La importancia de un buen análisis de sangre
El análisis sanguíneo puede dar muchas pistas sobre el estado de salud de una persona. Es por ello importante realizarse analíticas de forma periódica de cara a prevenir futuras enfermedades.
Dependiendo del tipo de análisis solicitado, se pueden obtener datos sobre los niveles de las diferentes células sanguíneas (glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas), los niveles de glucosa, los parámetros lipídicos (colesterol y triglicéridos), además de otros muchos hallazgos, como el estado de sus enzimas hepáticas, las enzimas musculares, el tiroides, marcadores inflamatorios, la serología de virus, entre otros.
Así lo explica en una entrevista con Infosalus el doctor Miguel Turégano Yedro, secretario del grupo de trabajo de Hematología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), quien destaca también que a través de un análisis de sangre se pueden diagnosticar "numerosísimas" patologías.
Al solicitar el hemograma (estudio elementos sanguíneos) se pueden detectar numerosas enfermedades hematológicas, como es el caso de los distintos tipos de anemia, o tumores de tipo hematológico (leucemia, linfoma, entre otros).
Mientras, el experto de SEMERGEN precisa que estudiar la coagulación permite detectar posibles alteraciones de la coagulación y ver el INR que, entre otras cosas, permite saber el grado de control de una persona que está anticoagulada con 'Sintrom'.
Además de esto, mediante la solicitud de la bioquímica se pueden diagnosticar desde enfermedades muy prevalentes como la Diabetes mellitus, la hipercolesterolemia o el hipotiroidismo, a otras menos usuales y sin unos parámetros analíticos claramente establecidos. "También, mediante una analítica sanguínea se puede detectar en muchos casos el virus o la bacteria responsable de una determinada infección", valora el doctor Turégano.
No obstante, el secretario del grupo de trabajo de Hematología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria explica cuáles son los principales parámetros a atender para poder interpretar nosotros mismos el informe de los análisis de sangre que nos ha solicitado el médico:
A) Hematología: hemograma, coagulación, VSG, e INR.
- Hemograma: niveles de glóbulos rojos, glóbulos blancos, y plaquetas.
- Coagulación: para detectar posibles alteraciones que deben ser conocidas previamente a una intervención quirúrgica.
- VSG: parámetro para detectar alguna inflamación o infección en el organismo.
- INR: nos permite saber si el paciente anticoagulado está en los rangos adecuados o no.
B) Bioquímica. Incluye glucemia (niveles de glucosa en sangre), iones (sodio, potasio, calcio, entre otros), enzimas hepáticas (GOT, GPT, GGT), parámetros de función renal (urea y creatinina), colesterol (HDL y LDL), triglicéridos, perfil férrico (hierro, ferritina, y transferrina), vitamina B12, ácido fólico, enzimas tiroideas (T3, T4 y TSH), enzimas de citolisis (LDH), entre otros.
En la bioquímica también se pueden solicitar marcadores tumorales
(por si existiese sospecha de cáncer o tumor), hormonas (ante alteraciones en el ciclo menstrual), o niveles de determinados fármacos que deben registrarse (como la digoxina, el litio, el ácido valproico o la carbamazepina).
C) Inmunología. Ante sospecha de enfermedades reumatológicas o de otro tipo que puedan cursar con niveles altos de determinados anticuerpos.
D) Serología. Si se sospecha de una enfermedad producida por algunos virus determinados.
E) Hemocultivo: Para verificar si existe alguna infección de causa bacteriana.
ES MOMENTO DE HACERSE UN ANÁLISIS
Con todo ello, el especialista de SEMERGEN precisa que la frecuencia con la que cada persona debe realizarse una analítica sanguínea es muy variable. "En principio, una persona joven, sin enfermedades ni factores de riesgo, debería realizarse una analítica anual", sostiene.
Ya en el caso de pacientes con diabetes, pacientes mayores de 65-70 años, o con muchas comorbilidades, al menos hay que realizar una analítica semestral. En otros casos, como las embarazadas, o las personas con determinadas enfermedades que no están controladas, debe realizarse una analítica de control cada 3 meses.
CÓMO SE HACE UN ANÁLISIS DE SANGRE
Con todo ello, el médico de atención primaria recuerda que la extracción de sangre es un proceso que suele ser realizado por un enfermero y dura unos minutos. Para ello, se pide que el paciente se encuentre sentado o recostado en una silla o en una camilla.
Posteriormente, se le pedirá que extienda unos de los brazos, que será aquel en el que se realizará la extracción. Una vez estirado el brazo, se localizará mediante el pulso la vena sobre la que realizar la punción, y se colocará una goma elástica que favorecerá el llenado de la vena. Dicha zona se desinfectará y, una vez hecho esto, se desarrollará la punción con una jeringa y aguja desechables. Tras el pinchazo, se colocará un apósito estéril, y se recomendará que el paciente se presione en el punto de presión hasta que no presente sangrado.
A la hora de someterse a un análisis de sangre, el doctor Turégano señala que el ayuno es muy importante para el examen de sangre, y aunque depende del examen a realizar y éste debe ser indicado por el médico, suele oscilar en torno a 8-12 horas previas a la extracción, ya que existen parámetros como la glucosa, el colesterol, o los triglicéridos, que se alteran en caso de que no se haga dicho ayuno. "Por ello, se recomienda al paciente que cene temprano el día anterior y se realice la extracción sanguínea a primera hora de la mañana", sentencia el miembro de SEMERGEN.
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