Migrañas femeninas: Poca emoción, mucha genética

Viernes, 15/04/2016

A diferencia de lo que se creía en la antigüedad -donde se asociaban las jaquecas a los problemas emocionales-, los dolores de cabeza femeninos son más complejos y dependen de factores ambientales, genéticos y periódicos. 

Cluster Salud. En Estados Unidos, las mujeres sufren tres o cuatro veces más de migraña que los hombres, de un universo total de 36 millones con este problema. Es más, tradicionalmente se ha asociado la migraña al género femenino, estableciendo una relación con su tendencia a la histeria -del griego "útero"- o estrés.

Si bien los cambios hormonales derivados de la menstruación son un detonante para las jaquecas, mostrando incluso una mayor frecuencia durante "esos días" en algunas mujeres, la Dra. Anne McGregor, autora de guías de diagnóstico y tratamiento de migrañas de la Asociación Británica para el Estudio de las Cefaleas, manifestó que la vorágine emocional derivada del período no es la causa de las migrañas. La razón, fundamentada con pruebas de resonancias magnéticas, son las señales neuronales que activan partes del cerebro, interpretadas como dolor por el organismo.

Pero no todo depende de las hormonas. Para el Dr. David W. Dodick, presidente de la Sociedad Internacional de Cefaleas, el componente genético, donde se ha encontrado relación con al menos 40 variaciones de genes, y su relación con el ambiente -olores, luz, alimentos, alcohol, entre otros- que rodea a la "victima", son razones de peso a la hora de entender el fenómeno. Es más, los genes llevan relación con la migraña en cerca de la mitad de los casos.

Lo anterior deriva en un control defectuoso de la percepción de factores, los cuales en conjunto pueden ser una causa como también es probable que la migraña se dé de manera espontánea. Si un paciente sufre de cefalea es probable que se esconda de la luz, pero no precisamente porque sea el detonante, si no porque el dolor de cabeza altera el control de la información sensorial del cerebro y hace que la luz sea una molestia. Tanto el estrés como los olores no son causas, si no que activan la red que recibe esta información en el cerebro.

La clave en el tratamiento de quienes sufren de constantes dolores de cabeza está en no confundir detonantes y causas, ni menos culpar al paciente por la presencia de estas -ya sea algún factor ambiental o manejo del estrés-, por que deriva en un mal diagnóstico y aún peor solución.

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