Juxtapid: El fármaco por el que Colombia pagó casi US$ 2,7 millones
A partir de mañana, 1° de enero, habrá un gran cambio en el mercado de los medicamentos. Más de 60 presentaciones comerciales de métodos anticonceptivos bajarán de precio luego de meses de intensas discusiones. En esta tanda de regulación, atravesada por presiones internacionales, también habrá un largo listado de antihipertensivos y fármacos psiquiátricos. Habrá, además, una reducción en el valor de una medicina que ha pasado inadvertida, pero que suele estar en el ranquin de las más caras de Colombia. Su nombre comercial es Juxtapid y esconde una particular historia.
EPS que cobran mucho más de lo debido, proveedores de medicamentos que tienen sobrecostos por más de $100 millones (US$ 30.700) y laboratorios que, para aumentar sus ventas, promueven fármacos a personas que no los necesitan, son algunos de los ingredientes que se han mezclado tras ese medicamento, por el que Colombia pagó más de $8.900 millones (US$ 2,7 millones) en 2017. La cifra, como hace poco lo mostró en un informe la Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social en Salud (Adres), debió haber sido mucho menor. Para ser precisos, unos $1.500 millones (US$ 461.800) más baja.
Sobrecostos
Aegerion Pharmaceuticals es una compañía que desde 2005 se dedica a desarrollar terapias para tratar las llamadas enfermedades raras. Su sede principal está en Cambridge, Massachusetts (EE. UU.). y hoy opera como subsidiaria de otra multinacional canadiense (Novelion Therapeutics Inc.).
En 2017 Aegerion se hizo popular en medios estadounidenses por tener malas prácticas. El Departamento de Justicia de ese país la sancionó por haber violado la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos al promover un medicamento en personas que no lo necesitaban. Sus vendedores, además, habían promocionado entre los médicos información no tan cierta sobre los síntomas que solían presentar los pacientes. La empresa tuvo que pagar US$40 millones por sus engaños.
“Aegerion puso los beneficios sobre la seguridad de los pacientes”, fueron las palabras con las que el abogado William Weinreb los criticó entonces en un comunicado.
La medicina que promovió era el Juxtapid (o lamitopide), usada para tratar una compleja enfermedad con un nombre difícil de memorizar: hipercolesterolemia familiar homocigota. “HFHo” fue la sigla con la que el mundo médico resolvió recordar esta complicación hereditaria que genera niveles de colesterol malo extremadamente elevados, especialmente durante la adolescencia. Su excesiva acumulación en las arterias suele ser potencialmente fatal: si no se trata, las posibilidades de sufrir una enfermedad cardiovascular es 20 veces superior a las que puede tener una persona normal.
A Colombia el Juxtapid llegó en abril de 2016. Ese año el Invima le otorgó el registro sanitario a la compañía Valentech Pharma Colombia. Desde entonces, varios pacientes empezaron a acceder a él con la promesa de reducir los altos niveles de colesterol malo y combatir la mutación genética que los generaba.
Ese año fueron pocos. Apenas dos personas recibieron ese fármaco que, por su costo y por ser para una enfermedad rara, no estaba -no está- incluido en el Plan de Beneficios. El sistema de salud pagó por ese par de tratamientos $496 millones (US$ 152.700).
La historia empezó a variar en 2017. A medida que crecía la popularidad del Juxtapid, también aumentó el número de pacientes que lo solicitaron. Muchos de ellos instauraron una tutela para adquirirlo y, en varias ocasiones, los jueces fallaron a su favor. Ese año hubo ocho pacientes a los que se les recetó el tratamiento. La cifra que tuvo que pagar el Gobierno también creció: fue de más de $7.200 millones (US$ 2,2 millones).
Algo, sin embargo, no empezó a cuadrar en esas cuentas. Como lo muestra el informe de la Adres, algunos cobros indicaban que ciertos actores estaban facturando más de lo que debían. Como se lee en aquel documento de 24 páginas, mientras algunas EPS le pasaban facturas al sistema por un poco más de $4 millones (US$ 1.230) por cada tableta de 28 cápsulas, otras lo hacían por una cifra mucho mayor.
La Adres señala un caso que inquietó a sus analistas. Sanitas hizo cobros mayores a los $8 millones (U$ 2.400) por cada tableta. En total suministró 280 a un solo paciente, pero el valor que tuvo que pagar el sistema de salud fue el más alto en todo 2017: más de $2.200 millones (US$ 677). De acuerdo con la Adres, se trató de un cobro 52 % más alto del que hicieron las otras EPS.
