Avances y desafíos en el ámbito de la salud en Bolivia

Jueves, 26/10/2017
La población está lejos de ejercer su derecho a la salud en general y a la salud sexual en particular.
René Pereira Morató / La Razón

El Instituto Nacional de Estadística (INE) lanzó recientemente los resultados de la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa) 2016. Este documento, que se elaboró entre el 3 de mayo y el 20 de septiembre de 2016, presenta indicadores sobre diferentes temas de salud materno-infantil, y hoy quiero centrarme en la fecundidad y la mortalidad infantil, que evidencian las condiciones de vida en las que se encuentran los bolivianos.

Respecto a la fecundidad, se observa un significativo descenso en los últimos ocho años, al pasar de 3,5 hijos por mujer en 2008 a 2,9 hijos en 2016. Asimismo, la mortalidad infantil en menores de un año registra una caída importante, al descender de 50 a 24 fallecidos por cada 1.000 nacidos vivos entre 2008 y 2016. Indudablemente estos dos indicadores han mejorado sustancialmente respecto a los años anteriores y apuntan a los efectos de las transformaciones experimentadas en nuestro país en la última década. Sin embargo, los desafíos en política social y salud aún son enormes, toda vez que es conveniente comparar los promedios nacionales con los de la región latinoamericana.

La tasa global de fecundidad estimada por la CEPAL para América Latina fue de 2 hijos por mujer (Observatorio Demográfico 2016). Bolivia, con 2,9 hijos, presenta una de las tasas más altas de la región, junto con Haití. Los países vecinos tienen promedios más bajos: Brasil y Chile, 1,8 hijos por mujer; Argentina, 2,3; y Perú, 2,4 hijos.

La tasa global de fecundidad estimada por la CEPAL para América Latina fue de 2 hijos por mujer (Observatorio Demográfico 2016).

De la misma manera acontece con la tasa de mortalidad infantil. Con base en la misma fuente de la CEPAL, la tasa promedio proyectada para el periodo 2015-2020 para América Latina es de 17,8 niños muertos por 1.000 nacidos vivos menores de un año. Bolivia presenta la segunda tasa más alta de la región (38,1), después de Haití (39). Mientras que vecinos como Chile presentan una tasa de 6,7 niños muertos por 1.000 nacidos; Argentina (12,9), Perú (16,6) y Brasil (17,4). Empero, aquí se observa una discrepancia, ya que la Edsa estimó una tasa de mortalidad infantil de 24 por cada 1.000 nacidos vivos para 2016 y la CEPAL, 38,1 por cada 1.000 nacidos vivos.

Algunas consideraciones: si Bolivia y Haití presentan las tasas más elevadas de fecundidad y mortalidad, significa que estos dos países están aún muy retrasados en la denominada transición demográfica, que no es sino el paso de tasas altas a tasas bajas de estos dos indicadores. Este paso obedece al nivel de desarrollo de las naciones.

Segunda consideración: los promedios esconden muchas desigualdades. Veamos el caso de la fecundidad en Bolivia. Según la Edsa 2016, el promedio nacional de fecundidad es de 2,9 hijos por mujer, pero asciende a 4,6 hijos en aquellas mujeres que no tienen instrucción. Por el contrario, entre las mujeres que alcanzaron un nivel medio o superior de educación disminuye a 2,0 hijos, es decir, debajo del promedio nacional.

Tercera consideración: una gran mayoría de la población boliviana está aún muy lejos de ejercer su derecho a la salud en general y a la salud sexual y reproductiva en particular, como establece el Art. 18 la Constitución Política del Estado: “Todas las personas tienen derecho a la salud y el Estado garantiza la inclusión y el acceso a la salud de todas las personas, sin exclusión ni discriminación alguna”. A su vez el artículo 66 establece que “se garantiza a las mujeres y a los hombres el ejercicio de sus derechos sexuales y sus derechos reproductivos”. No obstante, la Edsa muestra que únicamente un poco más de un tercio de las mujeres bolivianas en edad fértil (32 años, 4%) usan métodos anticonceptivos modernos, que son los verdaderamente eficaces.

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