10 mitos y verdades sobre el tratamiento contra el cáncer
Es posible que ciertas ideas erróneas sobre el tratamiento contra el cáncer le generen confusión o inseguridad al decidir qué tipo de tratamiento desea recibir. Mayo Clinic explica algunos de los mitos más frecuentes para brindarle mayor seguridad con respecto al tratamiento contra el cáncer.
Gracias a los avances en la investigación, el tratamiento contra el cáncer es más eficaz y presenta menos efectos secundarios, pero eso no quita que aún existan ideas erróneas sobre este tratamiento. A continuación, se detallan algunas de las ideas más frecuentes sobre el tratamiento contra el cáncer junto a su verdadera explicación correspondiente.
Mito: lo único que se necesita para combatir el cáncer es una actitud positiva.
Verdad: no existen pruebas científicas de que mantener una actitud positiva durante el tratamiento contra el cáncer le conceda una ventaja o aumente las probabilidades de curarse.
Lo que sí es posible con una actitud positiva es mejorar su calidad de vida durante y después del tratamiento. Tendrá mayores probabilidades de permanecer activo, mantenerse en contacto con sus familiares y amigos, y continuar con las actividades sociales. Esto le dará una mayor sensación de bienestar y fuerzas para afrontar la enfermedad.
Mito: si podemos llegar a la luna, ya deberíamos haber encontrado la cura para el cáncer.
Verdad: encontrar la cura para el cáncer resultó ser un procedimiento más complejo que dominar los principios de ingeniería y física de los vuelos espaciales.
De hecho, el cáncer incluye un gran conjunto de enfermedades y puede deberse a varios motivos diferentes en cada persona. Si bien el diagnóstico y el tratamiento contra el cáncer han mejorado, los médicos aún no saben completamente por qué una célula se vuelve cancerosa y por qué algunas personas con cáncer obtienen mejores resultados que otras.
Además, el cáncer cambia constantemente. Es posible que las células cancerosas muten o cambien durante el curso de la enfermedad y que, por este motivo, ya no respondan a la quimioterapia o radioterapia que se administró desde un comienzo.
Mito: las empresas farmacéuticas y las agencias gubernamentales, como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU., bloquean o impiden el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer.
Verdad: tanto el médico como la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU., cuya aprobación es necesaria para administrar nuevos medicamentos a las personas que no participan en ensayos clínicos, están de su lado y ponen su seguridad como mayor prioridad.
Realizar estudios científicos para establecer la seguridad y la eficacia de nuevos tratamientos contra el cáncer, desafortunadamente, lleva tiempo. Por este motivo, puede parecer que se bloquea el desarrollo de nuevos tratamientos eficaces o incluso se puede escuchar algo al respecto.
Generalmente, los médicos comienzan a investigar sobre el cáncer porque un familiar o amigo padece esta enfermedad. Su interés en encontrar la cura es igual al de cualquier otra persona y sus razones son las mismas: los afecta personalmente. Detestan ver sufrir a un ser querido y no quieren perderlo, y les gustaría evitar que otros experimenten lo mismo.
Mito: todos los tipos de cáncer pueden detectarse a tiempo gracias a los controles médicos habituales y a la tecnología actual.
Verdad: si bien recibir atención médica con regularidad puede aumentar las probabilidades de detectar el cáncer a tiempo, es imposible garantizarlo. El cáncer es una enfermedad complicada que no siempre se puede detectar.
El cumplimiento de los exámenes de detección habituales se asocia a una reducción en la cantidad de muertes por cáncer de próstata, de cuello del útero, de mama, de pulmón, de colon y de recto.
Mito: si recibe tratamiento contra el cáncer, no puede vivir en su casa, trabajar ni continuar con sus actividades habituales.
Verdad: la mayoría de las personas con cáncer reciben el tratamiento como pacientes ambulatorios dentro de su propia comunidad.
Es posible que, en ocasiones, sea necesario viajar a un centro médico especializado; pero, por lo general, los médicos de este centro pueden trabajar junto con los de su lugar de residencia para que pueda estar con sus familiares y amigos.
