Embarazo precoz en Bolivia
La estadística debería preocupar no solo a las autoridades de salud, educación y planificación, sino a toda la sociedad y sus instituciones representativas: en Bolivia tres de cada 10 mujeres de 19 años ya son madres, y 34 de cada 100 han estado embarazadas alguna vez. Es tiempo de prestar más atención al derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas.
La cifra antes mencionada fue difundida días atrás por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), con base en la Encuesta de Demografía y Salud (Edsa) de 2016, donde se señala además que seis de cada 100 adolescentes de 16 años ya son madres; que al llegar a los 17 años una de cada 10 ha tenido un hijo, lo mismo que el 16,5% de las de 18 años. La misma fuente revela que en todos los casos el porcentaje de adolescentes que estuvieron embarazadas es mayor que el de quienes ya son madres, lo que da cuenta de un importante número de abortos (espontáneos o voluntarios, eso no se especifica).
La representante de UNFPA en Bolivia agrega que es preocupante que haya madres a los 16 años, porque significa que estuvieron embarazadas a los 15 años y que pudieron iniciar su vida sexual aún a más temprana edad. “A esta edad, la adolescente debería definir sus próximos proyectos luego de finalizar el colegio, pero está con un embarazo no planificado ni deseado; no sabe si estudiar o trabajar, todo está confuso”, resalta la especialista en población.
En el informe del UNFPA, titulado “Bolivia: estudio temático del embarazo adolescente”, también se señala que entre la Edsa de 2008 y la de 2016 se evidencia una reducción de 3,1% en el número de embarazos adolescentes; “sin embargo, la magnitud de esta reducción, pese a ser estadísticamente significativa, es pequeña”, dice el documento. Asimismo, el estudio revela que el 90,6% de los adolescentes de entre 15 y 19 años no usa ningún método anticonceptivo, y que entre quienes sí lo hacen, dos tercios usan métodos modernos y el resto, los tradicionales. Al respecto, la agencia de las Naciones Unidas recomienda establecer un nuevo intervalo quinquenal para la prevención: de 10 a 15 años.
En tiempos en los que la resistencia al derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos y sus vidas parece más intensa que nunca, promover la más amplia difusión de información posible se convierte en una tarea primordial para quienes, incluso sin necesidad de estar a favor de la interrupción voluntaria del embarazo, desean que las adolescentes culminen su desarrollo físico, emocional y personal antes de convertirse en madres.
Corresponde a las autoridades del Estado sentar las bases para que varones y mujeres accedan a la mejor educación sexual posible, considerando que no se trata de decidir por ellos y ellas, sino de proveerles información oportuna y suficiente para evitarles el drama de tener descendencia sin estar preparados para la tarea.
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