La intuición materna tecnológica que salva a los adictos
Desde personas sin hogar hasta el ejecutivo más exitoso pueden esconder un secreto. Cualquier persona en el mundo puede ser víctima de una falsa sensación “gloriosa” que parece llevarles hasta el mismísimo cielo. Los adictos que en un primer paso se reconocen como tal se ven en la obligación de asistir a reuniones del tipo Narcóticos Anónimos. Eso sí, los métodos tradicionales como las reuniones, la medicación o los centros de rehabilitación resultan ser eficaces para algunos y no para otros. Una encuesta refleja que el 75% de la gente que participa en este tipo de métodos recae en menos de un año. La realidad que hay que aceptar es que no a todos les resulta efectivo este tipo de programas tradicionales. Un trastorno que además es difícil de “auto-reconocer”. De hecho, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, de los 29 millones de personas que sufren trastornos con abusos de drogas, solo 1 de cada 6 recibe tratamiento, es decir, reconoce ser adicto. Dentro de este panorama desolador, la tecnología que rodea nuestro día a día quiere formar parte del cambio.
La tecnología aterriza para cuestionar los métodos tradicionales de rehabilitación. De hecho, algunos adictos como Tara Hedstrom, que lleva luchando 15 años contra su adicción a los opiáceos, se sienten incómodos dentro del ambiente que se crea en las reuniones, donde parece que se glorifica el consumo de drogas. Además, desde su propia experiencia ven en la tecnología como las aplicaciones móviles un apoyo alternativo, un amigo que desde el otro lado se esfuerza por apoyarte y animarte en tus peores momentos. Un seguimiento personalizado e instantáneo que combate lo deseos físicos y psíquicos de los adictos.
En estas circunstancias, nuestros “ordenadores de bolsillo” se convierten en los mejores aliados para que mandes a paseo tu adicción a las drogas. En la actualidad existen más de 165.000 aplicaciones para móviles relacionadas con la medicina. De hecho, el grupo que lidera dentro de las apps medicinales, son aquellas dedicadas a la salud mental. De todas ellas, Triggr aterriza para salvar a los adictos. Una aplicación que no solo busca la facilidad para combatir el día a día de los adictos, sino que será capaz de predecir el momento de recaída, gracias, una vez más, a la filosofía Big Data. Triggr registra todos los datos necesarios a través del uso de nuestro smartphone. Qué enviamos, a quién se lo enviamos, las llamadas que hacemos y dónde estamos son patrones que recopila la aplicación, así como la suma de las interacciones que hace el usuario con Triggr. Hay que señalar que no se produce un espionaje de los contenidos tanto de mensajes como de llamadas. El sistema se centra en los datos generales de actividad de nuestro móvil. Toda esta información da de comer a una serie de algoritmos capaces de alertar al equipo de rehabilitación e intervenir para evitar una recaída del adicto.
Por el momento se han llevado a cabo algunos proyectos piloto de la aplicación. Desde Google Store se puede encontrar una de ellas. Triggr Health: Reduce Drinking es una de ellas, y ayudará a combatir el alcoholismo. Su instalación es gratuita, aunque tanto la empresa como los clientes no han especificado un precio exacto sobre la cuota mensual que implica su uso. Si aun así, se llevara a cabo una comparativa con los gatos médicos que puede generar una adicción y las enfermedades que se derivan de ellas, el resultado sería positivo para Triggr. El uso de esta app supondría unos ahorros para todas las entidades, ya sean públicas y privadas, encargadas de cubrir los costes médicos. Por ejemplo, en Estados Unidos el ingreso a una clínica de rehabilitación supone unos 16.000 euros por mes. Aplicaciones como la de Triggr haría más accesible una rehabilitación de calidad para todos los adictos que lo necesiten, independientemente de su nivel económico.
La aplicación como cualquier tecnología está disponible las 24 horas del día, siguiendo paso a paso a todos sus usuarios, que quedan clasificados con una puntuación relacionada al nivel de alerta. Los patrones algorítmicos de Triggr establecen una escala del 1 al 10 entre sus pacientes, siendo el número diez el nivel máximo de alerta que anuncia una recaída inminente. Las comunicaciones que se establecen con los usuarios son vía SMS o a través del chat de la aplicación. En contra, el equipo de Triggr carece de señales también importantes como es el lenguaje corporal, algo solo observable en persona.
Una idea con instinto maternal
John Haskell, co-fundador de Triggr, cuenta que el origen de la aplicación apareció cuando él mismo atravesó una mala etapa en su vida. Haskell tuvo que hacer frente a un trastorno maniaco depresivo que puso patas arriba su vida universitaria y a causa del cual no llegó a terminar ninguna carrera. Pero no era el único que tenía que lidiar con este trastorno. Una de sus amigas de la Universidad que padecía un trastorno mental y abusaba de drogas llegó a pensar en el suicidio como la mejor solución. Justo en ese momento la joven recibió una llamada de su madre que la reorientó hacia una vida mejor. Haskell, sorprendido por la casualidad de la llamada, decidió hablar con la madre de su amiga. Ella respondió que fue su instinto maternal el que la alertó de la mala situación que estaba atravesando su hija. El co-fundador de Triggr explica que este instinto maternal también se puede basar en datos, y que, por tanto, sería aplicable a las tecnologías con inteligencia artificial. En el caso de su amiga, había comportamientos extraños que denotaban que algo le ocurría, y la mayoría de ellos se manifestaban a través de su propio teléfono, como mensajes incompletos a media noche y aficiones que dejó aparcadas a un lado, como jugar al Encadenados. Las pequeñas acciones pueden definirnos e incluso ser motivo de alerta para los que nos rodean, sin esperar a que los daños sean irreversibles. Por tanto, si el instinto maternal se basa en datos, por qué no llevar este concepto a la tecnología, siendo la disciplina amante de los datos por excelencia. Dicho y hecho, seis años después apareció Tiggr, la aplicación formada por algoritmos que representan “esa intuición maternal”.
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