Las diferencias entre expectativas y resultados en el tratamiento de la depresión
Estudio realizado en Estados Unidos mostró que existe una distancia importante entre las prioridades de los pacientes y la de los profesionales que los atienden. La falta de información de costos y coberturas es consecuencia de ello.
En un país en el que más de 15 millones de personas buscan algún tipo de tratamiento contra la depresión cada año, parece haber una brecha importante entre la información que los doctores entregan y la que los pacientes esperan recibir.
Así lo detectó un estudio del Instituto de Políticas en Salud y Práctica Clínica de Dartmouth, publicado en la revista BMJ Open, en el cual se entrevistó a más de mil estadounidenses y 250 profesionales relacionados con la salud mental.
"La buena noticia es que tanto pacientes como doctores que tratan la depresión consideran que la primera prioridad es que un tratamiento funcione", dijo el autor principal y profesor asistente en Dartmouth, Paul Barr. "No obstante, mientras los consumidores dan mucha importancia a los costos y la información de coberturas, los profesionales médicos no siempre lo priorizan de la misma manera".
La investigación incluyó a personas que están recibiendo o recibieron tratamiento contra la depresión, quienes fueron seleccionados para reflejar la edad, género nivel educacional de los adultos que sufren de depresión en Estados Unidos. Junto a ellos, se entrevistó a terapeutas, siquiatras y profesionales de la salud primaria que hubieran tratado la dolencia recientemente y que contaran con más de 15 años de experiencia.
"Lo que encontramos es que, aunque muchos profesionales se dan cuenta de que sus pacientes quieren saber el costo de un tratamiento y si su seguro lo cubre, al parecer no lo conversan con ellos", dijo Barr, quien añadió que la falta de comunicación en estos temas podría atribuirse a la limitación de tiempo de una visita clínica, la dificultad de identificar los costos personales de la enfermedad y la creencia de que las decisiones médicas deben hacerse en base a necesidades y no costos.
En una segunda parte del estudio, sólo 18% de los pacientes reportó que las decisiones se tomaban de manera compartida con quienes los atendían; en la mayoría de los casos, había una baja percepción de discusiones.
El autor principal del estudio concluyó que "hay mucho que se puede hacer para ayudar a los pacientes y a los proveedores de salud a comunicarse de manera más efectiva, para que las personas con depresión puedan conseguir el tratamiento que buscan".
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