México: Entre 30 y 50% del uso de antibióticos es innecesario
El país tiene las mayores cifras de resistencia a los antibióticos para la bacteria Escherichia Coli, lo que podría llevar a un aumento de muertes por esta causa.
Nelly Toche, El Economista. Según la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas (IDSA, por su sigla en inglés), las infecciones son la segunda causa de muerte en el mundo: 14,9 millones en el 2004, que equivalen a 29% de todas las muertes. Se estima que para el 2050, las muertes por mal uso de antibióticos e incremento a la resistencia antibacteriana llegarán hasta 10 millones.
México es el país con mayor resistencia a los antibióticos para la bacteria Escherichia coli, lo que puede derivar en el aumento de muertes relacionadas con ella.
Los antibióticos trabajan inhibiendo las bacterias de diferentes formas, destruyen su pared celular y evitan la replicación. En nuestro país, los antibióticos representan el segundo lugar en ventas.
Ante este problema la doctora Pranita D. Tamma del Centro Infantil Johns Hopkins y el doctor Alfredo Ponce de León Garduño, jefe del Laboratorio de Microbiología Clínica en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, alertaron sobre la necesidad de programas específicos.
Ponce de León explicó que en México al respecto “no tenemos información fidedigna y esto plantea muchos problemas. En Estados Unidos tampoco se tenía muy clara la gravedad del problema, hasta que se vio que había muchos gérmenes que no podían ser curados en los hospitales; entonces surgió la necesidad de nuevos antibióticos pero, por otro lado, no hay interés por desarrollarlos; no es nada fácil, pues eso cuesta mucho dinero, tiempo y esfuerzo, entre 15 años desde que se detecta la molécula hasta que se comercializa, además de una inversión de US$ 10 millones aproximadamente”.
En México, tenemos reportes sobre resistencia antimicrobiana, pero no análisis, que abarcarían una evaluación e investigación exhaustiva con información útil para las instituciones, por lo que se necesita un plan de acción nacional.
En Estados Unidos se lanzó una iniciativa para que toda institución genere sus programas sobre cepas resistentes por mandato. “De manera voluntaria, ya se hacía en 30 o 40% de las instituciones y esto dio pie a la iniciativa, la cual el próximo año entra en vigor” dijo Pranita D. Tamma a El Economista.
¿Qué hacer ante esta crisis?
“La crisis a los antibióticos que estamos viendo refleja una rápida dispersión de resistencia, debido al aumento en el uso indebido de los antibióticos. Definitivamente, estamos contribuyendo a este problema”, dijo D. Tamma.
Instituciones como el hospital Johns Hopkins están utilizando la Administración Antimicrobiana (AMS, por su sigla en inglés). Consiste en unas guías recomendadas por la Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas, creadas y difundidas para que cada hospital desarrolle un programa institucional con el fin de reducir el uso inapropiado de antibióticos, promover costo-efectividad de la terapia y reducir la resistencia.
Se trata de un traje a la medida, ya que las bacterias se comportan de distinta forma de hospital a hospital. “Sabemos que hay momentos en que los pacientes necesitan antibióticos, el problema es que se ha reportado que entre 30 y 50% del uso de antibióticos a nivel hospitalario es innecesario e inapropiado”, expresó D. Tamma.
Ponce de León aseguró que la información es necesaria, “pues antibióticos que se usan desde hace más de 35 años han cambiado su efectividad debido a la resistencia y definitivamente esto cambia incluso de hospital a hospital, ni siquiera hay que cambiar de ciudad. Además, por cada hora que un médico tarde en empezar el antibiótico adecuado, hay un agregado de 7% mayor mortalidad. Las secuelas o consecuencias de un antibiótico mal diagnosticado tienen un costo altísimo”.
Entre las estrategias se incluye educación continua a través de guías, formularios, restricciones, revisión continua, retroalimentación, asistencia computarizada y ciclos antimicrobianos (rotación programada de antimicrobianos en distintos hospitales o unidades).
D. Tamma ejemplifica: “Antes de que se entendiera este programa en Johns Hopkins, la mitad de las veces que recomendábamos cambiar el tratamiento o detenerlo, de todas formas se continuaba y no lográbamos impactar en el resultado; además vimos que muchos médicos y residentes tenían una idea poco favorable de nuestro programa, pues pensaban que queríamos restringir el uso de antibiótico y no nos consideraban como instructores”.
Hoy en día se ha entendido mejor el beneficio, además se han creado estas guías y herramientas tecnológicas y softwares específicos, que muchos de ellos incluso se consiguen de forma gratuita, como el Whonet, desarrollado por la OMS, o el desarrollado por los laboratorios MSD distribuido en México, que facilitan el acercamiento con las instituciones médicas.
D. Tamma agregó que “en muchos hospitales también se ha evaluado el impacto en costos y han encontrado que en el primer año de aplicación del programa se redujeron los costos de antibióticos entre US$ 200.000 y US$ 900.000; así el paciente y el hospital han reducido el impacto económico considerablemente”.
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