Las personas, a veces, pueden optar por no trabajar durante un tiempo y enfocarse en su salud, pero muchas veces también es posible retomar o continuar trabajando.
Se han realizado muchas investigaciones para que a las personas les resulte más fácil llevar una vida normal mientras reciben un tratamiento contra el cáncer. Por ejemplo, actualmente pueden acceder a medicamentos para prevenir las náuseas y se les motiva a hacer ejercicio. Como resultado, generalmente es posible trabajar y mantenerse activo durante el tratamiento.
Mito: el cáncer siempre causa dolor.
Verdad: algunos tipos de cáncer nunca causan dolor.
En el caso de las personas con dolor oncológico, particularmente aquellas que padecen un cáncer en etapa avanzada, los médicos se han dado cuenta de la necesidad de controlarlo y han encontrado mejores métodos para tratarlo. Si bien no se puede eliminar el dolor por completo, el objetivo es controlarlo para que no tenga una gran repercusión en su rutina diaria.
Mito: las células cancerosas pueden verse afectadas por una biopsia con aguja y trasladarse a otras partes del cuerpo.
Verdad: casi todos los tipos de cáncer carecen de pruebas definitivas que indiquen que una biopsia con aguja (procedimiento utilizado para diagnosticar muchos tipos de cáncer) causa la propagación de células cancerosas.
Sin embargo, hay excepciones que los médicos y cirujanos conocen bien. No suele utilizarse una biopsia con aguja, por ejemplo, para diagnosticar el cáncer testicular. Al contrario, si un médico presume la presencia de cáncer testicular, se extirpa el testículo.
Mito: la cirugía causa la propagación del cáncer.
Verdad: aún no se ha demostrado que la cirugía cause la propagación del cáncer. No retrase ni rechace el tratamiento a raíz de este mito. El primer y más importante tratamiento contra el cáncer suele ser la extirpación quirúrgica.
Debido a que algunas personas se sienten peor en la recuperación que antes de la cirugía, es posible que crean este mito.
Mito: todas las personas con el mismo tipo de cáncer reciben el mismo tipo de tratamiento.
Verdad: el médico personaliza el tratamiento según cada caso en particular. El tipo de tratamiento que recibirá depende de dónde se ubica el cáncer, si se propagó y en qué medida lo hizo, qué efectos tiene sobre las funciones del organismo, cuál es su estado de salud en general y otros factores.
Existen cada vez más tratamientos contra el cáncer personalizados en función de una prueba genética de células cancerosas. Las mutaciones o los cambios específicos en las células cancerosas pueden orientar el desarrollo del tratamiento. Sus genes también pueden determinar qué tipo de tratamiento contra el cáncer recibirá. Existen determinados genes que pueden indicar si su cuerpo procesa ciertos medicamentos y tipos de quimioterapia de manera diferente al cuerpo de otra persona.
Mito: todas las personas con cáncer deben recibir un tratamiento.
Verdad: recibir o no un tratamiento contra el cáncer es su decisión. Antes de tomar una decisión, puede consultar con el médico y analizar sus opciones.
Una persona con cáncer puede optar por no recibir un tratamiento si presenta lo siguiente:
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Cáncer de crecimiento lento. Es posible que algunas personas con cáncer no presenten ningún síntoma y que en las pruebas de laboratorio se observe que la enfermedad crece muy lento. Estas personas pueden optar por esperar y controlar su progreso. Si, de pronto, el cáncer comienza a crecer rápidamente, siempre tienen la opción de iniciar el tratamiento.
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Otras afecciones médicas. Si padece otras enfermedades graves que posiblemente representen una mayor amenaza para su salud, puede optar por no tratar el cáncer. Esto puede aplicarse particularmente en el caso de un cáncer de crecimiento lento.
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Cáncer en etapa avanzada. Si el tratamiento supone más efectos secundarios que beneficios, puede optar por no recibirlo. Esto no significa que el médico lo abandonará, sino que puede implementar medidas que le ayuden a sentirse mejor, por ejemplo, para aliviar el dolor.
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