Comunicación en salud

Viernes, 02/08/2019
La mayoría de las direcciones de los institutos nacionales de salud de México siguen en manos de gente con demostrada capacidad en sus diversas encomiendas.
Raymundo Canales de la Fuente / Excélsior

Sin lugar a dudas, el proceso de comunicación social de la nueva administración federal ha cambiado sustancialmente en relación  con las previas.

El día de hoy, partiendo de una estrategia que parece lógica, basada en menor gasto del gobierno en el asunto de comunicar, la manera de trasmitir a la población gira en torno al presidente López Obrador.

Resulta innegable que el nuevo titular del ejecutivo posee especial vocación en el asunto de trasmitir mensajes, pero estamos siendo testigos de algo también insoslayable  y es el hecho de la incapacidad de una sola persona para comunicar todas las acciones de un gobierno federal tan complejo como el de nuestro país.

El accionar de las innumerables áreas del Estado deben responder en muchos casos, a criterios técnicos establecidos por un enorme grupo de expertos que todos los días toman decisiones basadas en la racionalidad y para favorecer el bien común, como es el caso evidente de las autoridades sanitarias.

A pesar de que se ha generado un sentimiento en los medios de comunicación de que el gobierno carece de técnicos capaces, la realidad, por lo menos en salud, es que seguimos contando con muchas personas de enorme capacidad para dirigir los destinos de la política sanitaria, de hecho, la semana pasada comenté en este espacio una argumentación muy adecuada de los funcionarios actuales en relación con la política de adicciones; y debo mencionar, también como ejemplo, que la mayoría de las direcciones de los institutos nacionales de salud siguen en manos de gente con demostrada capacidad en sus diversas encomiendas, pero resulta materialmente imposible que una sola persona tenga en la mente absolutamente todos los hechos importantes y los logros de cada entidad de las que conforman, ya no todo el gobierno, sino solamente el sistema de salud, y menos sin ser médico que entienda cabalmente el significado de cada “detalle”.

No parece lógico pretender abarcar esa responsabilidad por el titular del Ejecutivo federal. Por supuesto, la contención del gasto público es un argumento incuestionable, pero se les deben brindar mucho más espacio en los medios (no oneroso) a cada titular de las diversas áreas para, que sin necesidad de aparecer en “la mañanera”, puedan comunicar razonablemente los progresos y las dificultades para el cambio en las diversas áreas, sean o no del gusto del Ejecutivo federal.

Por supuesto, hacer política es también comunicar, pero la política sanitaria tiene necesidades concretas en virtud de que de ello depende a veces la prevención de enfermedades fatales, o la posibilidad de contagio de una patología concreta. Inclusive se requiere de mensajes específicos y mucho más claros para que todos podamos entender el cambio del seguro popular hacia el nuevo instituto del bienestar propuesto por el Presidente. Ojalá entienda la dimensión de la necesidad la nueva administración federal.

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