“Si Sanitas hubiese recobrado el valor promedio por tableta dispensada, el sistema se habría ahorrado $781 millones (US$ 140.460) en un solo paciente”, señala aquella entidad.
¿Por qué sucedió esto? ¿Cuáles son las razones para cobrar mucho más que el resto de prestadores de salud? Sanitas tiene una buena explicación: sus medicamentos, como sucede con la mayoría de las EPS, son suministrados por un proveedor. Su función, dicen, es trasladar al sistema la factura que ellos cobran. En este caso el proveedor se llama Droguerías y Farmacias Cruz Verde. Es esta empresa, entonces, la que debería dar una justificación.
A la hora de aclarar qué es lo que sucede en ese complejo camino de compra y venta de medicamentos, la Adres, que debe pagar con recursos públicos facturas como las del Juxtapid, critica a Cruz Verde: “Su margen por comprar al importador una caja de pastillas y entregarlas al paciente fue de $106 millones (US$ 32.600) al mes. Este comportamiento encarece la salud de todos los colombianos”, apunta.
En otras palabras, el margen que cobró este proveedor fue de 88 %. La recomendación de la Encuesta Nacional Logística de 2015 es que un margen razonable no debería superar el 8 %. Epsifarma y Medicamentos POS fueron otros de los intermediarios que también superaron ese porcentaje. Sur márgenes fueron del 19 y 16 %, respectivamente.
Más dudas
En este punto las preguntas son varias. ¿Por qué Cruz Verde excedió esos márgenes? ¿Cuáles fueron sus motivos para hacerlo? Su respuesta, de tres páginas, complica un poco más este asunto. En términos breves, aseguran que el análisis de la Adres es completamente equivocado. ¿La razón? El distribuidor autorizado del Juxtapid, argumentan, les vendió a ellos a un precio completamente distinto al que lo hizo a otros compradores. Dicen, además, que al parecer ese distribuidor no está reportando al Sistema de Información de Precios de Medicamentos (Sismed) los valores máximos a los que está comercializando la medicina.
Como muestra envían una factura que certifica que en mayo de 2017 le hicieron una compra a Audifarma por más de $168 millones (US$ 51.720). Su argumento lo soportan con más cifras: “Se evidencia que el distribuidor único vendió a Droguerías y Farmacias Cruz Verde la cápsula de Juxtapid de 5 miligramos en $1.561.215 (US$ 480) por encima del precio máximo que se reportó a Sismed. Ello representa una diferencia de $43.714.020 (US$ 13.450), cuando se multiplica dicho valor por el número de cápsulas disponibles”.
A los ojos de Cruz Verde, esto solo evidencia que algo no está bien en el mercado farmacéutico: “Esto demuestra”, escriben, “que el distribuidor único podría estar manejando diferentes precios de venta y podría implicar que el vendedor o distribuidor pueda estar generando distorsiones del mercado al vender el mismo producto a precios considerablemente distintos entre diferentes entidades y empresas”.
Entre su baraja de argumentos aseguran que en su informe la Adres no considera la totalidad de las variables a la hora de analizar el mercado. Un mercado en el que en comparación a otros países Colombia parece estar muy desfavorecido: mientras que el país paga en el canal institucional un poco más de $4 millones (US$ 1.200) por tableta, Estados Unidos paga casi $3 millones (US$ 923). Canadá US$ 690 y Brasil US$ 630.
El último interrogante de esta historia, entonces, está dirigido a Audifarma, la compañía que en teoría le ha vendido Juxtapid a Cruz Verde. ¿Cuáles son los motivos de esos sobrecostos? Su respuesta, que enreda aún más este tema, es de dos líneas: “Desde 2013 a la fecha Audifarma no ha vendido el medicamento lomitapide (Juxtapid) en ninguna de sus presentaciones a Cruz Verde”.
Un punto más, aparte de las confusas respuestas, despierta varias dudas en torno al Juxtapid. De acuerdo con la Adres, varias agencias de medicamentos han dudado de su eficacia. La Agencia Canadiense de Drogas y Tecnologías en Salud, por ejemplo, señaló que no resulta clara la verdadera eficacia. El Servicio Nacional de Salud inglés concluyó algo similar: “Hay que ser cautos en la interpretación de resultados y su extrapolación al mundo real, pues los estudios que evaluaron la seguridad y eficacia del lomitapide tenían un número muy pequeño de pacientes”. Era apenas de entre 4 y 29.
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