Los cambios que el sistema de salud pública necesita para pasar la prueba de marzo en Chile
Por José Luis Araya, subgerente comercial de Sistemas Expertos.
Los servicios de urgencia de los hospitales públicos chilenos se encuentran enfermos de gravedad. No sólo por falta de especialistas o una mala interconexión con las redes de atención primaria, sino también por una profunda falta de gestión de los recursos con los que cuentan hospitales y en especial, dichos servicios. Recordemos que el año pasado médicos, farmacéuticos y dentistas decidieron paralizar por el gran déficit de especialistas en el sistema público de 2.400 profesionales y la deuda hospitalaria que alcanzaba a los US$550 millones.
Empieza una vez más el año escolar, las bajas temperaturas en abril y comenzarán a aparecer todos los síntomas relacionados a enfermedades respiratorias en estos mismos niños y también en adultos mayores, provocando un colapso sistemático de todos los servicios de urgencia del país, en especial de la capital. Con este pronóstico y la evidencia existente de años y décadas pasadas, cabe preguntarse si el sistema de salud público se encuentra preparado para, por fin, sortear con éxito este examen tan difícil y que año a año reprueba.
Para quienes proveemos de soluciones tecnológicas como HIS y ERP al sistema de salud público, este escenario no lo vemos como algo negativo, sino más bien como una oportunidad de mejora de bajo costo frente a un problema multifactorial y extremadamente costoso de solucionar.
Con un sistema de salud público financieramente malogrado que por una pobre gestión de recursos no logra atraer ni retener profesionales y técnicos, se hace indispensable contar con sistemas informáticos que permitan cubrir las necesidades básicas de éstos (sueldos, insumos de trabajo y ambiente laboral entre otros) evitando así su emigración al sector privado.
Nuestra experiencia y la misma evidencia nos demuestran que la causa principal a estos problemas no es falta de recursos, sino la mala administración de estos dada la presencia de sistemas extranjeros que obligan a los centros de salud a cambiar buenas practicas por otras importadas desde países desarrollados y que en nada reflejan la legislación chilena y su realidad idiosincrática. Con sistemas de abastecimiento que integren la realidad de Chilecompras, la multiplicidad de roles en un mismo cargo y las dinámicas propias de legislaciones como la Ley Ricarte Soto o las Garantías Explícitas de Salud, bastan para que la merma de medicamentos en los hospitales baje hasta en un 38%, permitiendo reutilizar de mejor manera esos recursos y anticiparse a eventos como campañas de inviernos e inicio de clases.
Esperemos que este año los hospitales, al igual que los miles de jóvenes que inician sus clases estos días, estudien todo lo que hay disponible y analicen bien todas las opciones para que así puedan dar un examen que les permita salir airoso y así no se les venga marzo encima.
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