en una burbuja. “El concepto, que también está siendo discutido por el gobierno británico, abre el mayor campo de minas social del bloqueo del coronavirus”, señaló el diario.

“Dado que la mayoría de las personas en un mundo posterior al cierre necesita interactuar en múltiples círculos sociales (por ejemplo, lugar de trabajo, familia extensa, etc.), emplear una sola estrategia podría no ser práctico”, anotaron los científicos. Así que al evaluar qué ocurre al mezclar burbujas descubrieron que las estrategias combinadas eran comparativamente tan efectivas como las estrategias individuales.

Una aclaración importante sobre la que hacen énfasis los autores: “Nuestros análisis y razonamientos claramente no deben usarse para justificar ninguna forma de segregación de grupos raciales o sociales o ideas vulgares similares”.

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