Este fue el costo de evitar la quiebra del IMSS

Viernes, 02/11/2018
Por Maribel Ramírez Coronel, Periodista en temas de economía y salud para El Economista.
Maribel R. Coronel / El Economista

Un análisis crítico sobre la situación financiera del IMSS que anda circulando entre directivos de la industria destaca con claridad las razones por las que en los hospitales de dicho instituto hay una evidente sobresaturación e insuficiencia de sus servicios médicos. Dicho documento permite concluir un punto concreto: si bien es cierto que el IMSS en este sexenio superó la situación de quiebra, para lograrlo tuvo que sacrificar la calidad en el servicio médico.

Le ayudó que gracias al mayor número de asegurados más que duplicó sus ingresos en cuotas obrero-patronales, pero el otro ingrediente lo sacó de una agresiva contención de costos sufrida por sus propios derechohabientes que, por lo demás, aumentaron en más de 5 millones.

El problema es que para que le dieran los números, el Instituto sacrificó o retrasó por años la inversión en recursos humanos, en servicios y en infraestructura, factores imprescindibles para sostener el nivel de atención a la creciente población derechohabiente.

De acuerdo con dicho informe, basado en datos reportados por el propio organismo en junio pasado, el incremento de los trabajadores asegurados de los últimos años no fue acompañado de un aumento similar en el número del personal del Instituto ni de inversión en infraestructura.

Los datos más contundentes son el número de médicos familiares y enfermeras, pues ambos reflejan un claro declive en los últimos cinco años. Entre 2012 y 2017, el indicador de número de camas censables por 1,000 derechohabientes adscritos sufrió una caída de 8,6% y ello derivó en que el IMSS no lograra el indicador de una cama por cada 1000 derechohabientes. Si el indicador era de 0,82 camas por cada 1000, de por sí insuficiente, bajó a 0,69 camas por cada 1.000.

Otro dato revelador, es que el número de consultas de medicina familiar por cada 1,000 derechohabientes adscritos a médico familiar se redujo en dos dígitos porcentuales. Pasó de 2.115 a 1.751 consultas en los últimos cinco años.

Un dato más está en el abasto de insumos: en el transcurso del sexenio el gasto en materiales y suministros, cuyo principal componente es el gasto en medicamentos y material de curación, se redujo también. La baja en términos reales de 1,7%, aunque aparentemente menor, debió haber sido más notoria para los derechohabientes dado que fue mayor el número de población demandante.

Esto es. Ahora se ve que lograr el saneamiento de la principal empresa de seguridad social de México y de América Latina implicó un costo que han pagado todos los derechohabientes que tardaron meses para tener un diagnóstico o debieron esperar otros meses para entrar a cirugía o recibir tratamiento.

Cual más, sabe que la atención de alta especialidad en el IMSS es de lo mejor que existe, pero también que acceder al especialista es un gran privilegio, y para logra llegar ahí muchas veces el camino a transitar es demasiado largo; lo más lamentable es que detrás de cada caso hay historias trágicas.

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