Los cambios que el sistema de salud pública necesita para pasar la prueba de marzo en Chile

Martes, 07/03/2017

Por José Luis Araya, subgerente comercial de Sistemas Expertos.

Los servicios de urgencia de los hospitales públicos chilenos se encuentran enfermos de gravedad. No sólo por falta de especialistas o una mala interconexión con las redes de atención primaria, sino también por una profunda falta de gestión de los recursos con los que cuentan hospitales y en especial, dichos servicios. Recordemos que el año pasado médicos, farmacéuticos y dentistas decidieron paralizar por el gran déficit de especialistas en el sistema público de 2.400 profesionales y la deuda hospitalaria que alcanzaba a los US$550 millones.

Empieza una vez más el año escolar, las bajas temperaturas en abril y comenzarán a aparecer todos los síntomas relacionados a enfermedades respiratorias en estos mismos niños y también en adultos mayores, provocando un colapso sistemático de todos los servicios de urgencia del país, en especial de la capital. Con este pronóstico y la evidencia existente de años y décadas pasadas, cabe preguntarse si el sistema de salud público se encuentra preparado para, por fin, sortear con éxito este examen tan difícil y que año a año reprueba.

Para quienes proveemos de soluciones tecnológicas como HIS y ERP al sistema de salud público, este escenario no lo vemos como algo negativo, sino más bien como una oportunidad de mejora de bajo costo frente a un problema multifactorial y extremadamente costoso de solucionar.
Con un sistema de salud público financieramente malogrado que por una pobre gestión de recursos no logra atraer ni retener profesionales y técnicos, se hace indispensable contar con sistemas informáticos que permitan cubrir las necesidades básicas de éstos (sueldos, insumos de trabajo y ambiente laboral entre otros) evitando así su emigración al sector privado.

Nuestra experiencia y la misma evidencia nos demuestran que la causa principal a estos problemas no es falta de recursos, sino la mala administración de estos dada la presencia de sistemas extranjeros que obligan a los centros de salud a cambiar buenas practicas por otras importadas desde países desarrollados y que en nada reflejan la legislación chilena y su realidad idiosincrática. Con sistemas de abastecimiento que integren la realidad de Chilecompras, la multiplicidad de roles en un mismo cargo y las dinámicas propias de legislaciones como la Ley Ricarte Soto o las Garantías Explícitas de Salud, bastan para que la merma de medicamentos en los hospitales baje hasta en un 38%, permitiendo reutilizar de mejor manera esos recursos y anticiparse a eventos como campañas de inviernos e inicio de clases.

Esperemos que este año los hospitales, al igual que los miles de jóvenes que inician sus clases estos días, estudien todo lo que hay disponible y analicen bien todas las opciones para que así puedan dar un examen que les permita salir airoso y así no se les venga marzo encima.

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