Compra consolidada en México, mucho ruido y pocas nueces

Jueves, 04/07/2019
Por Maribel R. Coronel, Periodista en temas de economía y salud.
Maribel R. Coronel / El Economista

La primera compra consolidada de medicamentos y otros insumos para salud de este gobierno fue un gran esfuerzo interinstitucional y donde la industria productora puso igualmente mucho de su parte.

El proceso tardó varios meses —inició desde marzo—, muchas discusiones en múltiples reuniones, estira y aflojas, pero al final no se puede decir que fue un ejercicio exitoso.

A decir verdad, dado el nivel de desgaste para gobierno como industria farmacéutica, el resultado fue ínfimo.

De 3,090 claves de producto solicitadas por la Secretaría de Salud, sólo quedaron adjudicadas 38%; el restante 62% fue declarada desierta. Eso nunca se había visto al menos en este sector. Para tener una idea, en las compras consolidadas del IMSS aún vigentes, las claves desiertas de medicamentos fueron 8% de lo subastado. Ahora fueron ocho veces más.

La apuesta de la Secretaría de Hacienda era que al quitarles el costo de la distribución y comprar directamente al fabricante, éstos ofertarían con mucho menor precio. Por eso en la convocatoria la autoridad definió precios máximos de referencia bastante más bajos que en subastas anteriores.

Pues no resultó; 30% de ahorros previsto por la oficial mayor Raquel Buenrostro al dividir a los fabricantes de los distribuidores tal parece que no se conseguirá.

Tal como nos lo anticipaba Arturo Morales, presidente de la Amelaf, el precio de referencia era tan bajo y no acorde a la realidad del mercado que la gran mayoría ofreció cero descuento, e incluso hubo quienes cotizaron por encima del precio de referencia. También contó que los laboratorios son nuevos en cotizar en forma directa, pues históricamente lo han hecho a través de las distribuidoras, de modo que no faltaron las fallas al subir documentos, presentar posturas, etcétera. Y ello fue claro también de parte de la autoridad, pues por más que se imponían tiempos, no se cumplían; fue una característica de esta licitación.

El resultado es que cerca de una tercera parte de las claves de medicamentos fueron declaradas desiertas.

Y aquí surge una gran incógnita: ¿cómo adquirirá entonces el gobierno este 62% de insumos de salud faltantes? La autoridad ya había anticipado que podría seguir haciendo pedidos con base en la compra consolidada que el IMSS concretó en diciembre del 2018.

Lo delicado del asunto es que una subasta desierta abre la opción también para que hacienda haga adjudicaciones directas, comprando discrecionalmente a empresas específicas, ya sin competir. Si así se hace, ello generará sospechosismo y derivará en inconformidades. Hablando del ahorro conseguido, la cifra es de 1.023 millones de pesos (US$ 53,5 millones). Eso es apenas 13% de lo calculado. Se ahorraron más con una sola compra, la de antiretrovirales, que les significó un ahorro cercano a 1.300 millones de pesos (US$ 67,9 millones) y ésa fue hecha sin tantos aspavientes y con bastante agilidad.

Todo esto deberá contar para la curva del aprendizaje. El gobierno actual se metió a las tripas del sector farmacéutico y lo está conociendo. Tras este experimento, las autoridades tendrían que considerar si la simbiosis entre fabricantes y distribuidoras o es tan negativa y sí genera eficiencias. Quizá pueda continuar el combate a la corrupción en este rubro sin echar por la borda lo que sí funciona.

Distribución: división contraproducente en siete regiones

Para la distribución de estos insumos adquiridos, ya está en marcha la respectiva licitación, pero aquí hay dos problemas: dividieron el país en siete regiones y a su vez éstas están subdivididas en tres conceptos: red seca, red fría y material de curación. Pero paradójicamente obligan a tener almacenes en la zona metropolitana. Quienes logran cumplir esos requisitos son pocos. Si así lo dejan, serán máximo 21 participantes cuando la distribución de la compra consolidada la han hecho unas 30 empresas, o sea, habrá menos competencia.

Comentarios