El dilema de la cannabis en México
Un rumbo escabroso tomó la legalización del uso medicinal e industrial de la mariguana en México. Y realmente es innecesario si consideramos que lo único legal hasta el momento es la parte de la cannabis sin elementos psicotrópicos o adictivos.
Es decir, los debates en torno a que haya posibles riesgos del uso extensivo y adictivo de la mariguana, no están presentes en esta etapa. Lo legalizado hasta el momento son los elementos útiles para su aprovechamiento sin las propiedades psicoactivas, es decir, sin tetrahidrocannabinol (THC) o con máximo 1% que es inocuo.
Qué necesidad de hacerlo difícil, cuando la iniciativa que legaliza ese rubro muy específico de la mariguana dejó claro el sendero. Quizá después de tantos siglos con la más absoluta prohibición, a muchos se les quedaron bien permeados profundos temores y prejuicios en torno a la mariguana como una hierba maldita y pecaminosa... Pero ya va recuperando su dignidad en cada vez más países donde su aprovechamiento industrial y económico crece exponencialmente.
Desde abril del 2017, hace más de año y medio, el Congreso aprobó la legalización de la cannabis para uso medicinal y otros aprovechamientos industriales. Esa iniciativa establecía que el Poder Ejecutivo emitiría el respectivo reglamento en diciembre de 2017. La expectativa fue grande y un amplio número de empresas nacionales y extranjeras levantaron la mano y quedaron en espera de las reglas.
Llegó diciembre, pasó enero y todo el primer semestre del 2018 y el reglamento esperado nunca llegó. La Consejería Jurídica de la Presidencia de Enrique Peña Nieto no quiso firmarlo. Sin esa firma no pudo ser publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF) para entrar en vigor oficialmente.
Casi al cuarto para las doce de que terminara el sexenio, Julio Sánchez y Tépoz como titular de Cofepris lo solucionó: el 30 de octubre emitió lineamientos, los cuales no tienen el rango jurídico de un reglamento, pero al final le marcaron a la industria un camino a seguir.
En los hechos, ese reglamento (que nunca fue tal) era conocido desde meses atrás; quien lo buscaba lo encontraba y circulaba de mano en mano. Será por eso que en menos de un mes de ser emitido en forma de lineamientos, Cofepris ya estaba autorizando 38 productos con cannabis, liberados para su comercialización, incluidos 21 suplementos alimenticios, nueve cosméticos, seis alimenticios y dos materias primas.
Esta autorización acelerada se dio justo unos días antes de cerrar cortinas y entregar la estafeta al próximo gobierno. Se hizo tan apresurado que quizá no se alcanzaron a verificar todas las empresas, pues se dice que entre las que recibieron autorización hay algunas no constituidas formalmente.
Al final salió el peine de dónde estaba el atorón. La Secretaría de Economía se ve que nunca entendió el tema, no al menos la Dirección de Comercio Exterior, que en un oficio le quiso explicar a Cofepris las fracciones arancelarias prohibidas relacionadas con cannabis. Cofepris respondió explicando que hablaban de cosas distintas, pero la duda estaba plantada.
Los directivos de las empresas -ya desesperados del diálogo de sordos- decidieron unirse y por lo pronto ayer en conferencia de prensa trataron de exponer con palitos y bolitas que no venderán mariguana en sí, ni sus productos vienen de la especie prohibida cannabis índica, sino que son productos inocuos, ninguno con la sustancia oscura. ¿Cómo explicar que se está frenando un detonante industrial positivo para la economía del país?
Ahora que le entre al tema la nueva secretaria de Economía Graciela Márquez, seguro será con otra actitud pues la línea del gobierno entrante fue marcada por la secretaria de Gobernación Olga Sánchez Cordero con su iniciativa legalizadora antes de dejar el Senado.
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