Ante la influenza, ¡más educación!
El virus de la influenza ha causado estragos en los países del hemisferio norte, mientras en Chile el Ministerio de Salud ya toma resguardos y adoptó como principal medida adelantar el inicio de la vacunación para el 7 de marzo.
Esta vez enfrentamos la cepa H3N2 que ha causado una tasa elevada de muertes, similares en Estados Unidos a las registradas por la gripe porcina en el 2009.
La vacuna que llegará aChile cubre contra el H1N1, H3N2 e influenza B, y será puesta a disposición de los grupos de riesgo durante la Campaña de Invierno del Minsal que se iniciará este mes, cuando está previsto que comiencen las enfermedades respiratorias causadas por la Influenza.
Sin embargo, hay un riesgo en adelantar demasiado la vacunación. En el caso de la influenza H1N1, el mayor efecto de la inmunización dura un año, pero los expertos sostienen que la eficacia de la vacuna en la cepa H3N2 se extiende por sólo 100 a 120 días. De este modo, al vacunar muy tempranamente, podríamos disminuir esta cobertura si el peak de la epidemia se retrasa de junio hacia adelante.
La virulencia del H3N2 que se avecina es muy alta, y es difícil defenderse de un virus que se propaga por la saliva, por gotitas casi microscópicas que se expulsan con sólo hablar, y más aún si este germen es tan agresivo. Pero cada persona puede adoptar las medidas necesarias para disminuir las posibilidades de enfermar, hospitalizarse o complicarse gravemente, incluso morir (en casos de personas con mayor riesgo), con acciones simples como taparse la boca con el antebrazo al toser, lavarse las manos frecuentemente, evitar los besos sobre todo a menores de edad, enfermos crónicos y ancianos, lavar vasos y superficies contaminadas, ventilar, evitar el frío, etc. Estas medidas están a nuestro alcance y sin saber podemos salvar vidas también.
Por su parte, las autoridades han tomado las medidas del caso. Pero junto con reforzar la campaña de vacunación, el Gobierno debe poner acento en fomentar la educación para prevenir el contagio, enseñando cómo se propaga una influenza, entregando la información necesaria y útil para ayudar a los demás, y dando directrices claras sobre cuándo y dónde consultar.
Esta tarea de educación en salud pública debe ser permanente. Este esfuerzo se debe extender durante todo el año y no focalizarse a los períodos en que ocurre una epidemia.
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