Investigan posibilidad de una espina dorsal biónica

Martes, 16/02/2016

Un equipo de científicos australianos ha desarrollado un trabajo en el que una interfaz cerebral hace las veces de espina dorsal biónica.

Think Big. En la Universidad de Melbourne un equipo de investigadores médicos ha llevado a cabo un trabajo encaminado a dar nueva esperanza a aquellos que tienen lesiones de médula. Se trata de un dispositivo capaz de captar las órdenes del cerebro para mover miembros artificiales o un exoesqueleto que recubra a los miembros afectados. Hay que decir que a los trabajos les queda aún mucho por madurar, por el momento esta especie de espina dorsal biónica solo se ha probado animales. En 2017 está previsto que empiecen los ensayos con personas.

El dispositivo que han desarrollado los científicos de la Universidad de Melbourne consiste en un electrodo con forma de stent (tubo que se emplea como prótesis en medicina), que se implanta en un vaso sanguíneo cercano al cerebro. Su misión consiste en registrar la actividad neuronal que se produce cuando el usuario mueve un exoesqueleto, que acompaña a sus miembros, o controla extremidades artificiales.

Uno de los méritos de esta investigación está en su técnica poco invasiva. El dispositivo, al que los propios autores del trabajo llegan a calificar como “espina dorsal biónica”, se implanta sin la necesidad de una operación a cerebro abierto, de forma que se evitan los riesgos asociados a un procedimiento tan delicado. El stent recopila señales procedentes de la corteza motora con una gran precisión para tratarse de un implante no invasivo.

Los científicos han percibido que la calidad de las señales aumenta a medida que el dispositivo se va integrando en el tejido del paciente. Esta actividad neuronal se traduce en señales eléctricas para después enviarlas a los dispositivos robóticos, como exoesqueletos o miembros artificiales, que las conviertan en movimiento. Al final se trata de permitir una conexión entre el cerebro y los dispositivos que pueden devolver funcionalidad a los pacientes con lesiones de médula.

El objetivo es que en 2017 empiecen los ensayos con seres humanos y en un plazo de dos años tres pacientes con parálisis logren controlar un exoesqueleto directamente con el cerebro. Esto es al menos lo que esperan los investigadores, quienes recuerdan que por el momento este tipo de dispositivos se controlan manualmente, con un joystick, desde donde se cambia a posiciones como caminar, parar y girarse. El stent que han desarrollado sería el primer instrumento que permitiría un control directo de un exoesqueleto usando el cerebro.

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